¿Qué sucede con los futuros padres con la llegada de un nuevo ser? Al igual que los cambios que se generan en la panza de la mujer con el embarazo, la relación en la pareja se modifica y se altera la característica del vínculo. Así como surge la alegría, también puede haber distanciamiento entre los progenitores.
Aun cuando el embarazo es buscado, la noticia puede producir un "quiebre" en la relación, lo que genera que a veces la pareja sufra tantas modificaciones como las que se generan en la panza de la mamá.
Hay que desmitificar la creencia de que una panza que empieza a crecer es sinónimo de una pareja que también lo hace; ya que en estos posibles cambios, los futuros padres deben adaptarse a la noticia. La tarea de la mujer será aceptar "el cuerpo extraño" dentro de ella.
Los cambios en el cuerpo de la madre, las náuseas y otros síntomas fisiológicos pueden expresar el lado negativo de la ambivalencia de la mujer, mientras que conscientemente ella puede estar adaptándose con entusiasmo a su rol. Luego, en forma gradual esta ambivalencia se irá transformando.
Después de la confirmación del embarazo, la percepción de los primeros movimientos fetales es el siguiente acontecimiento decisivo para los futuros padres.
Ahora (desde el punto de vista psicológico) el bebé ha empezado a adquirir autonomía; entonces, es aquí donde comienza el vínculo más temprano, dado que ahora hay un ser separado y por lo tanto la posibilidad de una relación.
Los padres empiezan a experimentar al futuro hijo como a un individuo y el bebé (dentro del útero) contribuye a su propia individuación por medio de los movimientos, ritmos y distintos niveles de actividad. El rol del padre ayuda tanto a la madre a separarse del feto y a diferenciarlo de sus fantasías como así también, le brinda la tranquilidad de que no será la única responsable de cualquier éxito o fracaso.
Hablando del padre ¿que le sucede en relación al embarazo?
Si bien para algunos (aunque ya no son tantos) incluir al padre dentro del embarazo y parto pareciera ser algo "excepcional" o un gesto de "generosidad"; incluir al padre en la relación entre la mamá y el bebé estaría dado desde el principio. Ya que para la concepción del bebé, fue necesario este padre. El bebé necesita de la madre (desde lo biológico y afectivo) pero del mismo modo, necesita del afecto y sostén del padre. La función y presencia del padre es imprescindible para que sostenga a la madre y al bebé en gestación.
¿Cómo nos damos cuenta de un padre que desea vincularse con su hijo? Cuando besan la panza, la acarician, le cantan; cuando compran ropa para el bebé; cuando fantasean imaginándose a futuro jugando con su hijo; cuando acompañan a su mujer a la consulta con el obstetra; cuando buscan un nombre o ayudan a decorar la habitación para el bebé...
Se sabe que el embarazo es diferente entre el hombre y la mujer. Que el hombre no lleve a su hijo en las entrañas no implica que no se comprometa vivenciando el embarazo en el plano mental y emocional.
Volviendo a la pareja embarazada, desde que el bebé es planeado entre ambos progenitores, se establece lo que se denomina el "deseo". El deseo significa que los papás pregunten: ¿Cómo será nuestro hijo? ¿Qué color de ojos tendrá?¿De qué manera llegará?... Así, el niño nace en una familia que pueda imaginarlo, desearlo, ubicarlo desde lo simbólico al darle también un nombre y apellido.
Por todo lo anteriormente expuesto (de lo que sucede dentro de la pareja con la llegada de un bebé), es que me parece súmamente importante el poder abordar la musicoterapia dentro del área de obstetricia, focalizando el "hacer" hacia la "tríada" (mamá - papá - bebé).
En musicoterapia, al trabajar con "parejas embarazadas" el padre logra ser partícipe de todo cuanto sucede durante la gestación de su bebé, no sólo se vincula con él, sino que favorece a la relación con su pareja, siendo también su función la de contener y sostener a su mujer durante el proceso del embarazo; trabajo de parto; parto y nacimiento.
A través de diferentes técnicas y procedimientos se trata de fortalecer y mejorar la relación entre los progenitores y establecer un vínculo afectivo con el niño por nacer. Donde afloren el deseo de la concepción, el deseo del embarazo, el deseo del hijo, el deseo de la maternidad y paternidad, el deseo de la crianza. Un fuerte vínculo intrauterino por parte de ambos padres hace que inconsciente o conscientemente el bebé se quiera compartir, disfrutar de él, y en este caso la música funciona como medio de comunicación de los padres que deseen relacionarse con su bebé antes de que nazca.
En la "pareja embarazada" se pone en juego el encontrarse a uno mismo y encontrar al otro para poder encontrar el equilibrio emocional; el dar y recibir; el buscar la contención; la entrega; sostener y ser sostenido; encontrar y encontrarse con los pudores, las fantasías, las ansiedades, miedos, placeres, ternura, amor, alegrías...