El tratamiento de inseminación artificial es un proceso sencillo, no produce molestias ni tampoco requiere el uso de anestesia. Una vez se hayan depositado los espermatozoides en el fondo uterino, aunque todos los médicos comentan que se puede hacer vida normal, no está de más permanecer recostado y relajada durante unos 20 o 30 minutos.
Tras abandonar la clínica, se recomienda realizar vida normal siempre que el médico no indique lo contrario. A continuación se detallan algunos de los factores a tener en cuenta después de realizar un tratamiento de inseminación artificial:
No viajar la noche después de realizar el tratamiento y mantenerse relajada. Sin embargo, no se aconseja realizar un reposo excesivo tras la inseminación artificial.
No aumentar de peso de forma excesiva ni realizar deportes intensos, ya que puede afectar al éxito o fracaso de la inseminación.
Evitar situaciones de estrés y de ansiedad. Para ello, lo más recomendable es realizar diferentes actividades relajadas y mantener la mente ocupada hasta que se realice la prueba. De esta forma evitarás situaciones de ansiedad o estrés.
Mantén una dieta sana y equilibrada, evitando bebidas con cafeína y alcohol. Además, es recomendable evitar la ingesta de pescado crudo en el proceso de inseminación artificial.
Pese a estas recomendaciones, lo adecuado es tomar las medidas que el médico o profesional nos indique y respetar en todo momento lo establecido.
Síntomas tras la inseminación artificial
Tras realizar la inseminación artificial pueden aparecer efectos secundarios o diferentes síntomas propios del embarazo. Algunos de los síntomas más frecuentes tras el tratamiento son:
Hinchazón y dolor en el vientre
Molestias en el útero
Piernas Hinchadas
Dolor de espalda y dolor en el abdomen
Tensión mamaria moderada
Cansancio o malestar generalizado
Ante estas molestias y síntomas es conveniente no alarmarse, ya que es algo normal. Los nervios o una mala posición en la camilla durante el proceso de inseminación artificial pueden provocar dolor muscular en diversas zonas. Por otra parte, la cánula que se utiliza para la inseminación artificial puede provocar dolores o irritaciones en las paredes uterinas. Además, la medicación suministrada para la hiperestimulación ovárica también puede producir efectos secundarios y generar malestar.
En definitiva, la inseminación artificial es un tratamiento que requiere paciencia para asegurar su éxito y no es doloroso. No obstante, si tras el tratamiento hay muestras de síntomas diferentes y más serios es aconsejable consultar con un médico o la clínica profesional.
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