¿Los cuentos tienen poderes Sanadores?
Pues yo creo fielmente que si, esta es la historia de susan una psicologa clinica:
Siempre he creído en el poder sanador de los cuentos. Con el paso del tiempo he podido ir utilizando este recurso incluso con mi hija, observando siempre efectos muy positivos. Un suceso que le causó hace unos meses una gran impresión fue cuando nos robaron en el coche (te lo conté aquí), volvíamos de la playa y nos encontramos todos los cristales rotos de la ventana, los bolsos con móviles, tarjetas y carteras, habían desaparecido.
Fue un momento de rabia y enfado que a ella la conmocionó.
Durante días estuvo nombrando el suceso, expresando su miedo por las personas malas que roban. Fue con un cuento inventado que sentí que ella por fin se aliviaba de esa experiencia. En el cuento aparecía una conejita a la que le robaban su zanahoria, algo muy sencillo, pero ella enseguida se sintió identificada y comprendida."
He experimentado el poder de los cuentos y sé que son un recurso inigualable para acompañar gran diversidad de situaciones difíciles o complejas de los niños y adolescentes.
¿Qué son los cuentos sanadores?
Los cuentos tienen una cualidad o poder que toca el alma, toca nuestro corazón. Son capaces de comunicarse con nosotros, de ayudarnos a sanar en muchos niveles… son como una medicina.
Todos los cuentos tienen el potencial de convertirse en un medio terapéutico.
Si una historia nos hace reír, la risa puede ser curativa.
Si una historia nos hace llorar, el llanto puede ser curativo.
Los cuentos populares y los cuentos de hadas, a través de sus temas universales y resoluciones, ofrecen también caminos de sanación.
Ya lo decía Albert Einstein en su famosa frase:
Si quieres que tus hijos sean inteligentes, léeles cuentos de hadas. Si quieres que sean más inteligentes, léeles más cuentos de hadas.
Y Einstein no era el único gran personaje de la historia que daba tanta importancia a los cuentos clásicos como parte integral de la infancia; Charles Dickens, Rudolph Steiner, Italo Calvino o Joseph Campbell eran también buenos defensores de esta literatura infantil.
Los cuentos de hadas pueden aportarnos esperanza y valor para afrontar las pruebas de la vida y ayudarnos a encontrar maneras de seguir adelante y avanzar.
Los cuentos de hadas clásicos tienen un gran valor y aportan muchos beneficios para el desarrollo de los niños, pues integran la moral y el conocimiento humano, y en palabras de Dickens posibilitan la transformación y el crecimiento interior del hombre.
Los cuentos expresan en forma de imágenes verdades muy profundas, muy valiosas que se guardan en el interior del niño como semillas, de manera que cuando crezca le permitirán tener pensamientos mucho más maduros para afrontar su vida que aquellos otros que pueda adquirir del exterior por un camino más intelectual.
¿Por qué los cuentos ayudan a sanar?
Si te fijas, algo que tienen en común los cuentos es que presentan un conflicto, una situación que implica internarse en el bosque oscuro (como Hansel y Gretel), o incluso atravesar la muerte (como Blancanieves o la Bella Durmiente) pero que siempre es resuelta a través de un camino luminoso.
Cuando el bien vence por encima del mal, los niños siempre quedan visiblemente satisfechos y contentos, pues se identifican con la figura del héroe o de la heroína y se guardan inconscientemente esa imagen.
Es como si sembráramos en ellos una fuerza interior para afrontar las situaciones que vivirá en su propia vida, venciendo los miedos y dificultades.
En lugar de tratar con el problema o trauma de una manera directa (que con niños pequeños puede ser bastante absurdo), los cuentos sanadores llevan al niño/a a un viaje imaginativo, ofreciéndole un mensaje subyacente que puede provocar realmente un cambio.
Por eso una historia creada con metáforas, repeticiones y rimas puede tener un efecto muy significativo en el comportamiento.
Por eso, aunque parezca sorprendente, los cuentos pueden transformarnos sin darnos cuenta.
La forma en que una historia se aferra a nuestra conciencia es a menudo sutil, pero si permitimos que la historia haga su trabajo, se aferra exactamente donde la necesitamos; aportándonos fortaleza en momentos de estrés, cultivando valores positivos, aumentando la resiliencia y la personalidad…
Y esto sucede tanto al escuchar una historia como al crear una.
Caperucita Roja