Algo importante de la investigación fue que, de diversas familias estudiadas, se comprobó que el grado individual de estrés y agotamiento que cada miembro de la familia tenía era casi idéntico en todos los miembros de una misma familia. Y, ahondando más en el asunto, se percibió que este “síndrome del burn out” era traspasado de los adultos a los adolescentes con mayor grado entre las personas del mismo sexo de la familia.
Con lo cual, se observó que el agotamiento de los padres también trae consigo limitaciones en el momento de educar a los niños, ya que por mucho que los adultos entiendan que el cansancio merece descanso, esto puede servir de excusa para no poner limitaciones a los hijos (algo que a largo plazo trae consecuencias difíciles de modificar) o garantizar una estabilidad emocional adecuada, he aquí a lo que se refiere el estudio: se reduce considerablemente la calidad de vida.
Así pues, se puede decir que el síndrome “burn out laboral” (o traduciéndolo: síndrome del quemado laboral) genera el “burn out escolar”, este se traducirá en estrés, pequeñas migrañas, baja concentración, odio hacia la escuela,... en definitiva, tendría unas características similares entre el laboral y el escolar.
Es cierto que tener un mejor nivel económico en la familia puede reducir de modo importante la herencia de uno al otro, sin embargo no tiene por qué evitarlo por completo.
Como siempre quedo a vuestra disposición para cualquier duda.
M.Ángel Sevilla. Sociólogo y periodista.
sevillamayol@yahoo.es