Lo socialmente acordado en estos casos, es esperar a finalizar el tercer trimestre y que todo "vaya bien", para poder comunicar la maravillosa noticia, pero lo siento, me salto la norma social, no me puedo aguantar. ¡Soy muy dichosa!.
Puede que haya quien piense que colechando no se puede traer niños al mundo, pues ya os digo que si se puede, y sólo se requiere de ganas e imaginación.
Cuando mi esposo y yo decimos colechar, compramos una cuna en "sidecar", una grande, de 140x70, y la acoplamos a nuestra cama estilo italiano, no sin complicaciones, porque este modelito de cama tiene un borde que no permite que la cuna se adapte a la perfección. Pero la necesidad es la madre de todas las invenciones, y con ingenio solucionamos el asuntito.
Evidentemente el bebé durmió en la cuna menos de un mes, yo diría dos semanas y exagero, mi esposo quería dormir todas las noches junto al bebé, lo que era terrible, porque nadie descansaba en casa, y la idea del colecho, entre otras cosas, es que sea mas fácil y rápido atender al bebé, pues, ya sabéis que los papis no tienen el mismo instinto materno-animal que se nos despierta a las mujeres cuando parimos, y basta que el bebé cambie el ritmo de la respiración, para que estemos con los ojos abiertos y agudizando el oído, para inmediatamente girar la cabeza y ver que el bebé está perfectamente.
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Mi fiel amante esposo, y sobre todo, excelente padre, cumplía sus labores de despertarse y "pasarme al niño" para darle la teta, claro, muchas veces, después de un buen rato de meneos y ¡despiértate!, cuando no, tenia que levantarme y dar la vuelta a la cama, con la dificultad añadida de una episiotomía y desgarro grado 3, lo que acabó con mi paciencia, atenté contra sus buenas intenciones de padre, y eliminé de su cabecita paterna esa idea loca y románticona de que él dormiría en medio de ambos "para ayudar", la verdad es que el tampoco se quería separar ni un segundo de nuestro bebé. La idea era caballerosamente encantadora, pero inútil en la práctica y alejada de toda lógica. #CosasDePadresPrimerizos.
Así que pronto descubrí la preciosa sensación de quedarme dormida con mi hijo sobre mi pecho, con el susto de mi esposo de "se te va a caer el niño", "¿qué harás cuando pese más?", y ya no me acuerdo que tantas otras cosas, cuando sentía que me iba quedando dormida, giraba hacia el centro de la cama y ponía allí suavemente a mi bebé, sentía de este modo que lo cuidaba mejor, me daba seguridad, podía reaccionar fácil e inmediatamente cuando quisiera teta, lo que fue muy útil porque mi bebé que nació prematuro con 35 semanas, comía cada dos horas, contadas desde el inicio de la primera toma, y le encantaba quedarse dormido al pecho, y lo mejor de todo, mi esposo estaba encantado de tener a nuestro "mini yo" en medio de nosotros. Al principio como todos los padres primerizos nos daba miedo el colecho, por aquello de quedarnos dormidos y aplastarlo, pero pronto aprendimos que el instinto de protección hacia los hijos, lo tienen ambos padres y salvo que seas obeso, estés medicado, hayas ingerido alcohol o drogas, cosas que dudo que hagan unos padres conscientes, no pasa nada, el bebé estará calentito y seguro, aún cuando estés muy cansad@.
Y finalmente, una vez que nos convertíamos en unos campeones del colecho, terminaron los famosos 40 días, se reactivó la vida de pareja, poco a poco, y a mi velocidad, con mucho respeto por parte de mi maridín, con días de ganas, días de estoy cansada, hoy no se te ocurra, otros de ya no me quieres, y unos mas de te amo con locura, otros de "te tengo ganas" y al ritmo del ¿cómo hacemos?, pues se aprende a ser muy creativo, las risas están aseguradas, si te lo tomas con calma y filosofía, porque colechando se descubre que tan ingenioso se puede ser, que tan útil es la cuna en side car, que tan amplia es la otra habitación, que despertar a tu maridín a las 3 am, al son del "vente que ahora sí..." redescubres esos rincones de tu casa y de tu habitación que hacía tiempo que no explorabas, como suena la cama con ese nuevo colchón super caro que compramos en Corte Inglés, y los " shhhh que vas a despertar al bebé".Con mi primera maternidad he aprendido que cuando colechas puedes rescatar la picardía y la sazón de la etapa del noviazgo y los primeros años de matrimonio, en cuanto a creatividad se refiere, porque cuando creías que ya lo habías probado todo, tienes que reinventarte para que la vida sexual pueda prosperar y también, el colecho me ha permitido demostrar que "colechando también se hacen niños y seré nuevamente mamá.