Muchos padres se preguntan, día a día, si las conductas de su hijo pueden estar escondiendo un posible diagnóstico de TDAH. ¿Cómo podemos saberlo? ¿Sabemos, en realidad, que es el TDAH?.
Una buena información es fundamental para poder buscar respuestas a esas preguntas que muchos padres se realizan a diario.
¿Qué es el TDAH?
Cuando hablamos de TDAH, nos referimos al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Es un síndrome de carácter neurobiológico, responde a factores biológicos (prenatales, perinatales y postnatales) y ambientales, y afecta a la capacidad de atención, hiperactividad e impulsividad de la persona que lo padece.
Hace su aparición en niños, pudiendo ser diagnosticado a partir de los 6 años. Numerosos estudios, además, afirman que alrededor de un 40% de los niños que padecen TDAH lo seguirán padeciendo de adultos.
Inicialmente, y como consecuencia del fracaso escolar que suele presentar, suele ser el centro educativo quien contempla la necesidad de realizar el diagnóstico, aunque para poder establecerlo se necesita que sus síntomas estén presentes en dos o más contextos (por ejemplo: ámbito educativo y familiar).
¿Cómo se si mi hijo “tiene” TDAH?
Para saber si nuestro hijo padece TDAH, es necesario realizar un diagnóstico en un centro debidamente autorizado para ello. Allí, nuestro hijo se someterá a una evaluación consistente en pases de pruebas psicológicas, para poder realizar un diagnóstico acorde a sus resultados.
Estamos ante un síndrome heterogéneo, por lo que no podemos darlo por bueno atendiendo a características aisladas. El TDAH se basa en el conjunto de tres características principales que parecen estar mermadas en el niño:
La atención que presenta el niño ante tareas cotidianas es insuficiente para realizarlas de manera correcta. Algunos ejemplos son: el niño se distrae mucho en clase; no atiende órdenes y/o no las procesa bien, parece no escuchar cuando se le habla, se distrae por factores externos que en otros niños pasarían desapercibidos…
Muchas veces, esta capacidad mermada es la que explica el fracaso escolar al que normalmente estos niños se ven sometidos, sobre todo antes de realizar el diagnóstico y empezar el tratamiento.
La hiperactividad que presenta el niño es la segunda característica de este síndrome. Generalmente, se trata de niños muy movidos, que no pueden estar quietos por largos periodos de tiempo.
Algunos ejemplos claros son: estar sentado en una silla y no poder dejar de moverse, necesidad de mantener una actividad por encima de lo considerado normal, tiene dificultad para jugar a juegos tranquilos y/o hablar muy rápido y por largo rato.
La impulsividad que presenta el niño le impide respetar turnos de palabra o de juego, escuchar a otras personas sin cortar, asumir reglas de juego que imponen otros, realizar actividades sin pensar previamente en sus consecuencias.
¿Qué tratamientos se usan en el TDAH?
Existen diferentes tratamientos para el TDAH. Es frecuente que, en función de la gravedad del síndrome, puedan darse varios tratamientos simultáneamente. Algunos de ellos son:
Tratamiento psicológico: Este tipo de tratamiento pretende mejorar los síntomas que presenta el TDAH trabajando con el niño y su familia, dándoles herramientas para saber hacer frente a las dificultades que presenta el síndrome y saber, así, como deben actuar ante ellas. Dos son los tratamientos psicológicos más usados: el tratamiento cognitivo y el tratamiento conductual.
El tratamiento psicológico es el tratamiento más recomendable, pues no necesariamente se deben usar psicofármacos para conseguir unos buenos resultados. Además, sus resultados se basan en aprendizajes que duran más en el tiempo. En TDAH severos, este tratamiento puede combinarse con otros tipos de tratamiento, como puede ser el farmacológico.
Tratamiento farmacológico: Suele ser usado, en su mayoría, por médicos y demandado por familias que muestren la necesidad de mejorar rápidamente los síntomas asociados. Este tratamiento puede ser prescindible si el TDAH presentado no es severo; en casos leves no es necesario medicar para controlar el síndrome.
Los fármacos hacen efecto durante un tiempo limitado, de manera que pronto se necesitará administrar más dosis para alargar el efecto. Esto, en según qué fármacos y cantidades, puede resultar contraproducente por la posible adicción que puedan causar. Por ello es muy importante consultar con un especialista y seguir las pautas establecidas.
Tratamiento psicopedagógico: Este tipo de tratamiento es usado cuando el síndrome afecta en mayor medida a los resultados académicos. Se realiza en el centro educativo y/o en gabinetes psicológicos que ofrecen atención educativa.
Se basa en un aprendizaje significativo, basado en la mejora de las habilidades necesarias que permita al niño aprender los objetivos curriculares de manera efectiva.
A tener en cuenta
Ante la evidencia de que el TDAH puede traer otros problemas asociados, como falta de motivación ante la indefensión aprendida o falta de autoestima ante los malos resultados escolares, pensamos que es necesario realizar tratamientos combinados que atiendan no solo a las necesidades psicopedagógicas, sino también a las emocionales que se puedan derivar.
Es importante recordar que, ante una sospecha de TDAH, resulta necesario acudir a un centro debidamente capacitado para poder realizar el diagnóstico. Solo con un buen diagnóstico será efectivo un tratamiento.
El uso de este término sin evidencia diagnóstica hace un flaco favor a la investigación, al mismo tiempo que crean unas etiquetas que pueden repercutir negativamente en la vida de la persona.
Nota del Editor
Pese a su evidente actualidad y repercusión clínica (es el trastorno con mayor incidencia sobre la población infantil), no existen demasiados materiales de apoyo de calidad suficiente para padres y educadores que trabajan a diario con niños y niñas con TDAH.
Hoy ofrecemos para su descarga una de las escasas excepciones, patrocinada por la Fundación ADANA y elaborada por un buen número de profesionales expertos.
Se trata de una Guía excepcionalmente práctica que además de ofrecer un recorrido por las habituales definiciones, estadísticas y pautas para el diagnóstico, aporta un arsenal de estrategias de intervención ante situaciones particulares que la convierten en un documento imprescindible.
Descarga este recurso
Fuentes
Imagen cortesía de Pixabay.com
Contenido original de Psicopedia - Psicología, Psicoterapias y Autoayuda.