La cuestión es, ¿de verdad todas las famosas que dan a luz salen tan estupendísimas?. Y si es así, ¿es normal o va en contra de la propia naturaleza?.
Pues creo que, como todo en esta vida, no hay una verdad absoluta, y los cuerpos son tan diferentes como cada persona en sí misma. O sea, que sí, que puede ser perfectamente que haya famosas que salen del hospital con un tipo envidiable, igual que hay madres normales y corrientes que parece que no han dado a luz. Y también habrá famosas que no estén tan divinas pero intenten aparentarlo de cara a la galería por la presión a la que se ven sometida, la exigencia de lucir perfectas y estupendas, o que por el hecho de que su imagen sea pública no quieran verse en los medios de comunicación poco favorecidas.
Echando la vista atrás, a Elsa Pataky se le reprochó que luciera divina al poco de dar a luz a sus gemelos y se la cuestionó hasta la saciedad, incluso diciendo que le habían hecho unos arreglillos en el paritorio. Injusto cuando se trata de una persona con una disciplina envidiable en lo que al cuidado de su cuerpo se refiere. De hecho, donde otras personas vieron eso, yo ví un cuerpo de madre, con un busto generoso que aludía a su lactancia, guapísima y radiante.
Elsa Pataky a las 3 semanas de dar a luz a sus gemelos
Sin embargo también pudimos ver cómo Paula Echevarría salió con sus kilos de más al dar a luz y que recuperar su cuerpo le costó tiempo, esfuerzo, muchas horas de ejercicio físico y una dieta cuidada. Estoy segura de que no fue fácil.
Así lucía Paula Echevarría a las 7 semanas de dar a luz
Y también vimos a Kate Middletone saliendo de la clínica con su bebé en brazos y una evidente barriga posparto que no se cuidó en ocultar, y muy bien que hizo. Natural, guapísima y radiante de felicidad. Muy real de "realidad" y no de "realeza".
Kate Middelton, radiante y muy natural saliendo del hospital con su bebé tras dar a luz
A las mujeres se nos exige mucho hasta en lo más absurdo. Recuerdo cómo cuando recién di a luz a mi mayor, en una de las primeras salidas a la calle tras el parto, si no la primera, una vecina un poco
A mi me cuesta volver a mi cuerpo después de parir, es así. Soy barrigona de por sí y por muy poco peso que ponga durante el embarazo, éste y la barriga se quedan conmigo una buena temporada. No lo llevo bien, pero tampoco me voy a flagelar por ello, es lo que hay, a algunas mamás la lactancia materna les adelgaza, a mi no. Y así voy, igual que en mis dos anteriores pospartos, casi 6 meses después de dar a luz acumulo 8 kilos de más que no me hacen ninguna gracia y que no se van.
Pero no te voy a engañar. Tampoco es que me empeñe mucho en ello. Creo que cada etapa en la vida tiene sus circunstancias, a mi me toca que mis pospartos sean así: no soy disciplinada, no hago ejercicio, me gusta comer, y cambiar algo así en un momento de la vida tan sumamente delicado física y emocionalmente es difícil.
Y no me importa. Es decir, estoy más gorda -entiéndase por gorda a compararme con mi yo antes del embarazo- pero es que he pasado un embarazo, estoy en puerperio, doy lactancia materna a un bebé y no me exijo más que sobrevivir a esta locura y criar a mi bebé de la mejor manera posible. Me miro al espejo y no me gusta esa barriga que veo, tampoco me gusta comprobar que no me suben los pantalones o no me cierran las camisas, pero entiendo que es un proceso que volverá a su ser cuando corresponda.
No se si Tania Llasera será la única famosa con barriga posparto. Probablemente sí sea la única que enseña su barriga sin pudor, cosa que se agradece porque normaliza algo que nos sucede a la gran mayoría de recién mamás. Desde luego, no es la única mamá que no solo a las siete semanas de parir, sino que incluso al año siguen conservando ese "recuerdo" de su maternidad que en muchos casos se convierte en un complejo. Pero valiente es, yo no me atrevo a enseñar mi barriga, sinceramente. No es que no me atreva, es que no me apetece.
Lo que sí se es que lucir como ella en esas circunstancias es lo normal, y nadie debería sorprenderse. Nadie debería sorprenderse porque unos meses después de dar a luz el cuerpo de una madre no haya vuelto a su ser. De hecho hay cuerpos que cambian tras el embarazo y no vuelven a ser el mismo de antes por mucho que se intente. Y es que la maternidad no pasa en balde.
Aún así, ¿qué importa si una está más gorda, más flaca, se recupera mejor o peor, o pasa por quirófano para recuperar su cuerpo?. Ya te lo digo yo: NO PASA NADA.
En realidad, si a las madres -y mujeres en general- no se nos juzgara por absolutamente todo, no estaríamos hablando de esto. Lo deseable es que una no se tenga que sentir mal ni temer al qué dirán porque tiene una barriga más que prominente a los dos meses de dar a luz, ni que se sienta criticada porque se ha quedado divina y para las malas lenguas, tan dañinas como ignorantes, eso solo puede ser gracias al bisturí. Hagas lo que hagas, o sea como sea, te van a criticar igual.
Quizás lo importante, lo trascendente no es mostrar una maternidad real, sino reivindicar que se nos deje de exigir siempre y en todo momento, que nos dejen recuperarnos a nuestro ritmo, pero sobre todo que nos dejen vivir la maternidad con nuestras imperfeciones, o nuestras virtudes. Así de simple.