¿Qué es la crianza sostenible? Mi amiga y compañera en la aventura bloguera Rosa Mª tiene un blog en el que nos explica en que consiste, un rincón desde el que nos habla de la educación y la crianza desde otra perspectiva más respetuosa. Rosa es además de bloguera, profesora de secundaria y mamá de un maravilloso niño. Y generosamente se ha pasado por aquí para explicarnos como podemos conseguir que nuestros hijos adolescentes sean más sostenibles. En esta época de la vida es muy normal que se lancen al consumo voraz, busquen marcas y empiecen una carrera de comprar por comprar. Cosa que normalmente a los padres nos pone un poco de los nervios. Os dejo con Rosa, sus consejos están llenos de sentido común y son muy sencillos de seguir. Os animo a leerlos y seguirlos.
Es el décimo cuarto cumpleaños de Iván que está cursando 3º de la ESO. Como es un buen estudiante, sus padres le han regalado una nueva consola de videojuegos, un Ipad y unas zapatillas de una marca muy conocida. El adolescente presume de ellas en clase el lunes a primera hora ante la admiración y la envidia de sus compañeros de pupitre.
La anécdota da pie a un interesante debate sobre los hábitos de consumo de los adolescentes. ¿En qué gastan el dinero los adolescentes? ¿Cuáles son sus hábitos de consumo?
La mayoría de ellos confiesa comprar ropa al menos dos veces al mes. Algunos alumnos reconocen que no miran el precio de lo que compran y menos su procedencia. Alberto, un alumno que se sienta en la última fila, defiende lo mucho que le quieren sus padres porque siempre le compran ropa de marca y exhibe orgulloso su plumas nuevo (sobran los comentarios).
Otros afirman que suelen consumir porque la ropa es barata y todo el mundo lo hace. La mayoría de ellos reconoce haber comprado alguna prenda u objeto que nunca llegaron a usar pero que compraron porque estaba de oferta, porque llevaban dinero en el bolsillo o porque simplemente se aburrían.
Si pregunto por otros bienes de consumo como los productos tecnológicos, la mayoría se reconoce como cliente de ciertas multinacionales del sector de la informática y los videojuegos. Se saben muy bien el eslogan de una conocida tienda Yo no soy tonto.
Ante este panorama cabe preguntarse si es posible que sean capaces de adoptar pautas para un consumo responsable.
Sin embargo, antes de todo ello, debemos plantearnos nosotros como padres qué ejemplos damos a nuestros hijos con nuestros hábitos de consumo.
Si cambiamos cada año de coche o nos pasamos la vida comprando y acumulando objetos inútiles o vamos detrás de cualquier ganga a mitad de precio, no podemos quejarnos de que nuestros vástagos sean víctimas de la sociedad de consumo.
¿Son los adolescentes consumistas o somos los adultos lo que les hemos contagiado nuestra fiebre por comprar y comprar?
No tengo la respuesta a esta pregunta pero sí te puedo ofrecer una serie de claves que te ayudarán a que tu hijo sea un adolescente más consciente y respetuoso con su entorno.
Consejo 1
Planta una tomatera.
O una lechuga o albahaca. No importa tanto la planta en sí, como el objetivo por el que lo haces. La teoría la aprendieron en el instituto pero no la han aplicado nunca.
Plantar, regar, cuidar y después recoger los frutos, son aprendizajes para la vida. Les permitirán ser más conscientes del entorno en el que viven.
Puedes colocar la maceta en el alfeizar de la ventana, o si tienes gatos como yo, colocarla entre las contraventanas o en un lugar donde no tengan acceso.
Vale, no he plantado nunca un árbol. No importa, hay tutoriales en Youtube que te explican cada paso.
Se trata de algo sencillo que no requiere de muchos cuidados pero que tiene enormes beneficios: se trata de una actividad que podéis hacer juntos, desde elegir la planta, la maceta, dónde la vais a colocar y cuáles son los cuidados que requiere diariamente.
Aunque apenas les interesen las plantas, comerse un tomate recién cogido de la mata es una delicia hasta para el más escéptico. Además, cultivar un alimento en casa, mejora el aire que se respira, ya que atrapa el CO2.
Son todo ventajas, así que no tienes excusa.
Consejo 2
Cocina comida en familia.
Es simple, fácil y barato. Cocinar comida no es comprar un producto preparado y meterlo al horno o calentarlo al microondas.
Por supuesto, que todos vamos mal de tiempo y parece que cocinar es algo irrelevante. Sin embargo cocinar debería ser un pilar en nuestras vidas, ya no solo desde el punto de vista de la salud, sino también desde el punto de vista educativo.
La publicidad hace muy bien su trabajo vendiéndonos un sinfín de productos para que no tengamos que hacer nada a fuego lento.
Luego no le echemos la culpa al chaval por pasar parte de la tarde atiborrándose de hamburguesas en McDonald’s.
De nada sirve decirle que es malo para la salud merendar bollería industrial. Seguirá zampándose un Bollycao sin mover una pestaña. Es infinitamente más útil enseñarle a preparar repostería casera. Será más consciente de lo que come y de cómo lo come.
Lo fundamental es integrar la cocina en la rutina diaria. Eso pasa por preguntarle qué desea comer. Aunque no te guste la respuesta y prefieras una opción diferente, respeta su decisión.
Es imprescindible que le dejes entrar en ese espacio sagrado. Debemos perderle el miedo a la situación, ya que cocinará bajo tus directrices. Aún será mucho mejor si trabajáis en equipo, puede ser tu pinche de cocina.
Una vez hayáis acabado se sentirá orgulloso de lo que habéis elaborado. Puede que no sea el manjar más apetecible pero seguro que os lo coméis encantados.
Consejo 3
Opta por un ocio al aire libre.
Tu cartera y tu salud te lo agradecerán.
Si el tiempo de relax que pasas con tus hijos se limita a ir al centro comercial y caer en las ofertas de cada semana, tú y tus hijos solo querréis gastar.
Cambiar el centro comercial por una mañana haciendo senderismo en la montaña, patinando en el parque o visitando rincones que aún no conoces de tu ciudad, es bastante más sano, más barato y más sostenible.
Si optáis por la montaña respiraréis aire puro, haréis deporte y podréis disfrutar de bellos paisajes. Además podéis aprovechar diferentes épocas del año para recoger setas, disfrutar de la nieve o pasar un rato agradable huyendo de los calores estivales.
Consejo 4
Anímale a que haga deporte.
Deporte no es permanecer durante horas delante de una pantalla, lo siento. Toca apagar el ordenador, la Playstation o la Wii. Y sí, en el concepto pantalla también está incluido el móvil.
Cualquiera que pase tiempo con un adolescente reconocerá que se pasan la vida delante de una pantalla, o la del móvil o la del ordenador. Y si no está conectado a algo es porque está castigado.
El tiempo que pasan con la tecnología va en detrimento del tiempo que ya no dedican al deporte.
Aunque a tu hijo le apasionen los videojuegos no es sano ni para él ni para el planeta pasarse las tardes conectado.
Pero para que salga de la cueva (su habitación) tendrás que ofrecerle algo que sea de su interés.
Anímale a practicar un deporte que le guste y que se le dé bien, si puede ser en equipo mejor. Será un tiempo muy fructífero para él. El deporte transmite una serie de valores que son perfectamente compatibles con los del cuidado al medio ambiente.
Consejo 5
No se compra nada hasta que no se tire algo.
Los adolescentes tienden a acumular objetos. Ya sea de cuando eran más pequeños o cosas que no utilizan pero que siguen en la habitación durante años. No es la primera vez que una madre llama a la habitación de su hijo, Leonera.
El desorden hará, que en ocasiones, ni siquiera recuerde donde estaba algo que necesita o lo reemplazará porque lo ha perdido.
La regla es muy simple: antes de comprar hay que tirar algo.
No puede ser que una adolescente tenga más zapatos que Imelda Marcos o más básicos de otoño que El Corte Inglés. Debe primar el sentido común: se compra aquello que es imprescindible y necesario.
Si algo ya no nos sirve, lo más sensato es desprendernos de ello.
No se trata de tirar todo a la basura, ya que son objetos que pueden tener una segunda vida. Estos objetos y prendas se pueden donar a otras personas o instituciones. Así daremos un valor al objeto inútil y trataremos de reafirmar al adolescente en su deseo. Si la compra tiene unas consecuencias directas será más responsable de lo quiere comprar y porqué.
Espero que estos consejos te ayuden a criar un adolescente comprometido con su entorno y más crítico con la sociedad de consumo.
Y tú, ¿Qué opinas de estos consejos? ¿Te parecen fáciles de llevar a cabo? ¿Añadirías algún otro?
RosaMartínez de Mamá y la Tribu