Romper estructuras, salir de la zona de confort y ponerse frente a frente con uno mismo, es un proceso duro. El contacto con amigos de toda la vida y con otros nuevos que se han acercado en este momento justo, es fundamental y forman la principal fuente de contención.
Los viajes acompañan momentos clave en la vida de uno, de eso no tengo dudas.
La casa de mi abuela cuando era chica
El viaje reciente a Misiones, me hizo limar y entender cosas de mi familia, de mi relación con mi padre y también, entender que mi elección de estar sin pareja era simplemente eso, una elección.
Fui feliz porque resignifiqué Posadas. En esta ciudad, había fallecido mi abuela paterna, Andy. Ella era como una segunda mamá para mí. Alegre, llena de vida. No hay persona que no me diga lo mucho que ella me amaba. Y cuando me encuentro con gente que hace mucho no veo (o que nunca vi antes) y me cuenta sobre lo que ella decía de mí, es como si ella me siguiera recordando lo mucho que me quería.
Mi abuela se fue cuando yo tenía casi 10 años pero aún puedo escucharla.
Falleció en Misiones, en Posadas justamente, aunque no vivía allí hace mucho sino que esa vez había ido de vacaciones.
Cuando nos enteramos que se había descompuesto, con mi familia viajamos en avión hasta ese lugar (Sí, mi primer viaje en avión; que luego también resignifiqué con otros viajes positivos).
A los pocos días de nuestra llegada, ella se fue.
Mi abuelo, que había sido junto con mi abuela, mi referente de familia perfecta, luego de un tiempo empezó a salir con otras mujeres. Para mí fue lo peor. Yo tenía la pérdida de mi abuela a flor de piel y no lo entendí. Mucho menos entendí que al año de salir con una de ellas, se casara y tuviera un hijo. ¡Un bebé, mi abuelo! ¡Cosa de locos!
Pasó el tiempo, fui creciendo y observando, analizando situaciones, enfrentándome a los fantasmas que me aterraban. Y cuando nació Mirula, lo iluminó todo. Ya lo conté en otro momento pero es así. La maternidad consciente me trajo consciencia en todo aspecto de mi vida. Ya conté que cuando uno empieza a ver es imposible dejar de hacerlo.
Mi abuelo y su compañera
Comprendí que si mi abuelo no se hubiera vuelto a casar, hoy se encontraría un tanto solo. Con dos hijos varones grandes del matrimonio con mi abuela (mi papá y mi tío) que tienen sus familias, sus vidas y quehaceres, lo más probable sería que su vejez lo hubiera encontrado bastante en soledad. Pero no fue así. La familia que formó con W. y su hijo ahora adolescente, lo llevó a tener un camino acompañado, y así, hoy disfrutar de una vida juntos.
Se mudaron a Posadas y se establecieron hace unos años allí. En la tierra donde él se crió y creció, donde comenzó su historia con mi abuela (es decir, MI historia) y donde lleva una rutina tranquila. Aún trabaja algunos días y si bien tiene achaques comunes al paso del tiempo, sigue siendo el mismo abuelo de siempre. Aquel que cuenta historias de su propia experiencia y narra cuentos.
También sumó una pequeña nieta con la que convive como lo hacía conmigo cuando era chiquita. Y siento que su amor hacia mí, se extendió a su amor hacia Mirula.
Mirula lo ama. Para ella no es su bisabuelo sino SU abuelo. Le encanta escuchar sus historias y se aprende sus versos de memoria. Lo hace ver dibujitos animados que a ella le gustan y las charlas entre ellos son super divertidas.
El juguete preferido de Mirula es una muñeca que mi abuelo y su esposa le regalaron hace tiempo. Josefina viaja a todos lados con nosotras.
Volver a Posadas significó para mí muchas cosas. Liberarme de viejos sentimientos y encontrarme con muchos nuevos. También nos encontramos con mucha chipa rica y otros platos tradicionales, pero eso es otro tema.
También aprovechamos para pasear con el abuelo y fuimos a conocer las ruinas de San Ignacio Miní.
Un paseo por las Ruinas
Las Ruinas de San Ignacio Miní constituyen un centro de peregrinación constante en la provincia de Misiones. Según narra la historia, los sacerdotes José Cataldino y Simón Masceta habían fundado en 1610, en la región del Guayrá (Brasil), la reducción de San Ignacio Miní, junto a otras que, en 1631, serían asediadas en forma constante por los cazadores portugueses de esclavos (bandeirantes). Sólo el pueblo de San Ignacio y el de Nuestra Señora del Loreto sobrevivirían a los ataques, emigrando en 1632 y estableciéndose a orillas del río Yabebirí, en la actual provincia argentina de Misiones.
San Ignacio Miní se establecería en el sitio donde hoy perduran sus ruinas en el año 1696. Posteriormente, todas las reducciones, incluso ésta, serían destruidas por los paraguayos en 1817, y restauradas en forma total en la década de 1940, situación que permite apreciarlas actualmente.
Hoy día, las Ruinas de San Ignacio Miní son poseedoras de un importante valor en la provincia de Misiones, y se las considera parte significante de la historia y se las conserva como un destacable atractivo turístico.
Fueron declaradas Monumento Histórico Provincial en 1969, Monumento Histórico Nacional en 1983, y Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1984.
Lo que no se dice en la información de la página oficial: el lugar tiene una energía especial. Está lleno de Historia, así como también lleno de golondrinas absolutamente hermosas que revolotean al lado de la gente como si fueran las almas de los antepasados que vivieron allí. La mariposas no se quedan atrás tampoco.
Sobre Posadas
Posadas es una ciudad argentina, capital de la provincia de Misiones y cabecera del departamento Capital. Se ubica sobre la margen izquierda del río Paraná, al sudoeste de la provincia y en el noroeste del departamento Capital.
Es la ciudad más poblada de Misiones y su centro administrativo, comercial y cultural. En sus comienzos se forjó alrededor del puerto sobre el río Paraná, y su crecimiento tardó en concretarse por ser una de las últimas zonas del territorio argentino en poblarse. Sin embargo, actualmente es una de las ciudades con más actividad y crecimiento de toda la región NEA (noreste argentino).
El puente San Roque González de Santa Cruz, tendido sobre el río Paraná, la une con la vecina ciudad de Encarnación (en la República del Paraguay).
Lo más importante y que no figura en Wikipedia: es la ciudad que vio nacer el amor entre mis abuelos paternos, la que también conserva sus recuerdos de infancia y juventud, la última que vio mi abuela antes de partir, la que volvió a recibir a mi abuelo nuevamente hace unos años.
Posadas es la ciudad que resignifiqué con días lindos en familia, paseos por la bella y renovada costanera; es la que volví a llenar de historias inventadas o anécdotas vividas de mi abuelo. Es la que ahora recuerdo con nostalgia y ganas de volver. También con las ganas de tomar un tereré, probar caburé o alguna chipa casera.
Plaza San Martín
La felicidad de haber disfrutado junto con Mirula de nuestro abuelo queda intacta, aún cuando nos costaron mucho los 310 km que la separaban de Iguazú y las seis horas en micro recorriendo todo Misiones para llegar y para volver.
Resignificar. Significar. Crecer. Amar.
De eso se trata, de amar y poner el corazón en todo lo que hacemos, en cada paso que damos, en cada momento que comprendemos.
Buen fin de semana.
¡Hasta pronto! :)