Una semana más volvemos a estar sin la Princesa. En esta ocasión está con los Abuelos sin Zapatillas. La idea inicial era que estos días se quedara con nosotros. Eso me supondría madrugar más (es lo bueno que tiene el teletrabajo, que te organizadas como quieres/puedes) y ella aguantar un poco hasta que terminase de hacer mis obligaciones para luego ir a la piscina o al plan que surgiese. Pero ella ha preferido quedarse con los abuelos. Y el Santo, en un acto de generosidad inmensa, ha escogido no ver en 10 días a la niña de sus ojos con tal de que ella sea feliz. Y en este caso, el esfuerzo recae en los abuelos que se han quedado con sus tres nietos (de 10, 8 y 7 años) más contentos que unas pascuas. Los niños son más mayores y eso no sé si es bueno o malo. Porque son más independientes, más contestones y a veces, no tan fáciles de convencer de que pasen por el aro. La cartilla les ha sido leída más de una vez antes de dejarlos allí, con la amenaza de que se vuelven a Madrid, con el "caloret" a la primera de cambio. Y parece que la cosa les afecta porque, según nos cuentan, la cosa va sobre ruedas.
Ayer, me hacía la reflexión de que en parte todos estamos de vacaciones y/o veraneo (que no es lo mismo). Los niños, por supuesto, los primeros. Están disfrutando de la vida de pueblo, del aire libre, de la naturaleza y de los mimos de los abuelos. De todo lo que yo disfruté a su edad y que me esboza una sonrisa y una sensación de bienestar con solo recordar un minuto de aquellos veranos de infancia. Nosotros estamos de vacaciones como padres, retomando costumbres como la de salir a cenar, ver una peli sin interrupciones, comer y/o cenar cualquier cosa o dormir siestas de horas sin otra preocupación que la de si conciliaré el sueño por la noche. Y los abuelos... esos son lo peor parados pero me imagino que solo por ver a sus niños disfrutar les compensa salir de su rutina. Además, ellos tienen todo el resto del año para vacacionar.
Y ya que el próximo domingo, San Joaquín y Santa Ana, es el día de los abuelos quiero agradecer a todos los abuelos del mundo, especialmente a los cuatro de la Princesa, el esfuerzo que hacen todos los veranos para que los niños pasen unas felices vacaciones y nosotros un buen veraneo.
¡¡FELIZ MARTES!!