Tener un hijo es una de las experiencias más emocionantes y maravillosas que puede haber pero no hay que negar que también es algo complicada. Cuidar a del recién nacido una vez lo tenemos en casa nos llevará algún que otro dolor de cabeza pero mientras se haga todo con amor podremos sobre llevarlo. Después de nueve largos meses por fin vemos la carita de nuestro bebé y, tras unos días de hospital ya podemos irnos a casa con él. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando llegamos? Nos chocamos de frente con la realidad. Pero aunque seamos padres primerizos verás que cuidar de nuestro bebé no es tan complicado como te imaginas.
Por eso, todos los consejos que podamos recibir durante los primeros meses deben ser bienvenidos. Indudablemente, casi todo lo relacionado con la atención de un bebé está relacionado con la práctica y la experiencia, pero existen casuísticas comunes que, con algunos consejos dados desde la experiencia, pueden ser tratadas de forma más sencillas. ¿Sabes cómo cuidar de tu bebé?
Cuidados de la piel
Uno de los aspectos más delicados del bebé es su piel. La piel de un bebé es muy vulnerable, está mucho menos protegida que la de un adulto. Esto ocurre porque, a pesar de que la piel nace más hidratada que la nuestra (debido al medio acuoso del que procede), tiene que adaptarse a un mundo mucho más seco del que acostumbra, por lo que debemos hidratarla bien con cremas y aceites específicos para bebés.Además de su hidratación, lo que más puede preocuparnos de la piel de nuestro pequeño es su color. Esta coloración se debe a un exceso de bilirrubina en la sangre porque el hígado del bebé aún no puede procesar bien esta sustancia, por su inmadurez. Para solucionar este problema, lo mejor es exponer al bebé a la luz solar acercando su cuna a la ventana o dándole paseos. Eso sí, tened en cuenta que debemos exponerle a la luz solar y no directamente al sol, los rayos podrían dañar su delicada piel.
Sus primeros baños
Otro momento clave para una mamá primeriza es el primer baño de su bebé. ¿Cuándo podemos bañarle? ¿Cómo debemos hacerlo? Debemos saber que podemos bañar al bebé desde el primer día en que estemos en casa, pero tenemos que tener mucho cuidado con el cordón umbilical, secarle correctamente esa zona. A la hora de bañarle, debemos prestar atención a todo lo que hagamos para no tener ningún problema y que nuestro pequeño no coja frío o se nos escurra.Lo mejor es que la temperatura de la habitación donde bañemos al niño sea de veintidos grados. El agua no debe superar los 37º puesto que podría dañar la piel de nuestro pequeño. Una vez que tengamos el agua preparada, debemos dejar a mano todos los utensilios que vayamos a utilizar, para que no necesitemos movernos cuando tengamos al niño en el agua. Después sólo nos queda bañarle despacio, sosteniéndole la cabeza y la nuca y frotando suavemente la esponja desde arriba hacia abajo. A pesar, de lo que a veces pensamos, es bueno limpiar la cabeza de nuestro pequeño para evitar la costra láctea, pero con mucho cuidado y muy suavemente. No te asustes, la destreza viene con la práctica del día a día.
Hipo infantil
Aunque no siempre es lo habitual, algunos bebés sufren ciertos episodios de hipo después de las comidas. Esto se debe a que durante la comida han tragado mucho aire, porque su diafragma aún está inmaduro. No os preocupéis, después de tres o cuatro meses el hipo dejará de ser habitual. Sin embargo, hasta entonces para ayudarle a superar estos episodios de hipo, puedes darle un poco de agua en biberón, cambiarle de postura o recostarle sobre el hombre para darle ligeros golpecitos en la espalda. Poco a poco lo irá superando, a muchos bebés les ocurre.Agradecimientos: Lisa Rosario Photography/flickr, jessicafm/flickr, samuelcollins/flickr