Mientras los padres presencian alarmados y expectantes esta iniciación tan prematura al sexo por parte de sus hijos adolescentes, los expertos animan a participar en la vida sexual de los chavales de forma activa, informándoles y educándoles en todo lo referente a las relaciones íntimas.
La edad: ¿importante?
No es que sea relevante que un chico o chica mantenga relaciones sexuales a una edad u otra. Sencillamente, se cataloga como ‘no recomendado’ tener sexo cuando se es ‘demasiado joven’ para poder entender las circunstancias y consecuencias que éste conlleva.Por ello, un niño que apenas ha cruzado el umbral de la adolescencia, se considera que no ha llegado ni siquiera a conocer su propia sexualidad, pues es a partir de esta etapa cuando los jóvenes empiezan a experimentar las verdaderas señales sexuales.
Pero los estudios y porcentajes no dan la razón a la lógica que defienden los pedagogos: en muchos países europeos los chicos empiezan a tener relaciones sexuales a la edad de doce años. Resulta curioso y casi alarmante que a esa edad muchas chicas ni siquiera hayan tenido su primera regla. Un hecho natural que evidencia aún más esta precocidad.
¿Por qué tienen tanta prisa?
Todos hemos pasado por la adolescencia y a través de ella, hemos descubierto cómo ésta ha afectado y marcado en gran parte nuestra personalidad y conducta posterior. En esta época se descubre no sólo el sexo, sino el ‘primer amor’ que suele ser idealizado o no correspondido, y también se manifiesta una empatía hacia todo nuestro entorno, excluyendo muchas veces al más cercano, el familiar.Los adolescentes por lo general, tienen grandes impulsos por conocer y experimentar y esto es lo que les lleva en muchos casos a ser impulsivos y a dar pasos sin pensar concienzudamente en las consecuencias.
¿Información o prohibición?
Si crees que tu hijo o hija adolescente no va a tener relaciones sexuales sencillamente porque tú se lo estás pidiendo, es mejor que seas realista, y como dicen los psicólogos, informarte tú primero y después intenta informar a tus hijos.¿Que no se te da bien eso de hablar de madre/padre a hijo? Pues siempre puedes optar por otras vías de información. Animar a una prima o sobrina de edad cercana a tu hijo adolescente a que hable e intime con él sobre el tema o, sencillamente, alentar a que él mismo se informe ‘por su bien’.
Mucha más educación sexual que antes
No todo son desventajas. Aunque los números alarmen e indiquen que nuestra juventud cada vez es más ‘alocada’ en cuanto a conductas sexuales, también existe muchísima información sexual a disposición de los chavales.Ésta, no es una circunstancia que ellos ignoren. Saben que está ahí, en colegios, institutos, campañas, e incluso en los medios de comunicación que casi siempre animan a utilizar precauciones y a ser cautos para evitar ‘daños’ irremediables como un embarazo no deseado o el contraer enfermedades de transmisión sexual.
Todos disponen, ellos eligen
Al final, son siempre los adolescentes los que eligen a qué edad y con quién mantienen su primera relación sexual. No creas que por ello tú y tu pareja estéis totalmente al margen de su decisión. Aunque finalmente él haga o deshaga, podéis hacer mucho sin daros cuenta, por influir en la conducta sexual de vuestros hijos.Los pedagogos advierten de que un entorno sano, en el que prime la comunicación, el diálogo y el respeto, es un caldo de cultivo más que idóneo para que los chavales desarrollen su personalidad en la adolescencia. Los padres sois los principales referentes para ellos, por eso debeis de vigilar vuestros actos y palabras, pues ellos, sin darse cuenta, acabarán imitando muchas actitudes a la larga.
Cuanto más jóvenes, más embarazos no deseados
La información sexual va inevitablemente ligada al sexo seguro. Cuanta más educación sexual ha recibido una persona, se entiende que mayor esfuerzo pondrá en controlar sus impulsos y ‘hacer lo correcto’.Al menos es lo que desvelan los estudios que reflejan que los embarazos no deseados ocurren en la franja de los 16 a los 19 años, en su mayor parte.
Tener relaciones sexuales implica no sólo intimar al máximo con la otra persona. Lo que no entienden muchos adolescentes es que se trata de un pacto implícito, una responsabilidad compartida donde si algo sucede, son ambos los que acarrearán las consecuencias, no sólo la chica por ser, naturalmente, la que se quede embarazada