Tener que soportar el calor con un bebé en el vientre no es muy agradable. Muchas mujeres padecen los síntomas típicos del embarazo durante estos meses como bajadas de presión, piernas hinchadas, agotamiento generalizado, etc. ¿Cómo intentar llevarlo mejor? Una nutrición adecuada y la hidratación son esenciales para ayudar de la mejor manera durante los nueve meses de gestación.
La primera regla a seguir es beber por lo menos 2 litros de agua mineral durante el día. Esta es una condición que deberíamos cumplir todos pero sobretodo en caso de estar embarazada.
Pero ¿qué agua podemos elegir durante el embarazo?
Un consejo para las mujeres embarazadas es que escojan el agua natural baja en sodio, para promover la diuresis y reducir la retención de agua, pesadilla para muchas mujeres embarazadas. Pero debe ir alternándose con un agua de mineralización media para mantener el equilibrio adecuado de minerales y así captar los nutrientes necesarios para la madre y el feto.
Se debe ir bebiendo agua durante todo el día, no mucha de golpe. Y sobretodo no llegar a tener sed. Cuando nuestro cuerpo nos pide agua es que detecta una anomalía así que no tenemos que llegar a este extremo. Por eso es importante ir bebiendo poco durante todo el día. Y mejor que la tengas a temperatura ambiente. Las bebidas demasiado frías pueden ser responsables de una congestión, mientras que el agua a temperatura ambiente, ayuda a combatir el estreñimiento facilitando el tránsito intestinal.
Algunos consejos para los días más calurosos
Cuando hace calor a veces tendemos a caminar más por la playa o el parque y todo ello hace que perdamos más agua corporal y minerales. Lo mejor es que desde hoy te acostumbres a llevar siempre encima una botella de agua. Si lo prefieres, en vez de agua puedes llevar zumos o batidos, pero siempre naturales y sin azúcares añadidos. Además, si quieres alargarlos un poco es preferible que lo hagas con agua y no con leche. Incluso puedes sustituir el agua por un relajante té de hierbas e infusiones de origen controlado.
La hidratación durante el embarazo es un requisito fundamental para fomentar la lactancia materna y preparar el cuerpo para la producción de leche.
Es importante recordar que el agua representa una gran parte de la leche, por eso durante el embarazo siempre se recomienda beber entre 2,5 litros y 3 litros al día. Especialmente si esperamos el bebé para verano o para después de verano.
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