Aún así, en nuestro país, todavía son pocas las escuelas que apuestan por este método como línea pedagógica. Como consecuencia, hay un gran desconocimiento sobre cómo se trabaja en un colegio de estas características. Si quieres saber cómo es un día en una escuela Montessori, te invito a que me acompañes.
¿Cómo es un día en una escuela Montessori?
Son las 9 de la mañana y el exterior de la escuela bulle de actividad. Coches y autobuses llevan a los niños y niñas hasta el colegio, mientras estos van entrando, de manera ordenada en el recinto.
Visitamos Montessori – Palau, una escuela Montessori situada en la ciudad de Girona. La zona donde está ubicada es realmente impresionante, con varios edificios situados en un espacio natural absolutamente cuidado. Tienen piscinas, campo de fútbol, ¡e incluso su propio bosque! Pero lo más interesante, no se encuentra fuera sino dentro de las aulas donde los niños y niñas trabajan de una manera casi mágica, con una autonomía y saber estar que a muchos dejaría impresionados.
Todo está pensado para ellos, colocado a su altura y de manera estructurada para fomentar no solo el orden en el espacio sino también en la cabeza de nuestros pequeños. El trabajo es constante pero muy libre. De esta manera, las maestras pueden ofrecer una atención más individualizada ya que, mientras los niños y niñas interactúan libremente entre ellos y con los materiales, pueden dedicarse a trabajar aspectos concretos con un determinado alumno. Todo fluye, no hay gritos y, por supuesto, no hay niños y niñas aburridos sin nada que hacer ya que cada uno busca una actividad en la que ocuparse según sus intereses.
Una escuela Montessori que sigue 100% sus ideales y que nos muestra otra manera de ver la infancia, desde el respeto y la confianza.
¿Cómo se organiza una escuela Montessori?
La escuela Montessori – Palau no tiene una organización convencional (en la que se agrupan los alumnos según su año de nacimiento) en su lugar se divide en aulas que acogen niños y niñas de diferentes edades.
Estos niveles son:
Lactantes (con bebés en el primer año de vida y hasta que son capaces de andar)
Aulas de 0 a 3 años
Aulas de 3 a 6 años
Aulas de primero a tercero de primaria
Aulas de cuarto a sexto de primariaLos niños y niñas, por tanto, se relacionan no solo con sus iguales, sino con otros niños de edades distintas, lo cual enriquece muchísimo los aprendizajes (no solo a nivel académico, también a nivel social y afectivo).
Se trata de agrupamientos flexibles, que se adaptan al ritmo madurativo y de aprendizaje de los pequeños. Es tanto así que el paso de un aula a la siguiente no se rige por el año académico, sino por las propias necesidades del niño. Esto quiere decir que si un niño o niña está preparado para pasar a una aula de nivel superior, no tiene que esperar a acabar el curso. En esta situación la maestra propone el cambio de aula progresivo (empezando por unas pocas horas al día) en el momento que se considere oportuno.
El aula de lactantes
Entra conmigo a esta aula, un espacio amplio, preparado sobre todo, para el desarrollo motriz y sensorial de los bebés.
Hay tres maestras dedicadas a atender a los pequeños, que son todavía muy dependientes. Las guías Montessori están en el suelo con los niños y niñas, les cantan canciones, promueven el lenguaje y motivan el movimiento. Mientras tanto, observamos como una especialista trabaja de manera individual con uno de los pequeños a través del método de aprendizaje de Glen Doman, introduciendo vocabulario de una lengua extranjera.
Los materiales están ordenados y a la altura de los bebés, de manera que puedan acceder a ellos libremente a medida que vayan conquistando más autonomía en sus movimientos.
Aula 0 - 3
Parece mentira como niños y niñas tan pequeños son capaces de hacer tantas cosas por ellos mismos cuando se confía en sus capacidades y se prepara el ambiente para ello. !El aula de 0-3 te deja impresionado! En ella los niños y niñas se mueven libremente, escogiendo los materiales y actividades que quieren realizar. Las propuestas son muy variadas, englobando, sobre todo, actividades sensoriales y de la vida práctica.
El ambiente relajado promueve el aprendizaje. La calma que se respira es casi imposible y me quedo boquiabierta mientras observo a niños y niñas menores de 3 años manipular agua, materiales de porcelana, frutas y verduras del tiempo, con la seguridad del que sabe lo que se hace. Que manera de trabajar no solo un sinfín de aprendizajes sobre el mundo que les rodea sino también de desarrollar su autoestima y la confianza en sí mismos.
Aula 3-6
Los niños y niñas van creciendo, cambiando, y con ellos, cambian también sus intereses y motivaciones. El aula de 3 – 6 está repleta de materiales Montessori. Actividades de lengua, matemáticas, historia y geología, biología y botánica, arte, se empiezan a hacer visibles en el mobiliario del aula que tiene suficiente material como para que los niños y niñas puedan escoger la propuesta que más le interese. Los conflictos son pocos, aunque la maestra nos cuenta que solo disponen de un material de cada tipo, tienen que aprender a compartir, a esperar, a respetar al compañero y ser pacientes. Parece sencillo pero los que estamos día a día con niños de estas edades, sabemos lo complicado (e importante) que es. Los aprendizajes fluyen, algunos niños trabajan de manera individual, en mesas distribuidas por el aula preparadas para ello, otros deciden hacer una actividad con un compañero, Mientras tanto, la maestra reserva unos minutos de su tiempo para enseñar las letras a una niña que, contenta de tener su atención, busca palabras que contengan los sonidos trabajados.
Aulas de primaria
Las aulas de primero a tercero de primaria y la de cuarto a sexto se encuentran una al lado de la otra lo que ofrece una gran flexibilidad a la hora de adaptarse a las necesidades de los alumnos. Esto significa que si un niño o niña va especialmente avanzado en una materia, puede ir al aula contigua y usar material de mayor dificultad.
Sorprende ver como, aún teniendo mesas y sillas para todos los alumnos se ofrecen espacios abiertos que permiten trabajar en el suelo (estirados, sentados, ). Los niños y niñas se sienten como en casa, la confianza es plena, el ambiente propicio para el aprendizaje y los materiales están pensados para hacer el conocimiento más accesible.
Siguen trabajando de manera autónoma, se puede ver como cada vez buscan hacer actividades en grupo en detrimento de aquellas de carácter individual. Cada vez son más sociales y buscan compartir. La exigencia aumenta a medida que las capacidades lo hacen y se introduce la parte abstracta y sobre papel (siempre después del trabajo manipulativo con el material Montessori). Los niños y niñas se muestran concentrados pero felices, ¿y no es esa la base para los aprendizajes?
Perfecto final, digno de una escuela Montessori
Termina la visita y volvemos al lugar de partida, donde nos esperan unas alumnas de cursos superiores, que nos atienden de manera educada y nos acompañan a una sala de reuniones. Las escuelas Montessori promueven la autonomía y fomentan el desarrollo de las capacidades individuales y sociales de sus alumnos, no solo en las aulas, también ofreciéndoles posibilidades reales de poner en práctica todo lo aprendido. En este caso la pareja de estudiantes se encarga de recibirnos y ofrecernos unas bebidas que ellas mismas prepararán y servirán. Son niñas seguras de sí mismas, capaces, que no sienten vergüenza al relacionarse con una desconocida. Valores fundamentales para triunfar en la vida.
La experiencia ha sido muy positiva. Una nunca se cansa de visitar una escuela como ésta, una escuela Montessori, que defiende todos sus ideales al dedillo, que confían en lo que hacen y apuestan porque otra educación es posible.
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