Hoy vuelvo a la rutina. Ayer regresamos a casa después de mes y medio de veraneo (que no de vacaciones). Y la primera bofetada me la dio la Princesa nada más bajar del coche: “Mamá, aquí no huele a campo”. ¡Qué gran razón! Y el pájaro carpintero que nos ha dado los buenos días durante todo el verano ha sido sustituido por el claxon de un coche. Pero aún así, estoy dispuesta a vivir intensamente este otoño y disfrutar de cada uno de sus días (y eso que no es una estación que me apasione).
Siendo un verano muy divertido, sin grandes planes pero si con enormes momentos, muchos han sido los acontecimientos a mi alrededor que me han hecho darme cuenta de que la felicidad consiste precisamente en eso. En pequeños momentos que te hacen esbozar una sonrisa cuando los recuerdas.
Y con ese espíritu afronto la vuelta a la rutina. Con la intención de disfrutar cada uno de las pequeñas cosas y momentos que me hacen feliz. No todo es malo, piénsalo. Y si ves que nada te llena, cambia de vida porque solo se vive una vez y no podemos desaprovechar ni un solo segundo.
¡¡FELIZ LUNES!!
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