Hace exactamente seis meses vi por primera vez a mi hija, pero todavía tengo intacto el recuerdo de ese momento. En medio de un dolor inmenso, nervios y alegría llegaste mucho más rápido y diferente de lo que soñé.
No niego que estos últimos meses han sido bastante fuertes y tengo momentos en los que siento que no puedo más; pero también he aprendido muchísimo no sólo acerca de mí, sino de estos dos angelitos que me acompañan todos los días. Aquí les comparto un poco de mi experiencia:
He aprendido a ser más paciente y aunque tengo días en los que la paciencia se me acaba en un dos por tres, grito y me desespero, eso me ha enseñado a darme cuenta que esa no es la madre que quiero ser para mis hijos. Al final del día soy una madre real, que siente igual que cualquier otro y que como en todo tiene sus días buenos y otros regulares.
He aprendido que el amor incondicional no es el que yo le doy a mis hijos, sino el que ellos me brindan a mí. Yo creía que el amor hacia mis hijos era incondicional y ojo claro que lo es, pero ellos me han enseñado el verdadero significado de amor incondicional. Ellos me aman sin importar si parezco una loca o estoy en punta en blanco, si la casa está impecable o no, si grito o si lloro, ellos siempre están allí amándome sin condiciones.
He aprendido a vivir o sobrevivir sin dormir o durmiendo mucho menos y créanme que añoro muchísimo mis 8 horas de sueño corridas o una buena siesta durante la tarde. El café se ha convertido en mi mejor amigo.
He aprendido a hacer maravillas con el tiempo en especial mientras mis hijos toman la siesta; muchas veces miro la cama y lo que me provoca es dormirme con ellos, sin embargo la mayoría de las veces me toca elegir entre bañarme, cocinar, limpiar o adelantar una de las mil tareas que tengo por hacer.
Pero lo que más he aprendido junto a mis hijos es a ser más humana, a sentir todo más profundamente, desde disfrutar las pequeñas cosas de la vida y alegrarnos por el simple hecho de estar vivos. También el dolor se siente más intensamente, ahora es imposible que no me mueva escuchar o ver a un niño llorar. Siento más empatía por todas las madres sobretodo cuando veo que están pasando por un momento difícil.
Poco a poco las cosas van mejorando y cada uno de nosotros se está adaptando a que ahora somos una familia de 4. Todos los días seguimos conociéndonos y queriendonos, pero sobretodo cada día aprendo más.
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