Ya estoy de vuelta, después de unos días navideños muyyyy agradables. Y es que las fiestas se han pasado volando este año, al menos a mí se me han pasado demasiado rápido.
Nuestra nochebuena la pasamos en Córdoba, con los abuelos, paseando por el centro, montando a las niñas en el tren de la navidad, viendo las luces y disfrutando de las últimas sorpresitas del calendario de adviento. Nuestra última sorpresita fue muy especial porque nos fuimos a hacer un picnic a la Ciudad de los niños, un parque con atracciones infantiles que hay en Córdoba y en el que los peques se lo pasan pipa. Así que nos llevamos unos bocatas y disfrutamos un montón en familia.
Después, pasamos unos días en Talavera, con la familia de papá, y fue allí donde pasamos la Nochevieja. Además de ver a la familia paterna, aprovechamos para ver a unos amigos y conocer a su pequeña princesa recién llegada al mundo apenas hace un mes. Eso junto a una tarta de queso de tofu exquisita y la llegada de Papá Noel en casa de los abuelos, hicieron que se convirtieran en unos días muy especiales.
Luego volvimos para Córdoba para encontrarnos con los titos de Barcelona y los abuelos y así preparar los últimos detalles para la noche mágica. Vera este año lo ha vivido super ilusionada, preguntando todos los días por los reyes y haciéndonos preguntas bastante graciosas. La rabia… es que este año la Cabalgata de reyes magos en Córdoba se suspendió porque en principio se supone que el tiempo no era el más propicio, cosa que ninguno entendimos porque después de un chubasco pasajero quedó una tarde maravillosa en la que pudimos pasear junto a un montón de cordobeses, todos con la pena de habernos perdido la Cabalgata.
A la vuelta de un laaaaargo y agradable paseo, nos dimos en casa de los abuelos el amigo invisible y la verdad es que nos reímos un montón. Otorgamos el premio más original a un super casco de la Moritz llegado desde Barcelona. A mí una plancha del pelo (como me conoce mi amigo invisible) que justo se me habñia estropeado y una libreta preciosa. Y más tarde… los momentos más bonitos del día… preparar todo para recibir a los reyes.
Vera decidió que pondríamos agua, galletas y bombones para los reyes y camellos y así fue, con la gran suerte de que se lo comieron todo todo. Y qué deciros de la mañana de reyes… fue sencillamente ¡genial!. Mis elfitas en la cama sin abrir los ojos ni con la música de fondo y luego con los ojos de par en par al ver todos los regalitos que les habían dejado los reyes. Vera especialmente tuvo momentos muy buenos con frases como: “Este año he debido ser muy muy buena porque me han dejado muchas cositas” o “Mamá… voy a llevar esta trenza de Frozen para siempre”…
De los regalitos, ya os hablaré mañana en otor post, pero deciros que han sido todos estupendos y les han hecho una gran ilusión a las peques y para nosotros… es lo más importante. Vera dice que ha sido un día muy bonito y eso nos hace muy felices. Y con esto, decimos una vez más adios a la Navidad, quedándonos con muchos momentos para recordar, con sonrisas, con propósitos importantes para este 2016 que espero cumplir y con el deseo de ser capaz de hacer muy feliz a mi familia… a todas las personas que me quieren.
¿Y vosotros… como habeis pasado estos días?
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