Regreso a clases ¡aquí vamos!

Cumplimos un año de encierro, el encierro que pensábamos nos iba a durar dos semanas, pero aquí vamos.

Cambiamos el escritorio del colegio por la mesa del comedor, es temporal, pensábamos, pero aquí vamos.

Empacamos la oficina y la trajimos a casa a pesar que en fondo sentíamos que sería imposible ser productivo con toda la familia encerrada, pero aquí vamos.

 Nos despedimos de los abuelos, con miedo a lo incierto y a cuando los volveríamos a ver, pero aquí vamos.

Nos bajamos el Zoom, hicimos reuniones por el Zoom con los amigos y sentíamos que no es lo mismo, pero aquí vamos.

Los niños pasaron de correr a sentarse, de pintar a ver una pantalla y todos sabíamos que no es lo ideal para ellos, pero aquí vamos.

Hicimos largas filas para comprar comida en horarios restringidos, circulamos los vehículos con horarios y placas restringidas, nos pareció que nos quitaban la libertad, pero aquí vamos.

Lavamos nuestras compras, cosa por cosa, uno por uno, sin saber si es exageración o prudencia pero aquí vamos.

Cambiamos la ropa formal por calentadores y licras, finalmente aceptando que capaz esto se va de largo y aquí vamos.

Todo eso y más hicimos, tal vez algunas de esas cosas seguimos haciendo, viviendo en un tiempo imprescindible, frente a un virus desconocido, sin saber cómo protegernos, cuánto durará y como responderemos si nos contagiamos.

Y ahora, aquí vamos, aquí estamos, aquí seguimos.

El resto será historia, pero con los meses nos adaptamos. Acoplamos nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra vida social, hasta los días que podemos salir de nuestras casas, toda nuestra vida a este virus. Tantas familias tuvimos muchos cambios; laborales, de colegios, pérdidas de familiares y personas cercanas. Tantos momentos de cercanía y amor, consecuencia del encierro mismo; pero de dolor también, consecuencia del virus mismo.

Y ahora, se nos viene una nueva etapa de esta nueva vida que hoy vivimos; ¡el regreso a clases! Y si, adivinen AQUÍ VAMOS

Sabemos que somos capaces de acoplarnos a cambios gigantes, hemos visto cómo nuestros hijos han ido acoplándose a cambios gigantes, como campeones, como valientes, como seres humanos que algún día crecerán con esa resiliencia que hoy viven en carne propia.

Estas semanas hemos ido gradualmente entrando a los colegios y los que aún no, pronto lo harán. Estamos ansiosos, felices, emocionados, toda una montaña rusa de emociones, los padres. ¡Los niños también! Ahora queda en nuestras manos intentar ayudarles, así como lo hicimos al inicio de la pandemia, a este cambio gigante que se nos viene.

Para nosotros el colegio ha sido de enorme apoyo en este cambio; sin olvidarse de lo académico han priorizado lo emocional tanto para los niños como para los padres.

Para este proceso hemos procurado cumplir con dos pilares fundamentales:

La rutina

Tanto me han escuchado hablar de la rutina y de su importancia, y esto es trascendental para el regreso a clases. La flexibilidad de rutinas que adoptamos es estos tiempos de encierro deben empezar a apretarse nuevamente, la hora de dormir debe ser respetada, las horas de comer, de jugar también.

Sobre estos dos temas, que sabemos que son importantes, a veces el entender lo que se encuentra detrás, el porque, el cómo funciona el cerebro de los niños, nos ayuda a apegarnos más a cumplir estas sugerencias que siempre nos dan los expertos. Así que ahí la tienen: le pregunté a un experto. ¿POR QUÉ? ¿Por qué la rutina es importante?

A continuación, unas palabras de Verónica Freile, Directora de Family Engagement y Special Needs de ReinventED Schools, quien tiene más de 20 años de experiencia trabajando con familias.

¿Pero que es una rutina y un hábito?

¿Qué es una rutina? es una costumbre, una manera específica de hacer las cosas, donde no tienes que “pensar” es automática, casi no modificable, inflexible. Ejemplo: te subes a tu carro y te vas a tu casa y no piensas por donde ir y llegas a ella.

¿Que es un hábito? Acciones, pensamientos y emociones repetitivas y constantes que crean destrezas que podemos utilizar en diferentes situaciones, son como costumbres, actitudes, y/o formas de conducta que conllevan aprendizajes. Ejemplo: hábito de la lectura, hábito del ejercicio diario.

Con esto en mente, porque las rutinas y los hábitos son necesarios para los niños:

Los niños necesitan de rutinas estables que les permitan sentirse seguros y tranquilos en su entorno familiar. Con la rutina establecemos horarios, y con estos vienen los hábitos repetitivos que proporcionan equilibrio emocional y que es muy importante en la construcción de su personalidad.

Los hábitos y las rutinas deben ser parte del día a día de los niños porque les aportan una serie de beneficios a ellos y a sus padres:



Les aporta seguridad: ante lo nuevo y desconocido, la rutina les da seguridad paz y tranquilidad. Saben lo que esta pasando.



Les aporta un sentido de organización estable, ligado a las rutinas, permite desarrollar en ellos la constancia y la perseverancia.



Les ayuda a descubrir lo que les rodea, su mundo: permite que el niño vaya asimilando un esquema interno que hace de su mundo un lugar predecible y seguro.



Mejoran el ambiente familiar: si desde pequeño aprende que es un asunto establecido y que hay que cumplir, probablemente, en más de una ocasión, te librarás de una lucha de poderes.



Le ayuda a ser mas colaborador en casa: si desde pequeño aprende el orden y la secuencia de las cosas que ocurren en casa y las realizará sin discusión.



Aprende a valorar las cosas: si un día te sales de la rutina, ¡viene el factor sorpresa, que permite mostrar esa otra cara de la vida y aprende a disfrutarla!



La salud emocional

Siempre digo que para mi lo más difícil de la maternidad es manejar todo el tema emocional de los niños. Ellos sienten y piensan diferente que los adultos y he leído un sin número de libros para tratar de entender cómo hablarles, cómo lograr que escuchen y cómo llegar a ellos para que puedan llevar una salud emocional positiva.

Ahora en este tema en cambio, entendemos el POR QUÉ pero es momento de hablar del CÓMO. Bonito se ven las palabras en papel y todos queremos que nuestros hijos tengan una salud emocional positiva, pero ¿cómo?

Nuevamente, acudí a nuestra experta invitada en este artículo del blog, Verónica Freile, quien nos brindó sugerencias prácticas para el COMO:

Salud Emocional: esta la más desafiante de todas porque como padres también estamos afectados. 


Anticípales lo que ocurrirá ese día: Los niños no tienen noción del tiempo ni de la distancia. Explícales qué recorrido vas a hacer cuando salgas y lo que van a ver; eso les hace sentirse más seguros. Aplica también para los que sí tienen noción del tiempo.



Pídele que escriba o dibuje lo que piensa, lo que siente. Eso te ayudará a entender mejor lo que le pasa.



Dedica unos minutos a la relajación les vendrá bien a todos. Y si es antes de ir a dormir, mejor.



Es momento de aprovechar el contacto físico que en el día a día y en condiciones normales lo teníamos muy reducido. Ahora que no pueden tener contacto físico con sus amigos y otros familiares lo tienen contigo Demuéstrales todo el cariño con abrazos y besos.



Háblales con normalidad y seguridad de lo que sucede, no es necesario ocultarles información. Explícales las cosas con su lenguaje pero dales toda la información que te soliciten. Ellos entienden más de lo que puedes imaginar.


En muy poco tiempo los niños tuvieron que aprender a adaptarse a situaciones que ni siquiera los adultos estábamos preparados. Explicarles porqué no podían salir de casa era complejo, ahora el desafío está en que comprendan bajo que condiciones podrán salir de ella.

Ahora, llena de todo el apoyo profesional y mental, estoy lista:

AQUÍ VAMOS!

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