Más allá del balance tradicional que cada uno hace cuando termina un año y empieza otro, con Mirula y una amiga/hermana mía hicimos un ritual para despedir al 2015 y recibir al 2016 como se merece.
El 2015 fue un año difícil para nosotras, en mi caso, de continuidad de todo lo que había traído el 2014 y que parecía había llegado para quedarse. El 2014 de cambios, situaciones difíciles y duelos en lo pragmático. Un 2015 de cambios, situaciones difíciles y duelos pero más introspectivo, de trabajo interior. Había que dejarlos atrás luego de la elaboración de muchas cosas para poder dar un paso hacia 2016 con nuevas expectativas.
¿Cómo lo hicimos?
La tía F., Mirula y yo somos de signos de fuego. Había que hacer mutar todo lo malo con nuestro elemento. Invitamos también a participar a Abuela, que es signo de aire y nos iba a ayudar a que el fuego creciera. Las cuatro escribimos en un papel todo lo que queríamos dejar atrás y transformar en cosas lindas. Mirula no escribió pero sí firmó con su nombre, que ya escribe hermosamente.
Luego, llevamos este papel a una montaña de pasto seco y con un fósforo, lo prendimos fuego.
Acompañamos las cenizas con flores violetas y con mucho perfume para que transmutaran en cosas lindas. La velita que acompañó todo el ritual, la encendimos el 1 de enero a las 00 horas para iluminar todo lo que habíamos pedido.
Una vez que nos deshicimos de lo feo y luego, lo positivizamos, era hora de darle la bienvenida a los deseos lindos por nacer.
Escribimos una nueva lista y la atamos a la cola de un barrilete de Mirula. La idea inicial de esto era hacer nosotras mismas el cometa pero no llegamos a tiempo, entonces, bueno fue que Mirula aportara el suyo, de Princesas. Estoy segura de que la tía F. hubiera preferido uno de Juana Azurduy o de alguna mujer de la Historia pero bueno, todo no se puede.
Primero, intentamos remontarlo en el jardín. Cosa que no funcionó pese al viento lindo que llegaba. Entonces, decidimos ir al parque que está a una cuadra de nuestra casa para que alzara vuelo.
Cuando llegamos, la nochecita ya se venía asomando y tuvimos una compañera de lujo: la Luna llena. Redonda, majestuosa y perfecta. Fue un guiño para estos tres fueguitos amantes de la noche, sus estrellas y su señora Luna.
Las tres jugamos con el barrilete y nuestros sueños como niñas. Mirula, lo es. Lo sé. Entonces fuimos nosotras las que nos pusimos a su par y nos reíamos mientras nuestros deseos subían y subían.
Un abrazo de a tres y algunas palabras sellaron el ritual. Sin dudas, será inolvidable.
No faltó nada para que lo que deseábamos se empezara a cumplir. La ley de la atracción dicen por ahí…
Las fotos no tienen la mejor calidad pero nos sirven para dar cuenta de lo que fuimos haciendo y se las queríamos compartir.
Le falta mucho a 2016, como 12 meses, y de la manera en que lo recibimos, lo seguiremos transitando. Es una decisión tomada. Llenas de amor, llenas de esperanza, llenas. Como la Luna.
Buen año para todos/as. :)