Ayer por la tarde, Vera nos decía mientras se comía una magdalena… ¡qué bonito día!. Y sí, qué bonito día hacía. Sin embargo, esta semana empieza con el amargor de un fin de semana doloroso, con los atentados en París el pasado viernes por la noche.
El viernes, nada más llegar a casa después de dar un paseo por el centro de Córdoba, empezamos a escuchar la noticia y se nos descompuso todo el cuerpo… parecía que estuviéramos viendo una película horrible. Qué tristeza… que sensación de dolor. En el mismo momento en el que llegaban las imágenes, miraba a mi pequeña Alba, de nueve meses ahora, y pensaba en qué es lo que nos hace volvernos así, qué es lo que nos lleva a ser capaces de crear tanta violencia, de hacer cosas tan terribles, si todos nacemos así… tan inocentes y puros, sensibles a todo.
Ha sido un fin de semana triste, en el que me he acordado mucho de mis antiguos compañeros de Francia, con los que compartí algún tiempo en el antiguo colegio.
Por otro lado, anoche mismo, viendo Salvados, dedicado a los refugiados sirios, seguimos con la reflexión y el sentimiento de tristeza al ver todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Le decía a Moi, que ni siquiera somos conscientes a veces del alcance que tiene el momento de Siria y de tantos sirios que tan tenido que abandonar sus casas, su familia, su vida entera… hacia un futuro incierto… por llamarlo futuro.
Y por otro lado… los bombardeos de Francia sobre Siria…
Cuánto horror, cuanto dolor, cuánto daño sobre personas que no merecen sufrir y que no son culpables de nada.
Sin embargo, todo este fin de semana me trae a la mente también la idea de que a veces parece que no todas las personas tienen el mismo valor, ya que ante los hechos en París, el pasado viernes, todo se activa, los representantes de distintos países hablan, comparten su dolor con las víctimas y pienso… qué lástima por todos los que mueren diariamente en tantos lugares, y simplemente pasan como una noticia rápida más… sin más repercusión. ¿Cuánto vale nuestra vida?
En fin… contradiciones, sentimientos varios, pero en definitiva mucha tristeza. Me da pena observar el mundo en el que vivimos y pensar en toda la violencia que existe.
¿Qué nos hace ser así a las personas?
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