“La educación del niño deberá estar encaminada a desarrollar su personalidad, sus aptitudes y las capacidades mentales y físicas hasta el máximo de sus posibilidades”.
Este es uno de los artículos del tratado internacional de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), que entró en vigor hace más de dos décadas. Sin embargo, la mayoría de escuelas y de los sistemas educativos violan este punto de la convención, ya que muchos no contemplan las medidas necesarias para el éxito personal, académico, social y económico del niño. No se puede optimizar su desarrollo global, si no se enseña a los niños, entre otras cosas a:
- Incrementar su autoimagen positiva. Conocer sus habilidades, sus puntos fuertes y aceptar también, sus limitaciones.
- Centrar su atención
- Distinguir, identificar y gestionar sus emociones.
- Tomar decisiones responsables y éticas.
- Construir y mantener relaciones con los demás.
- Trabajar en equipo sin necesidad de que sea de forma competitiva.
- Empatizar, ponerse en e lugar del otro.
- Distinguir qué conflictos pueden resolver y la forma más eficiente de hacerlo.
Hay una idea generalizada que afirma que la Inteligencia Emocional es una “inteligencia más”, como aquellas de las que hablaba Gadner: La verbal, la lógico-matemática, la espacial, musical, la corporal cinestésica… En realidad, NO tenemos un módulo de nuestra inteligencia dedicado a las emociones, por lo que hablar de inteligencia emocional, implica hablar de todo nuestro cerebro. Respaldados por los enormes avances de la neurociencia de nuestra época, podemos decir que la emoción está unida a la razón y que ambas NO se pueden separar. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos que NUESTRA INTELIGENCIA ES EMOCIONAL.
Por otro lado está el tema de la plasticidad cerebral, las emociones también se pueden moldear. Como dice J.A. Marina: “Educar es el único trabajo cuya finalidad es cambiar el cerebro humano cada día. Hay que tenerlo presente para no ser irresponsables”.
Así que, ¿Qué beneficios aporta la educación de las emociones y de las habilidades sociales? Veamos algunos puntos concretos de mejora:
- Incremento de la autoestima.
- Incremento del éxito académico.
- Mejor salud mental.
- Desarrollo de las habilidades sociales: Incremento de comportamientos prosociales.
- Disminución de la ansiedad.
* En niños en edades de enseñanza secundaria, se observan también, los siguientes beneficios:
- Disminución de conductas delictivas.
- Reducción de comportamientos antisociales.
- Disminución del abuso de drogas.
- Disminución de trastornos relacionados con la ansiedad, la depresión e, incluso, conductas suicidas.
La Educación Social y Emocional puede comenzar a implantarse a los 2 o 3 años y debe durar hasta, por lo menos, el final del instituto. Hay una gran revolución educativa pendiente. Nuestro país, va con bastante retraso. Políticos, maestros y padres, somos los encargados de llevar a cabo esta revolución. ¿Te apuntas?
Un fuerte abrazo,
Belén