Nos levantábamos escuchando el tren pasar, tomábamos un buen desayuno en la terraza, oliendo el mar, y después de comprar o hacer los recados que tuviéramos que hacer, nos íbamos a la playa o a la piscina. También había tardes de lectura en el sofá, de juegos con amigos. Días tranquilos, días con olores y con imágenes que no olvidaré nunca.
Somos privilegiados aquellos que podemos disfrutar de nuestros abuelos durante nuestra infancia. Hay abuelos que llevarán a sus nietos a mil actividades, abuelos que los tendrán cual cuartel militar, abuelos que no pisarán un parque, o abuelos que se conocen todos los parques de la ciudad, y otros que tendrán unas jornadas tranquilas con sus nietos. Pero siempre serán vacaciones entrañables.
Las pequeñas terremoto pasan muchos días con su iaia, vacaciones escolares, si están enfermas,… Y ojo! Que la abuela es dura de roer! Nada de desorden, ni de liarla mucho. aunque si se despista, pueden liarla tanto como quieran, que para cuando se entera y ve el caos…ya las deja hacer para que se las arreglen después conmigo.
Si se queda con una, se la llevará al super si tiene que ir, o al cine, o a hacer recados, o a lo que sea. Será más o menos firme con los juegos que puede jugar. Pero también pintará con ella, la llevará a la piscina, la mimará con dosis extremadamente altas de azúcar y chocolate, le comprará alguna que otro regalito y, al fin y al cabo, hará de abuela y tendrá a su fan nª1 en su nieta.
Si se queda con las dos, las intenciones de orden y armonía se convierten en zafarrancho de combate, dosis extra de tele y chocolate, y hasta sesiones de pintacaritas.
Pero eso tienen que hacer los abuelos. Consentir y mimar. Nada de estresarse (a la abuela de las criaturas la estamos entrenando en este punto). Deben disfrutar los unos de los otros. Porque son recuerdos que se quedan grabados.
¿Qué hay mejor que tu nieta te despierte a primera hora de la mañana para contarte lo que ha soñado, o lo que va a hacer ese día? ¿o que te pida que le inventes un cuento porque lo haces mejor que nadie? ¿o que juegue contigo al ataque de cosquillas?
Si les preguntas como lo pasan con su abuela, te cuentan las “maldades” que hacen juntas con una sonrisa.
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