En Bolonia estuvimos dos días y medio más o menos. Llegamos en tren desde Turín lo cual es una buena manera de viajar con los peques y a mi parecer menos engorrosa (aunque he de decir que siempre me ha gustado más el tren que el avión). El hotel estaba muy cerquita del centro y de la estación por lo que pudimos ir caminando hasta el hotel y después de dejar las cosas, salimos a dar una vuelta para tener el primer contacto con la ciudad.
Al día siguiente nos pusimos manos a la obra para visitar los puntos de interés de la ciudad. Llegados a este punto he de decir que, así como Turín me sorprendió por todo lo que había por ver y los intentos (y en muchos casos éxitos) de plantear zonas para niños, en Bolonia me pasó todo lo contrario. En general encontramos pocas cosas que visitar, la mayoría eran para ver desde fuera y entre los fabulosos adoquines y los escalones que te encontrabas por todas partes, me pareció una ciudad más bien poco cómoda para ir con un cochecito. A esto le sumaria que no la vi nada planteada para los niños: no había apenas parques ni zonas de juego para los niños (en Turín había pocos parques pero encontramos varias zonas con fuentes para jugar) y la única actividad que encontramos para ellos eran un espectáculo de marionetas que me pareció carísimo y en el que no había ni información de horarios (estaba cerrado cuando pasamos por delante de la zona donde lo hacían). Además, no me pareció que la gente en general estuviese acostumbrada a ver niños ya que en los restaurantes no tenían nada parecido a batidos (o cacao en polvo) y o omitían completamente a I o la trataban como una niña más pequeña de lo que es. Lo cierto es que me sorprendió mucho haber leído que era una buena opción para visitar con niños porque lo cierto es que a mí no me lo pareció para nada.
Dicho esto, os explico lo que vimos:
Piazza Maggiore:
Es la plaza donde se sitúan la mayor parte de los puntos de interés, tiene una fuente (fuente de Neptuno) muy bonita que a I le encantó. Cuando fuimos tenían montado una especie de festival de cine y buena parte de la plaza estaba llena de sillas pero aún así, al estar flanqueada por varios palacios, y la Basílica de San Petronio, es bastante impresionante.
Palacio comunal:
Es donde esta la actual alcaldía de Bolonia. A la entrada hay un patio bastante grande y una escalinata por la que puedes subir. Evidentemente, al ir con el cochecito lo de la escalinata se nos hacia un poco problemático y, aunque nos costó lo nuestro encontrarlo ya que las indicaciones no es que fuesen muy buenas, conseguimos encontrar el ascensor para subir. Al llegar arriba pudimos visitar algunas estancias aunque al ser la alcaldía no las pudimos ver todas. También hay que decir que creemos que algunas zonas estaban cerradas por obras pero como no había ninguna información sobre el tema y fue solo una deducción basada en algunos andamios y demás aparatejos, no puedo confirmar nada. He de decir que lo mejor de esta visita fueron las vistas de la plaza desde la sala principal desde donde esta hecha la foto del punto anterior.
Basílica de San Petronio:
La fachada de la basílica es increible aunque la vimos en obras por uno de los laterales y me imagino que eso le resta encanto aunque la diferencia en la fachada es genial.
Palacio de los bancos:
Delante de la basílica esta el palacio de los bancos. Es un palacio enorme y muy bonito en el que se celebran eventos así que no se visita.
Torres Asinelli y Garisenda:
Dos torres gemelas una de las cuales está torcida. Debajo además hay una placita donde se puede parar un rato y en uno de los restaurantes hay música. I pasó un rato allí bailando. Una de las torres tiene un mirador aunque no pudimos subir porque solo había opción de escalera y era imposible con el cochecito.
Pórticos:
Todas las calles (o casi todas) están cubiertas por pórticos lo cual le da a la ciudad un aire muy característico. Merece la pena pasear por la ciudad para poder ver los distintos tipos de pórticos que hay (con distintos tipos de columnas por ejemplo).
Galerías:
En Turin ya vimos algunas galerias comerciales pero en Bolonia las hay por todas partes. Pequeñas y en casi cualquier espacio disponible. Para mí tienen un encanto especial ya que no se parecen en nada a los centros comerciales que encuentro en España.
Parque de la Regina Margherita:
En principio no íbamos a ver este parque pero el último día, después de haber recorrido ya toda la zona centro de la ciudad, empezamos a alejarnos un poco y cuando nos dimos cuenta estábamos al lado de este parque así que decidimos ir.
Fue una de las pocas zonas de juegos infantiles que encontramos en Bolonia (la otra era un parquecito cerca del hotel con cuatro cosillas para niños). El parque me encantó, es muy fácil olvidarte que estas en una ciudad y tiene fuentes y un lago además de alguna cafetería donde pudimos comer en una terraza al lado del lago.
Para acabar nuestra aventura en esta ciudad, ya comenté en las redes sociales que nos tocó esperar en el aeropuerto de Bolonia sentados en el suelo porque no había asientos para todo el mundo y eso que no es un aeropuerto especialmente pequeño. Al menos pudimos volver a disfrutar del pase especial para familias en el control de seguridad aunque en esta ocasión, el escaner era de tamaño normal así que si hubiésemos llevado el otro cochecito (el que no es silla de paseo) no estoy segura de si habría cabido. Por último, fuimos andando desde el aeropuerto al avión, que se que se hace en muchos sitios y la verdad es que el avión estaba cerca pero, ¿adivináis qué? de nuevo ni rastro de ascensor ni rampa ni nada.
En general, Bolonia me parece una ciudad muy bonita pero no creo que sea necesario tanto tiempo para visitarla y no creo que sea una ciudad idónea para ir con niños (al menos con niños pequeños) ya que no creo que esté pensada ni adecuada para ellos.