El escritor Vicente Garrido Genovés fue el primero en acuñar este término para definir un trastorno de conducta que se da en niños y adolescentes. El niño tirano es aquel que tiene que desafiar a los padres desde bien pequeño. Este hecho llega a convertirse en un verdadero problema a medida de que el menor va creciendo y se enfrenta a cualquier persona que se interpone entre él y sus deseos. Aunque Garrido fue el primero en nombrar este trastorno en su libro “Los hijos tiranos: síndrome del emperador” (2006, Ed.Ariel) lo cierto es que se encuadraba ya mucho antes en el denominado trastorno negativista desafiante.
El síndrome del emperador, un trastorno del siglo XXI
Es impensable imaginar este tipo de conductas en menores nacidos antes de la década de los 90 pero, en la actualidad, no necesitamos ir muy lejos de nuestro hogar para ver un caso de síndrome del emperador en niños de familiares o amigos. Este trastorno denominado también trastorno negativista desafiante ha pasado de ser una condición puramente anecdótica de la que la literatura se ha hecho eco, véase en el caso de “Charlie y la Fábrica de chocolate” de Roald Dhal en donde este trastorno se identifica perfectamente en la mimada niña Veruca Salt.
Sin embargo, era difícil encontrarlo en la vida cotidiana y no era en absoluto tolerado por la sociedad. Al contrario que ahora. Los padres de finales del siglo XX y XXI han educado a sus hijos haciéndoles entender que pueden tenerlo todo y que sus opiniones son igual de válidas que las de los adultos. En este punto es en el que se puede situar la causa de este síndrome del emperador. La comunidad científica está de acuerdo en que no existen causas genéticas determinantes (al menos, en los estudios realizados hasta el momento) sino que las causas de este trastorno son psicosociales.
Causas del síndrome del emperador en niños
Estilo educativo de tipo culpógeno: Menor tiempo de calidad disponible para pasar con los hijos por parte de los padres que se compensa con la cobertura de los deseos inmediatos del niño (sobrecompensación).
Carencias afectivas: Los niños crecen en un entorno que brinda pocas posibilidades para jugar o interactuar con los progenitores.
Aunque, en teoría, puede deberse a estas causas, lo cierto es que también se puede dar el hecho de que la hiperexigencia que la sociedad tiene sobre los padres actuales puede conducir a que estos pasen demasiado tiempo con sus hijos no permitiendo que los más pequeños aprendan a gestionar la frustración o a aburrirse.
Cómo prevenir el síndrome del emperador
La educación en valores y en normas cívicas es fundamental para que el niño sea un adulto sano. También, como hemos adelantado. La cultura del esfuerzo personal y del respeto hacia los demás deberían ser los pilares de la educación.
Educación en empatía: La ausencia de empatía es una de las características que definen a los niños que tienen el síndrome del emperador. Cuando piden algo, lo hacen sin ser conscientes de las implicaciones o el esfuerzo que conllevan sus peticiones. Frente a esto, la educación en habilidades sociales y emocionales es fundamental.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)