Creo que el masaje es uno de los momentos donde más desarrollamos el vínculo con nuestros hijos. Creo firmemente que, una vez el masaje infantil se instaura en nuestra vida, son nuestros hijos los que nos invitan a relajarnos pidiéndonos que les demos un masaje.
También creo que el masaje tiene un aura de responsabilidad exagerado. Me explico. Por mi experiencia acompañando familias, siento que en muchas ocasiones el padre o la madre no practican el masaje porque no tienen el “suficiente” tiempo para ello. Quizás porque visualizan que masaje infantil se asemeja al masaje adulto, donde buscamos un momento calmado, quizás unas velas, tener tiempo, ganas de desnudarnos, aceites…
Sin embargo pienso que el masaje infantil tiene mucho más de juego que ese momento. Que si logramos nuestro masaje ideal, genial. Menudo regalazo. Pero no por no encontrar ese momento a diario, debemos evitar tocarnos, mirarnos, jugar con el contacto, con el cuerpo y con las canciones.
Siempre que el niño quiera, y nosotros también, ¡bienvenido masaje! Dure lo que dure.
También me ocurre a menudo que al hablar de masaje infantil pensamos en bebés. Y es cierto que encontrar ese momento diario para masajear a nuestro bebé es maravilloso. Sin embargo, mi experiencia me dice que tener un espacio con mi hija mayor, a quien no le han gustado apenas de bebé los masajes, es mi mejor regalo.
Como Educadora de Masaje infantil por AEMI, tengo un especial cariño al trabajo que realizó Vimala, fundadora de la Asociación Internacional de Masaje Infantil. Ella desarrolló una técnica basada en el masaje sueco, el yoga, el masaje hindú y toques de relajación. La manera de transmitir el masaje de Vimala resuena mucho con mi manera de ver la vida, donde respetamos al niño, a nosotros mismos, y sobre todo nos nutrimos y compartimos juntos.
Masaje infantil a través del juego
Por eso, y gracias al tacto nutritivo y a la vida que llevamos tan rápida y con tantos quehaceres, creo que el masaje puede convertirse en algo que nos refuerce cuando lo vestimos de juego. El juego nos aporta conexión, contacto y mucha diversión. Es por ello que jugar con el masaje es una herramienta estupenda para reforzar el vínculo.
Porque los beneficios que nos regala el masaje tanto a padres, como a niños como a la sociedad en general, son mucho más positivos que cualquier otra actividad. Porque nutrirnos, conectar y disfrutar nos alimenta.
Y creo que si jugamos más, el mundo será un lugar mejor. Y si nos tocamos más, también. Y si sonreímos más, también. Y sobre todo, si nos aceptamos y nos queremos más, mucho mejor.
Sé que muchas veces nos entran dudas sobre qué tipos de juegos compartir en el cuerpo. También sé que a menudo somos nosotros los que nos limitamos y pensamos que no tenemos recursos. Y sé que puedes, que tienes mucho más de lo que crees y que a menudo sólo hace falta el que alguien te dé un tip para de ahí abrir tu creatividad y fluir con la infancia.
Hay muchísimos recursos online donde nutrirte. Aunque si lo que quieres es también descubrir este mundo de masaje infantil y juego conmigo, te invito a apuntarte al curso que imparto en la Escuela Bitácoras de masaje infantil a través del juego. Encontrarás muchísimos recursos y seguro que aquello que te hace falta para confiar en que tú puedes. Puedes verlo aquí.
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Sólo puedo decirte que la gente que ha hecho el curso está muy contenta. Y yo, si te apuntas, ¡más!
¡Feliz masaje y espero verte por aquí!
Aguamarina