Quizás en algún momento también te has preguntado: ¿Por qué conmigo parece el demonio encarnado y con los demás se comporta como un arcángel?
La respuesta está en que desde pequeños desarrollamos la inherente cualidad de adultos de competir, pero a veces esa situación se vuelve fastidiosa, muy repulsiva y denigrante ¿Qué hacer?
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¿Qué hacer para NO Discutir con tu Hermano?
La familia como un círculo:
No podemos permitir que ninguno de los miembros se quede por fuera de las conversaciones familiares y anteponer el respeto como muestra de atención con el otro. Por más pequeño que sea uno de ellos, no se le pude pedir que vaya al cuarto mientras se está plática de algo en específico.
Las comparaciones:
No debes dejar que te gane la ira. Cuando estés con tu hermano evita decir cosas como: yo hice esto y tú no, yo gané este reconocimiento cuando tenía tu edad, a tu edad yo ya me había graduado, tengo un trabajo y tú no esto solo causa repulsión, fastidio y alarga los lazos entre la familia e incluso el deterioro de las relaciones con tus padres.
El método del silencio:
Cuando estés en una de las tradicionales peleas con tu hermano, intenta hacer lo siguiente: seguramente él comenzará a alzar la voz y a gritarte, lo mejor que puedes hacer es no responder absolutamente nada por más injusto o vulgar que haya sonado lo que te dijo, quedarte en silencio y marcharte. ¿Qué pasa?: según los psicólogos la otra persona, al ver que no has respondido con más gritos, ni con más humillaciones, se sentirá realmente mal así no lo parezca, se culpará de lo dicho, posiblemente se disculpará y no volverá a hacerlo.
Prueba con las conversaciones:
Una de las cosas que más separa a los hermanos es la falta de comunicación asertiva. Si eres un chico quizás querrás hablar de la chica que te gusta, así que en vez de hacerlo con tu mejor amigo, hazlo con tu hermano, llámalo, colócale una cita y platícale lo que sientes y piensas y pídele posteriormente su opinión. Y así también con las mujeres. El tema es encontrar un asunto de interés para ambos y ponerlo sobre la mesa a discusión.
Inventa un plan:
Si hay algo divertido que puedes hacer, es inventarte un plan con tu hermano: llévalo a conocer tu universidad o preséntalo con tu jefe; invítalo a cine a ver esa película nominada al Oscar; vayan a un parque de aventura o donde hayan juegos para parejas en el cual los dos deban poner de su parte para resolver los retos lo más ampliamente posible.
Los amigos de tus amigos:
Si tienes una salida preparada entre amigas este fin de semana, ¿Por qué no invitar a tu hermana también? Permítele que sepa de tu vida, que te encuentre como un ser humano sociable y pídele a tus amigas que le permitan adaptarse.
Apóyalo:
Supongamos que acaba de cortar con su pareja o (esperamos que no sea así), perdió a uno de sus hijos. Es el momento de mostrarte atento, de hacer todo por él en ese momento donde el paisaje esta oscuro. Demuéstrale que puede contar contigo en la felicidad y en la tristeza. Él lo recordará por siempre y los lazos se harán más fraternos, más humanos.
Con tus padres:
Recuerda que tienen en común ser hijos de una misma sangre, así que tómense un momento en las noches para platicar todos, al menos durante la comida o cuando ven la televisión. Es probable que ninguno de los dos viva en casa, pero al menos una vez por semana te debes a ellos porque son la base de tu vida, así que concreta una cita un día en específico y pídeles a todos que se reúnan para comer y charlar. Eso es suficiente.
El mundo digital:
Si hay un arma poderosa en el mundo para atraer la atención, son las redes sociales. Busca contenido y compártelo con él, comprende que una gran parte del día las personas navegan a través de la web y es el mejor momento para interactuar con tu hermano. Etiquétalo en alguna publicación o envíale un vídeo que sabes que va a interesarle.
Y finalmente déjalo ser:
Puede que seas el mayor o el menor, pero nada te da derecho a obligarlo a hacer algo que no le gusta. Somos humanos y como tal necesitamos un espacio para desarrollar nuestras capacidades y es un deber de todos permitir y generar dichos momentos, complementando con consejos pero dando cabida a los errores y a la propia solución de conflictos. De eso se trata esta relación.