Pero debo confesarles que las vacaciones siempre me llevan para ese lado: el refugio interior, el diálogo conmigo misma. Sí, nos fuimos a descansar unos días con Mirula luego de dos largos años desde nuestras vacaciones anteriores.
¿Adivinan el destino? Sí, lo logramos. Estuvimos en Misiones. A partir de la venta de jabones en fieltro y nuestros ahorros, pudimos llegar a la tierra de la tierra colorada. Valga la redundancia.
En Aeroparque, Mirula y los aviones
A veces pienso que este blog se tendría que llamar Buscando mi lugar en el mundo con Mirula en vez de Con Mirula por el mundo; ya que cada vez que nos vamos o conocemos una alternativa a Buenos Aires ya analizo la posibilidad de vivir allí.
Hace años que quiero dar el gran paso e irme. Mi relación con Buenos Aires es así. No la soporto más, pero la amo y no me animo a dejarla definitivamente.
Misiones era un lugar ansiado para volver. Yo había ido cuando era pequeña, a mis casi diez años de edad cuando internaron a mi abuela de urgencia mientras ella estaba pasando unas vacaciones en Posadas, la capital misionera. Un viaje para olvidar. Mi abuela, que era como mi segunda mamá, se despidió de mí en ese viaje. Y nunca más quise volver.
Hasta este año.
Uno va creciendo y aprende (no siempre, y encima cuesta) que no podemos quedar anclados en dolores viejos. Este era mi punto principal para re-significar a Posadas. Transformarlo en un recuerdo lindo, una visita a mi abuelo que hace unos años se mudó allá con su esposa y además, conocer las famosas y reconocidas “Cataratas del Iguazú”. Como ya conté, tengo mi prima/amiga que es guardaparque en Iguazú, así que sería una aventura con todas las letras. Y así lo fue.
Mirula se reencontró con sus primos y lo disfrutó mucho. Ya ni bien uno pisa Iguazú, el aire es distinto. Ese olor a tierra mojada, la selva verde en todo su esplendor, una ruta llena de pájaros y mariposas lo hacen sentir a uno en otro mundo.
La casa de Li tiene una vista privilegiada con galería hacia el Río Paraná y la costa paraguaya justo enfrente. Los árboles frutales son el marco de esta hermosa postal.
Como todos los días que ingresamos al Parque Nacional de Cataratas del Iguazú lo hicimos directamente con mi prima o con su marido, no pudimos conocer el ingreso turístico del parque, más allá que la entrada principal. Pero compartimos algunos datos sobre el lugar que vale la pena tener en cuenta.
Datos de interés sobre Iguazú
El Parque Nacional Iguazú está ubicado próximo a Puerto Iguazú, Provincia de Misiones. Posee una superficie de 67.720 hectáreas pertenecientes a la eco-región Selva Paranaense.
El río Iguazú, que significa en guaraní agua grande, desemboca en el Paraná y corre con una anchura de 1.500 metros, salpicando islas e islotes para desembocar en un barranco de lava formado hace 120 millones de años.
En 1984 el Parque Nacional Iguazú fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para la preservación y difusión universal de su importancia natural y cultural excepcional para la herencia común de la humanidad.
El 11 de noviembre de 2011 las Cataratas del Iguazú fueron seleccionada como las Nueva Maravilla Natural del Mundo, en una votación mundial organizada por la Fundación suiza New Seven Wonders, calificación que comparte con otros seis destinos en el mundo: el Amazonas, la Bahía de Ha Long, la isla de Jeju, el Río Subterráneo de Puerto Princesa, el Parque Nacional Indonesio de Komodo y la Montaña de la Mesa.*
Nuestra experiencia en el Parque
Iguazú no es una ciudad muy grande. He visto lugares lindos donde salir si vas solo/a o con amigos. Yo siempre escribo mi experiencia “con niños”, ya que viajo con Mirula.
Para los más pequeños, el contacto con la naturaleza es espectacular. Los divierte y siempre encuentran algo que hacer. Así que no se van a aburrir.
Con Mirula recorrimos el Parque tranquilas, haciendo un sendero por día. Fuimos al Circuito Superior y al Inferior y otro día al circuito de la Garganta del Diablo. Tuvimos tiempo de hacer un paseo en gomón (¡vencí todos mis miedos!) y de caminar por las alturas en senderos por donde pasa mucha pero MUCHA agua por debajo.
Yo, que sufro o sufría de vértigo, me animé a recorrerlos tranquilamente y lo mejor, a que Mirula los circulara a su ritmo.
Circuito Inferior
Longitud: 1.700 metros.
• Accesibilidad: Media.
• Dificultad: acceso sin escaleras hasta el salto Bossetti y el balcón mirador del cañón del Iguazú.
• Tiempo estimado de visita: Una hora y 45 minutos.
Las pasarelas se adentran en la frondosidad de la selva para llevarnos al contacto directo con la rompiente de los Saltos Dos Hermanas, Chico y Ramirez, para terminar este primer tramo del Circuito con una pasarela que nos pone al pie del enorme murallón de agua que es la caída del Salto Bossetti.*
Impresionante. Ahí me sentí chiquitita, chiquitita. Y feliz. Agradecida y feliz. La sensación de agradecimiento fue algo que estuvo presente durante todo el viaje. Lo sentí y di gracias a la vida por dejarme disfrutar de momentos cómo ésos.
Circuito Superior
Longitud: 1.750 metros.
• Accesibilidad: Alta
• Dificultad: No. Sin escaleras.
• Tiempo estimado de visita: Dos horas.
Se inicia a doscientos metros de la Estación Cataratas del Tren Ecológico de la Selva, en un recorrido que permite una vista panorámica de la herradura de saltos, que comienza con una sucesión de balcones miradores que se inicia en el Salto Dos Hermanas, recorre los saltos Chico, Ramírez, Bossetti, Adán y Eva y Bernabé Méndez, para encontrar una primera parada en el salto Mbiguá.
El trazado de sus pasarelas está dispuesto por encima del filo de las caídas de agua, lo cual permite una vista vertical y en altura de sus rompientes, que es verdaderamente electrizante. Posee lugares de descanso que convierten al paseo en una fuente de energía y relax al contacto con el agua.
Después del Salto Mbiguá, una brazo de pasarelas cruza el río Iguazú Superior para llegar hasta el borde mismo del segundo salto más importante del sistema: el Salto San Martin.
Es el punto mirador con la mayor y mejor visión panorámica de todo el parque.*
Una belleza. Los miradores que hay en este Circuito son de lo mejor. Lo recorrí con Mirula tranquilas. Bailamos, sacamos fotos, jugamos con las mariposas y disfrutamos de un bello camino juntas.
Garganta del Diablo
Longitud:2.200 metros (total ida y vuelta).
· Accesibilidad:Alta
· Dificultad: No. Sin escaleras.
· Tiempo estimado de visita: 2 horas.
El recorrido habilitado para llegar hasta el balcón mirador de la majestuosa Garganta del Diablo permite al visitante acercarse a escasos metros del salto más importante y caudaloso de los 275 que integran el sistema de las Cataratas del Iguazú, cuya imagen ha recorrido todo el mundo, similar a un gigantesco embudo que se traga el planeta.
El itinerario comienza unos 1.100 metros antes de la monumental caída, cuando se desciende del Tren Ecológico de la Selva en la Estación Garganta del Diablo, diseñada con el propósito de generar el mínimo impacto ambiental posible.
Allí comienza el disfrute del entorno que ofrecen el río y sus pequeñas islas de selva, refugio de innumerables y pintorescas urracas de azules intensos.
El final del recorrido, en el balcón, nos devuelve un momento mágico y único, contemplando una enorme muralla de agua de más de 80 metros de altura, ubicada en la frontera de la República Argentina con la hermana República del Brasil.*
Imponente. Una demostración de la inmensidad y belleza de la Madre Naturaleza.
Lo que más me gustó: reecontrarme con ami-familia y disfrutar de la selva. Lo que menos me gustó: que a las abejas les encantara chuparme el repelente de las piernas.
Decía que vencí todos mis miedos porque los únicos insectos que me gustan son las mariposas. Y en Iguazú sí, abundan las mariposas. Son de lo más variado y hermoso que vi en mi vida. Pero también están todos esos bichos que no me gustan y otros que ni sabía que existían pero que están ahí, chochos en su selva.
No me puedo quejar. Tuvimos una convivencia digna. Ninguno molestó al otro. Bien por los bichos y por mí, que podemos coexistir en paz.
De hecho, temía un ataque feroz de los mosquitos y no pasó. Pero ni bien bajé del avión en Buenos Aires, me subí a un micro y me atacaron. Maldita humedad porteña criadora de mosquitos. Luego les contaré sobre este micro, el ArBus, una opción genial para llegar de manera tranquila y rápida a los aeropuertos de Buenos Aires.
En esta primera etapa, hablé sobre Iguazú. Faltará contarles sobre Posadas y San Ignacio, y sobre la felicidad de tener abuelo a los 32 años, también.
Nos hablamos pronto.
¡Un abrazo!
*La información sobre las Cataratas la obtuve de su página oficial http://www.iguazuargentina.com/