María Ángeles Mochales, doctora especialista en pediatría, afirma que se le puede bañar cuando se quiera, pero se debe tener especial cuidado de no macerar el tejido del ombligo para dejar que se seque y cicatrice correctamente.
¡Preparados para el baño!
La especialista afirma que es recomendable bañar al bebé tan sólo dos veces por semana, porque el exceso de limpieza puede dañar su piel y producirle dermatitis. El resto de los días podemos pasarle una esponja húmeda sin tener que introducirle en la bañera. Las zonas que debemos limpiar con más precisión son los pliegues de las piernas, el cuello y los brazos. Para preparar el baño de nuestro bebé se requiere una bañera que esté situada en un sitio donde haya entre 24 y 26 ºC, para que el niño no coja frío y, un lugar donde la madre pueda sentirse cómoda y no tenga que flexionar de manera prolongada la columna, añade la experta.
Por otra parte, controlar la temperatura del agua es fundamental. Ésta debe estar entre los 30 y 32 ºC y podemos medirla previamente con un termómetro, el codo o la muñeca.La pediatra argumenta que hay que comprobar la sensibilidad del niño para encontrar la temperatura que más le agrada y no le daña la piel. Además, el bebé debe estar constantemente vigilado y no hay que dejarle solo nunca.
Cualquier momento es bueno para bañarle, cuando le resulte más fácil a la madre, tanto por la noche como por la mañana, señala la doctora Mochales. La tarde- noche es un buen momento, pues el niño está en estado de relajación, pero por la mañana también lo es por higiene. Sin embargo, lo que es de vital importancia, es que la exposición del niño al baño no sea prolongada.
Lo que se necesita
Debemos preparar una esponja con jabón líquido (neutro de glicerina o de avena), una toalla seca de tacto suave, cremas y aceites especiales para hidratar al niño después del baño y polvos de talco.
La experta dice al respecto que se puede usar un poco de jabón que no sea muy fuerte, pero con la utilización de agua es más que suficiente, ya que el uso de éstos puede provocarle reacciones en la piel.El pañal debe estar preparado para ponérselo nada más salir del baño y dejar la ropa a mano para vestirle a continuación. Además, debemos contar con suero fisiológico, alcohol de 70 grados y gasas estériles para limpiarle el cordón umbilical. También podemos utilizar para completar la higiene, un cepillo suave y un poco de colonia especial para niños.
Manos a la obra
La doctora Mochales afirma que no es preciso sumergirle en el agua. Debemos colocarle boca arriba y sujetarle la cabeza y la espalda con la palma de la mano.
La otra mano la utilizaremos para lavarle. Comenzaremos por la cabeza y, después, enjabonaremos el resto de su cuerpo prestando especial atención al cordón umbilical, que debemos intentar no mojar. A continuación, le aclaramos escurriendo el agua de la esponja y le sacamos de la bañera.Una vez limpio le secamos muy bien todo el cuerpo con la toalla, pero en especial los pliegues de su cuello, piernas y brazos para que no se le produzcan irritaciones. Los oídos debemos secarlos adecuadamente y nunca utilizar bastoncillos. Además, debemos aplicarle las cremas hidratantes y los polvos de talco.
¿Cómo reacciona?
Cada niño es diferente. Mientras a algunos el baño puede causarles estado de satisfacción y relajación, para otros se convierte en un momento temido. La causa es que se sienten desprotegidos.La pediatra afirma que siempre suelen llorar porque es una situación nueva para ellos, pero se habitúan rápido. Para ayudarles en esta situación, algunos padres se bañan con sus hijos, hecho que les reconforta y calma sus lloros por regla general. De esta manera, se sienten seguros y cercanos.
No obstante, el roce de la piel del bebé con la de la madre o el padre hace que desarrollen sus sentidos y se relacionen con el medio. Posarle sobre el pecho desnudo de la madre les resulta muy agradable. Poco a poco, se habituarán al baño y lo tomarán con otra actitud.
Agradecimientos: a María Ángeles Mochales, doctora especialista en Medicina Pediatrica.