Vivimos en una sociedad en la que hemos roto la transmisión del aprendizaje de dar el pecho. Lo que antes se aprendía de forma casi sin querer, porque se veía a otras mujeres amamantar, ahora nos lo deben explicar.
Después de más de una generación de intromisión del biberón, en la que las madres han aprendido más a preparar un biberón que a dar el pecho, parece que amamantar se ha convertido en algo complicado.
Hoy en día nos da la sensación que debemos seguir unos pasos muy complicados, que nos expliquen unas posiciones muy concretas, y unas frecuencias muy bien pautadas para aprender a dar el pecho.
Realmente, ¿siempre debes seguir unos complicados pasos para dar el pecho?
Te voy a confesar algo… yo empecé muy mal con la lactancia. Pero ahora soy capaz de dar el pecho mientras hago un sinfín de cosas.
Durante 15 largos días (que se me hicieron eternos) mi bebé no se cogía al pecho y lloraba cada vez que lo ponía. Tuve muchas grietas, falta de leche, ingurgitación. Estuve con la interferencia del biberón desde el mismo hospital y todos querían ponerle el chupete para que se calmara (creando así la famosa confusión del pezón).
Hasta que aprendí a darle bien el pecho. Paso a paso aprendí cada una de las posiciones más habituales para que tuviera un buen agarre. Entonces no me podía saltar ningún paso, todo debía hacerlo con plena atención.
Hasta que hoy en día, después de más de 3 años amamantando, soy capaz de darle el pecho en todas estas situaciones (ah, y sin un portabebés):
Mientras pliego la ropa y la guardo en el armario.
Mientras remuevo la comida de la sartén o la olla para que o se pegue.
Mientras hablo por teléfono.
Mientras pelo unas patatas.
Mientras escribo en el ordenador.
Mientras ando por la casa.
Mientras recojo algunos juguetes del suelo y los guardo en el armario.
Mientras pongo la ropa en la lavadora.
Mientras escribo una idea que se me ha ocurrido para preparar un post para este blog.
Mientras tomo mi desayuno, mi comida, mi merienda o mi cena (ya he dado el pecho en todas las comidas del día, y hasta con invitados en casa… porque considero que las necesidades de mi hijo no se pueden aplazar, y yo no me quiero perder mi vida social con mis invitados).
Estas son las 10 cosas que ahora mismo recuerdo, pero con el día a día es muy posible que me surjan más.
¿Qué he conseguido con ello?
Sé que muchas madres se pueden alarmar al leer esto. Sé que prefieren dar el pecho con plena dedicación y consciencia.
Yo también lo disfruté así durante un buen tiempo, y lo sigo haciendo en algunas tomas al día. Pero el día a día durante más de 3 años me ha obligado a algo muy importante: integrar la lactancia materna en mi día a día. Integrar la crianza de mi bebé criado en casa en mi vida diaria.
Por eso aprendí a dar el pecho también mientras hago otras cosas. Mira lo que he ganado con esto:
Me siento más tranquila porque aprovecho a hacer otras cosas mientras mi hijo está atendido y tranquilo.
Estoy convencida de que mi hijo me nota más feliz que antes, que le daba el pecho sólo sentada y rodeada de cojines estratégicamente situados mientras pensaba en las mil y una cosas que también quería hacer. Ahora sigo con mi vida y mis actividades mientras él está conmigo.
Mi hijo está más atendido porque no debo retrasar su toma para acabar algo (sé lo nerviosas que nos puede poner sentir que no acabamos nada a lo largo del día).
He desarrollado una fuerza en mis brazos y mi espalda que nunca había tenido.
Ejercito un montón las piernas mientras me agacho a coger algo del suelo con mi bebé en el pecho.
Pero, ¿cómo lo he conseguido?
Si te sientes llena de dudas, sabes que tu lactancia no va bien y no consigues tener una buena posición para que no te duela dar el pecho, tranquila, yo también lo sentí, y ahora disfruto de una tranquilidad absoluta.
La lactancia se ha incorporado en mi vida de forma totalmente natural. Forma parte de mi día a día y de mi noche a noche.
Ya no interfiere para nada, ya no interrumpe la mayor parte de mis actividades (algunas sí, claro, pero puedo seguir haciendo otras cosas sin mayor problema).
Y tal como lo he conseguido yo, lo puedes conseguir tú. Pero tal vez te preguntes ¿cómo lo vas a hacer?
Bien, dicen que la práctica hace al maestro. Porque no hace falta que hoy te aprendas todas las posiciones sin que te duela y con las que tu bebé esté tranquilo y se alimente bien.
Prueba hoy de una forma. En la siguiente toma vuelve a intentarlo, y en la siguiente, y en la siguiente… tranquila, puedes probarlo muchas veces ;-). Seguro que mañana lo harás con más práctica.
Cuando quieres amamantar con toda tu alma y sabes, en cada célula de tu cuerpo, que lo vas a hacer sin problemas, el día a día te lleva a conseguirlo.
Hoy te informas con un vídeo en internet (mira uno que he preparado para tí sobre las claves para dar el pecho con éxito), mañana te dan un consejo que te resulta útil en el grupo de lactancia, al siguiente descubres que tu bebé está más tranquilo en una determinada posición… y poco a poco se integra en tu día a día.
Ahora ya sé darle el pecho de pie: cuando tenía 2 años usaba solamente los 2 antebrazos, teniendo así las manos libres, o con un antebrazo y la pierna contraria apoyada en un juguete en el suelo, en una silla o en un cajón de la cocina.
Y todo esto lo hago sin usar un portabebés. Imagínate lo que puedes llegar a hacer mientras das el pecho a tu bebé en un portabebés (en breve te escribo un artículo con más ideas de cómo integrar la lactancia en tu día a día gracias a un portabebés).
Cuéntanos lo que haces tú mientras das el pecho a tu bebé. Seguro que nos anima a muchas madres a normalizar la lactancia e integrarla en nuestro día a día, sin que resulte un parón en nuestras vidas.
Si estás embarazada o empezando con la lactancia y se te hace una montaña dar el pecho, déjame mostrarte un vídeo con las 3 claves que te facilitarán la lactancia desde el principio. Luego ya verás como todo fluye y lo integrarás en tu vida.
Para ver el vídeo gratis, deja tus datos en este formulario de abajo:
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