© Ezio Gutzemberg
¿Cosas como que?, os contaré evidentemente las que me han pasado a mi, por ejemplo:
Olvidar los pañales. No hace falta explicar lo que puede desatar no tener un pañal en el momento necesario.
Que se te acaben las toallitas húmedas. Peor que no tener pañal, creo que es olvidar las toallitas, o en su defecto que se te acaben tras una explosión de caca, yogurt en ropa, o por todo el coche, saltos en charcos estilo Peppa Pig, o lo que sea. !Vivan las toallitas!
Olvidar uno o dos cambios de ropa y que se ponga perdido sobre todo de líquidos de cualquier tipo, #MiniMoi ha regresado a casa envuelto en algún sweater del padre muchas veces. No me importa que se ensucie, pero que se moje en cualquier época diferente al verano, para mi es una tragedia, que seguro terminará como mínimo en mocos, tos y en el peor de los casos fiebre.
Tener una colección de unos 20 baberos y decir "no compro ni uno mas", porque tu bebé se las ha ingeniado para levantarlo o meterse la comida entre el babero y su camisa, su forma de decir que no le gusta usarlo. También llorar como un descosido para que se lo quite funciona.
Gastarte 800 euros en un carrito de ultima generación y que tu hijo lo haya usado ¿diez veces durante 5 minutos?.
No saber como funcionan los pañales de piscina, y de repente encontrar al niño y a la silla del coche totalmente mojados, y no entender porqué, ¡porque llevaba pañal!, hasta que tu buena cuñada te explica que son hechos así a posta, solo retienen las caquitas y al pis lo dejan fluir. "Deberian venir escrito en el empaque con una nota para padres primerizos".
Decorar una habitación con mucha ilusión, solo por capricho porque sabias que ibas a colechar, y dos años después tenerla desmantelada y como habitación de los juguetes.
Llevar a tu hijo a las fiestas del pueblo y que no quiera jugar con la espuma en que los demás niños se revuelcan como locos, que termine el show, se acabe la espuma y el se dedique a saltar charcos tipo Peppa Pig, pero que encuentre uno profundo y le dé por "bañarse" en él, poniéndose hasta arriba de todas las inmundicias que pueden estar concentradas en el agua estancada de una plaza que lleva dos días de fiesta. ¡Asco, es poco!
Ponerte una falda, llevar medias de nylon porque aun hace un poco de frío y apenas llegas al sitio, se rompan porque el velcro del zapatos de tu hijo destruye la medias cada vez que se trepa en tus piernas. "Todos" los zapatos de mi bebé tiene velcro, creo que experimentaré esta situación hasta que aprenda a llevar cordones.
Vestirte divina de la muerte y que tu peque te de un abrazo y te ensucie toda la camisa, rogando que no sea chocolate porque allí es probable que en ese momento tambien tengas decorado el pantalón.
Calentar "solo diez segundos un potito en casa de mi hermana", introducir una cucharita de metal en el envase y perseguir a MiniMoi para que coma, y el potito que prácticamente estaba frío, pero que solo los quería comer así porque hacía mucho calor, y que yo, ya había probado y notado que estaba asquerosamente frío, no me percaté de que de alguna manera se calentó la cucharita de metal, y justo le doy al niño una cucharada de potito hervido, pobrecito mio, no me puedo imaginar el dolor de la quemadura, solo me recuerdo corriendo con él hacía un lavaplatos para lavarle la boca y quitarle los restos que inundaban su pequeña boquita. Si pudiese olvidar como se llevó las manitos a su estomago y sentó de dolor quitaría de inmediato ese recuerdo y el sentimiento de culpa y rabia que me invade aún. Si pudiese regresar el tiempo, jamás habría calentado ese potito. Sé que probé el potito, sé que no estaba caliente, que lo mezclé bien antes de probarlo, pero algo pasó y el bebé se quemó, y de por vida tengo el sentimiento de que soy una mierda como madre, y cada vez que lo recuerdo no me lo puedo perdonar. Y ahora solo utilizo cucharitas plásticas si debo sumergirlas en algún puré, potito o similar.
Que el niño se te caiga de las piernas en la consulta del pediatra. Después de varias noches de insomnio, des-coordinación, llegar, sentarte ponerte la bebé en las piernas y mientras te quitas la chaqueta el bebé se va de boca, con las consecuentes miradas acusadoras y los cuchicheos de las madres perfectas que todo lo juzgan porque a ellas jamás les pasaría algo así. Afortunadamente tiene unos reflejos de oro, y metió las manitas, no pasó de un susto, pero si me quedó otro registro de "soy una madre de mierda".
Que a tu hijo se le ocurra armar un berrinche bajando las escaleras de salida de tu casa, y justo cuando se va a caer, grite con llantos, y se quede colgado de una mano a la tuya que tratas de sujetarlo para que no se caiga, levantes la mirada y tengas a dos policías que justo van pasando y se te quedan viendo con cara de madre maltratadora y debas poner cara de póquer y actuar "con naturalidad", mientras piensas: ¡esto no es lo que estáis pensando!.
O que a tu bebé de 17 meses le dé por anticipar la etapa de los berrinches, estrenándose en un carrefour, un dia antes de irte de viaje, y no lo haga de otra forma que llorar a moco tendido tirándose y revolcándose en el suelo del sitio en el que solo estarías diez minutos, y terminas pasando allí casi 3 horas, y aunque lo abraces, lo calmes, lo distraigas, vuelva al trapo por cualquier cosa, sin poder salir del local, y escuchando los consejos, risas, criticas de todo tipo mientras dura el espectáculo que el bebé mas dulce del mundo acaba de montar.
Haber aplicado la técnica del BLW desde los seis meses con lactancia complementaria, el niño coma absolutamente de todo, y por irte de vacaciones en navidades al regreso pasemos dos meses en los que solo quiere potitos comerciales, y cinco meses después, se haya vuelto un tiquis miquis con la comida. Solo en la guardería me juran que se lo come todo. ¿De qué tamaño serán las porciones?, ¿Qué será todo para la cuidadora?.
Andar en perpetua procesión por todo el salón y la cocina para que mi peque con sus "nuevos hábitos" meta algo en el estómago, un dia come en la encimera de la cocina, otro en el sofá, el cual cada dia está mas sucio, ya no quiere la trona, come de pie en una silla que he dado hace rato por perdida de lo asquerosa que está, y que a mas o menos a la mitad del pato te diga "ya" y no coma mas.
Tener la casa finalmente ordenada, irte al baño cinco minutos antes de que llegue tu esposo y cuando regreses al salón, pareciera que un huracán se hubiese desarrollado en esa área de tu casa en concreto. Al menos, mi esposo es de los que llega y ayuda a recoger el desorden y a echar una mano con el niño, y no es de los que pregunta que has estado haciendo hoy, ¡como para contestar a esa pregunta!.
Decidir que como hace un día estupendo hoy te iras dando un paseo hasta la guarde, llevarte el portabebés "por si se cansa", pasar tres horas en el parque, y cuando lo vas a meter en el portabebés llore como si lo estuvieses matando y tener que regresar a casa, con tus cinco meses de embarazo, alergia al polen, ataque de asma y el bebé de once kilos en brazos.
No llevar al niño durante tres semanas a la guarde porque el pediatra así lo recomienda, y en el siguiente cumple, todos los demás niños están empestados, contagiando de nuevo y con virulencia al tuyo que es el mas peque de la fiesta y terminemos hospitalizados una semana.
No llevar al niño a la guarde durante varios días porque puede contagiar los mocos y cuando entres al aula, veas que todos los demás niños con las caras llenas de mocos verdes que les cuelgan de la nariz, se los chupan o se los limpian con las manitas y luego cogen los juguetes, Siempre has sabido que "eso tiene pinta de ser así", pero verlo en ayunas y cuando traes a tu peque "limpio de mocos", es asqueroso. A pesar de todo, siento que somos muy afortunados, al poder permitirnos quedarnos en casa y superar una gripe. No me quiero imaginar lo que siente una madre que deja a su mocosito que pasó la noche anterior con fiebre en la guarde porque no tiene otra opción, ni el malestar de ese bebé que solo quiere los brazos de mamá. Muchas veces me he venido a casa con mi ropa llena de mocos de algún bebé del aula que está malito pero que quería darme un abrazo. ¿Cómo negarlo?.
Que venga tu amiga desde muy lejos a visitarte y a conocer al peque solo por días, llegar tarde al aeropuerto a buscarla, llevarla a comer a un restaurante, dicho sea de paso, ambas nos comeríamos una vaca, y apenas llega la comida, el peque comienza a vomitar tipo Linda Blair, tener que salir corriendo al hospital, con tu amiga incluida, y que la poca interacción que la pobre ha tenido con la familia haya sido secando vómitos, y calmando a la madre que está hecha un mar de nervios y ya no coordina por las múltiples noches en vela.
Preparar ilusionada la fiesta del primer año de tu hijo, familiar, en casa y retrasarla una semana para aprovechar a los primos que vienen de USA para que celebre un cumpleaños con su familia, y que días antes de que aterricen en Madrid, te caigas por las escaleras, termines con un yeso, no te lo quiten para la fiesta, la cual pasas un rato con muletas, otro en silla de ruedas, y otro abusando caminando con el yeso. Dar gracias a Dios por tener una cuñada que es una bendición por sacrificar días de sus vacaciones para cuidarte y ayudarte, y una amigas que corrieron en tu auxilio horneando y decorando los cupcakes que tenias en mente, y ayudándote durante toda la fiesta porque como e costumbre invitaste a mucha gente y se te fue de las manos. Nuevamente, ¡me siento afortunada!.
Nos pasan muchas mas cosas, a la final todo queda como historias anecdoticas, cosas que después las piensas y muchas te dan risa, otras las recuerdas con cariño, pero esta lista sería interminable, y yo me lo tomo con filosofía, porque mi estilo es el de una madre slow, y me gusta disfrutar de cada momento, vivirlo, sea un acierto o sea un desastre, asi que paro aquí y no indago mas. ¿Y a ti, que cosas te han pasado como madre?