Algunos colegios y profesores han aumentado la carga de los deberes a límites insospechados y hasta ridículos.
Por ejemplo, una niña de 4 años venía al centro a hacer las sesiones Tomatis y casi todos los días traía sus deberes para hacer – porque luego no tenía tiempo de hacerlos en casa, explicaba la madre. Consistían en colorear tres láminas “correctamente”, no sólo no salirse de los bordes sino poner el color adecuado, es decir, la nube es azul, el sol es amarillo, la hoja es verde…
¿Era divertido para la niña? Definitivamente no, su cara era de aburrimiento total, y además, ya se había instaurado el estrés en la familia, la madre teniendo que estar encima de la niña con enfados constantes y una niña pequeña teniendo que pasar más horas sentada. Y todo esto ¿para qué?
La Organización Mundial de la Salud ha constatado que el porcentaje de estudiantes españoles que sufren estrés por culpa de los deberes es de los más altos de Europa. De hasta el 70% en las chicas de 15 años. Y esa presión, señala la misma OMS, se traduce muchas veces en “un incremento de patologías como los dolores de cabeza, dolores de espalda, malestar abdominal y mareos”, así como de los “estados de ánimo que llevan a los chicos a sentirse tristes, tensos o nerviosos”.
El artículo “Beneficios y Perjuicios de los Deberes Escolares. El eterno debate”, de Cecilia Collantes, Psicopedagoga, plantea la cuestión y ofrece las dos caras de la moneda.
Así, por ejemplo, se dice que los deberes escolares pueden ser perjudiciales cuando:
“La mayor parte de las tareas propuestas genera conductas automáticas en los pequeños: no se fomenta la comprensión, sino la producción, lo que conlleva una memorización descontextualizada de información o la repetición sin reflexión.”
“Pueden ser causa de conflictos familiares”
Y podrían ser beneficiosos cuando:
“Pueden ayudar a consolidar los contenidos abordados en clase, favoreciendo la generalización de los aprendizajes.”
“Podemos verlos como una ocasión para facilitar la comunicación e interacción entre padres/hijos y demás miembros de la familia (entrevista al abuelo, ayudar a un hermano…).”
Y a modo de conclusión, expone que,
No podemos decir con rotundidad que los deberes perjudiquen a los niños, pero tampoco podemos señalar lo contrario. Al final, el debate y la reflexión deberían estar en el cómo.
Muy interesante el artículo “La OMS alerta de que los deberes perjudican la salud” ,
“Realmente, estamos ante un problema”, reflexiona Maria Vinuesa, maestra y miembro de la ejecutiva de la asociación Rosa Sensat. La entidad, indica Vinuesa, “tenía ya muchas prevenciones contra los deberes por razones pedagógicas y porque pueden ser causantes de desigualdades sociales”, pero ahora, “si además se comprueba que tienen efectos sobre la salud de los estudiantes, todavía son más desaconsejables”, sentencia.
Recientemente se ha publicado un estudio realizado por Ikea en todo el ámbito nacional: “Salvemos las cenas:cómo influyen los deberes en el día a día de los hogares españoles” y que se recoge en el artículo “El 80% de los padres españoles pide cambios en los deberes escolares”
Y el estudio muestra que,
Un 65% de los padres opina que sus hijos se sienten agobiados o cansados por el tiempo que le dedican a los deberes, mientras que el 43,6% de los alumnos afirma que los deberes les agotan y les dejan poco tiempo para estar con la familia y amigos.
En el artículo “No más tareas escolares propone la ONU” se indica que,
La Organización Mundial de la Salud a través de sus representantes en la ONU propone eliminar las tareas escolares de todos los sistemas educativos registrados y así lograr que los niños recuperen el gusto por el estudio y por ir a la escuela.
En 2013 se publicó el libro El Mito de los Deberes: ¿Por qué son perjudiciales para el aprendizaje y la convivencia?, de Alfie Kohn, “uno de los críticos más destacables en EEUU del sistema educativo actual, experto en el proceso de aprendizaje y cómo se bloquea”.
Alfie Kohn, avalado por multitud de investigaciones, afirma que ante el mito de que los deberes benefician a los niños porque aportan responsabilidad, disciplina, hábitos de estudio, etc.;
“los deberes no proporcionan ningún beneficio académico para los alumnos de primaria y existen serias dudas sobre si son recomendables para los estudiantes de secundaria”
Sin embargo, expone Kohn, el sistema perpertúa esta práctica sin ningún tipo de cuestionamiento por varios motivos:
un conjunto de creencias equivocadas sobre el aprendizaje
una desconfianza hacia la infancia y la juventud
un enfoque de la educación cada vez más contaminado por la competición.
Deberes
De hecho, afirma Kohn, para muchos el valor de los deberes está más cerca del dogma religioso que de la hipótesis científica.
Uno de los testimonios que recoge el libro:
Katharine Samway era una de esas madres que habían aceptado su papel como supervisora delegada…de la escuela, una guardiana del status quo educativo. Supervisar el ritual diario de los deberes llegó a ser del todo intolerable para su hijo y para sí misma. Permitió que algunas tardes el precioso tiempo en familia y su equilibrio psíquico se erosionaran, e incluso se destruyeran porque no quería ser criticada por no apoyar la educación de mi hijo.
Pero al final se plantó. He permitido demasiadas tardes que las obligaciones impuestas por el profesor reemplacen las necesidades e intereses de mi familia. Se vio pensando: Tenéis a nuestros hijos durante seis horas, cinco días a la semana. ¿No podemos disponer de algo de tiempo para hacer lo que queramos con ellos?
Hasta que un día decidió decirle a su hijo: No, no puedes hacer tus deberes hasta que hayamos vuelto del espectáculo/ regresado del paseo en bicicleta/acabado de jugar al fútbol/leído el libro, el capítulo o el poema. Llegó a la convicción de que cuando las prioridades de la escuela están equivocadas, no hay que aceptarlas. La familia es lo primero. Los niños son lo primero. El verdadero aprendizaje es lo primero.
A estas alturas ya no te sorprenderá saber que Katharine Samway es profesora, a la vez que madre. Su experiencia como madre le enseñó el lado negativo de los deberes —lo que quitan. Su experiencia profesional le dijo que no había mucho en el lado positivo; había poco que perder poniendo el poema o incluso el paseo en bicicleta por delante de las tareas de clase. Por supuesto, por valiente que fuera su decisión, lo que comenzó a hacer era solo una medida provisional que rescataba a su propio hijo. Pero decidió publicar sus reflexiones en una publicación educativa, con la esperanza de ayudar a que sus colegas repensaran sus prácticas.
En este momento hay en marcha una petición en change.org al Ministerio de Educación español “Por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español”. Si quieres saber más o firmar la petición pincha en el enlace de abajo:
Por la racionalización de los deberes en el sistema educativo español
Los deberes forman parte de un tipo de educación, de un sistema educativo, de unas creencias; que se han quedado obsoletas y están enfermando no sólo a los chavales sino a la dinámica familiar.
Otra educación es posible y necesaria, como dice uno de los títulos de artículos anteriores:
Educar para una Vida Plena
Otra Educación es Posible y Necesaria
¿Cómo Valoramos a los Niños?
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