Llevamos poco menos de una semana en Oslo, conocida como la capital vikinga, como la ciudad más cara del mundo, y también como la ciudad más cultural de Europa, con una amplia oferta de museos y galerías de arte.
Después de explorarla y conocerla estos días, me atrevo a definir la capital de Noruega con algunos calificativos más: la ciudad más limpia, la ciudad de los niñosy la ciudad de la tranquilidad.
Oslo está superando nuestras expectativas con creces y estamos disfrutando de unas vacaciones maravillosas aquí.
El estilo de vida nórdico nos encanta y hemos descubierto algunas singularidades sobre la ciudad que me apetece compartir contigo. Así que aquí van 7 curiosidades de Oslo narradas desde mi particular punto de vista.
(1) Oslo huele a mantequilla y a flores
Cada ciudad tiene un olor, lo sepamos definir o no. Y Oslo huele a gofres (muy típicos en la ciudad) y a mantequilla derretida (que es lo que le ponen por encima).
Y en esta época, y sobre todo por las calles más céntricas ¡huele a flores! Hay flores por todas partes: rosas, alegrías, surfinias, lavandas, fresias,… Todas mezcladas en preciosos estallidos de color, sin escatimar en gastos.
(2) Aquí son ricos
Se nota, ¡y mucho!
No solo por lo bien cuidada que está la ciudad, y el derroche en flores, todos los edificiossean antiguos o no, están como nuevos, perfectamente restaurados y como recién pintados. No he visto ni uno solo que esté derruido o tenga mal aspecto.
Y las edificaciones modernas como la impresionante Opera House, están construidas con materiales de primerísima calidad.
No te puedes hacer una idea de lo magnífico e impresionante que es el edificio de la Ópera en vivo (las fotos no le hacen justicia) y todo recubierto ¡de mármol de Carrara! Ni me puedo imaginar el coste.
Por otra parte, es suficiente con mirar los coches que circulan por la ciudad para darse cuenta. Hay tres marcas predominantes, que son las que te imaginas; BMW, Mercedes y Audi. De hecho, F. (ahora voy a llamar así a mi chico, ya te contaré por qué) se apostó conmigo una cerveza a que no veíamos un Seat en todo el viaje. Y a día de hoy, ¡voy a tener que pagar la apuesta!
En cuanto a las casas familiares, más a las afueras de la ciudad, te dejan sin palabras. Preciosas construcciones nórdicas de madera blanca y tejados abuhardillados oscuros, con decenas de ventanas y cristaleras para dejar pasar la luz. ¡Son tan bonitas! (Prometo fotos!)
Está claro que el nivel de vida aquí es muy alto y no me extraña que se haya ganado el título a la ciudad más cara del mundo. Aún así, tengo que decir que esperábamos que los precios del supermercado fuesen mucho más altos. Será que vivimos en Mallorca, donde todo es muy caro...
(3) Es una ciudad familiar
Por algún sitio he leído que Noruega es el país del mundo que más presupuesto dedica a educación, por lo que no es de extrañar que su capital esté tan orientada al público infantil. Algo que me ha sorprendido muy gratamente.
Tengo que decir que el año pasado en Roma, nos resultó casi imposible encontrar un parque o zona infantil allí por dónde íbamos. Y en cambio en Oslo, ¡es que no paramos de ver parques! Y todos con sus zonas verdes ajardinadas, que parecen campos de golf, ¡son magníficos!
Es más, es habitual que los edificios de una misma manzana tengan una zona común y privada con parque infantil. Nos lo comentó nuestra anfitriona Laure, y en la casa en la que estamos es así también.
¿Cómo son los parques en Oslo?
Cosas que nos han llamado la atención de los parques infantiles:
Los columpios son de rueda
Mezclan los elementos clásicos con los modernos, como este anillo para hacer equilibrios y que da vueltas, que está por todas partes.
Aprovechan cualquier pendiente o escalera para hacer un tobogán natural. Mira este de la escalera de salida de nuestra casa. ¡Me encanta!
Es muy habitual que las familias (que muchísimas tienen más de dos hijos, por cierto) organicen picnicse incluso barbacoas portátiles (que venden de usar y tirar) en las zonas verdes mientras los niños juegan.
Por otra parte, los niños hasta 6 años no pagan casi en ninguna parte.
Y en cuanto al estilo de crianza, no puedo formarme una opinión muy fundamentada, pero he visto mucho porteo, mucha alimentación eco infantil, y también muchos juguetes naturales de madera y algodón orgánico. De hecho, en una juguetería enorme muy cerca del Ayuntamiento, tenían incluso todo un stand con juguetes Waldorf y otro de juguetes de punto o ganchillo. ¡Me encantó!
(4) Ciudad antigua, pero a la vez muy moderna
Pasear por sus castillos y fortalezas de siglos de historia te transporta al pasado y eso me fascina.
Pero la zona de edificios ultramodernos, Barcode (llamada código de barras por su particular diseño), es impresionante de bonita y cuidan hasta el último detalle. Mira por ejemplo las sombras que hacen las farolas en el suelo.
(5) La tranquilidad está por todas partes
Estar aquí me despierta una sensación de mucha tranquilidad. Se está muy a gusto. Además que la temperatura es más que ideal. ¿Sabías que la temperatura máxima registrada en toda su historia son 35º? ¡Imagínate el cambio! El día que nos vinimos de Mallorca estábamos superando los 40º.
Para ser una capital, no hay mucha gente (no estoy segura si por la época del año o si siempre es así) pero esto hace que vayas a donde vayas estés tranquilo, sin sufrir aglomeraciones como la que puedes padecer paseando por las Ramblas de Barcelona cualquier tarde, por poner un ejemplo.
Y todo el mundo es extremadamente educado y muy respetuoso. Aquí nadie te atosiga. No como en Roma, que por cualquier calle ya tienes a veinte camareros seduciéndote para que entres en su restaurante.
Por eso, F., que a veces tiene un punto inesperado, me sorprende cada dos por tres besándome arrebatadoramente en medio de la calle y luego se disculpa en voz alta diciendo "Sorry, sorry, we"re latinos, she is my wife", ¡cuánto me hace reír! Y en este viaje particularmente me está cuidando como nunca.
(6) Todo está limpio
Es una ciudad muy limpia, apenas se ven contenedores de basura por las calles, pues todas las comunidades de pisos tienen su propia sala de basuras cerrada con llave.
Y están muy puestos con el reciclaje. Algo que nos ha llamado muchísimo la atención es que en todos los supermercados hay una máquina para que retornes las botellas de plástico ¡y te devuelven dinero!1 corona por las botellas pequeñas y latas, y 2,5 por las botellas grandes.
Gracias a eso sobreviven muchos indigentes.
Y el agua de Oslo es desnominada la mejor agua del mundo. Agua cristalina directa de las montañas. Eso de poder beber agua directamente del grifo me encanta.
Además, el coche eléctrico se está imponiendo en la ciudad. Es habitual ver calles con coches recargando la batería eléctrica. ¡Cómo me gustaría que esto fuese una realidad en España!
(7) La ciudad más verde que he conocido
Está rodeada de zonas naturales por todas partes, como el fiordo de Oslo con sus hermosas islas, montañas de ensueño, o la multitud de parques naturales en medio de la ciudad, incluyendo el de las esculturas de Vigeland (la foto de cabecera de la familia es de allí), en el que disfruté como nunca. Me dejó sin palabras. Absolutamente impresionada.
En definitiva estoy fascinada por Oslo, me parece una de las ciudades de Europa más bellas y confortables que he visitado. Y eso que era difícil superar el deslumbramiento que sufrí cuando conocí Londres.
¿Ahora entiendes por qué Sunflower dice todo el día que Oslo es muy chula? Por suerte todavía nos quedan unos días para disfrutarla, ¡y eso hacemos!
<<Que dos cuerpos convulsionen juntos, hombre y mujer, él fecundándola, él dándole una vida en ciernes, o plantando una semilla, una semilla de la vida en su vientre -Oh, Dios. Creo que esta gracia concedida por Dios es tan enorme, tan eterna, tan infinitamente sabia- que cómo no permitir representarla en el arte!! - Gustav Vigeland>>
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