Hay una frase muy bonita de François de Singly que dice los padres son el marco y los niños el lienzo.
Qué frase más certera y completa, se puede relacionar con tantas cosas que provocamos los padres en nuestros hijos, como por ejemplo cómo sostenemos y alimentamos su capacidad creativa.
Cada niño/a tiene dentro de sí un verdadero artista, un potencial creativo inigualable que solo puede dejar salir desde el juego.
Si esto lo sabemos, entonces como padres y madres démosles un buen marco para que puedan sacarlo fuera, hagamos lo posible por ayudarles a desarrollar esas fuerzas imaginativas y creativas, no las frenemos como muchos/as estamos haciendo.
El juego creativo sale de dentro
En el mundo de los adultos, trabajamos porque otras personas necesitan los objetos que fabricamos y los servicios que ofrecemos. Nuestro impulso para trabajar proviene de una demanda del exterior a la que damos respuesta con nuestro trabajo.
En el caso de los niños podemos considerar el juego como el equivalente a su trabajo, es la actividad más importante para ellos.
La necesidad de jugar para un niño/a es fisiológica, me atrevo a decir que se encuentra en los primeros escalones de la famosa pirámide de Maslow de necesidades primarias.
Por eso hay niños que a pesar de estar hambrientos prefieren jugar a sentarse a comer, o niños que se caen y se raspan la rodilla y aún con lágrimas rodándoles por las mejillas siguen jugando, o niños que viven rodeados de una situación de guerra y entre los escombros de las calles destrozadas de su ciudad, siguen jugando con entusiasmo.
A mí personalmente me pone los pelos de punta por la emoción ver a un niño/a inmerso por completo en su juego creativo. Es tan potente.
Y por eso podemos afirmar que el juego es el trabajo más importante de la primera infancia, pero con una considerable diferencia respecto a los adultos, el impulso para jugar viene desde dentro.
El juego es para ellos, no lo hacen para otra persona.
Entonces cuando le damos a un niño/a un juguete definido, acabado, concreto y le decimos ¡Toma, ve y juega con esto!, le estamos dando una orden externa, pero la fuente del juego tiene que salir de dentro del propio niño, ¡no de fuera!
Eso no es facilitar el juego creativo.
La metáfora del artista
Imagínate un artista que está trabajando en un cuadro.
Tiene una idea muy clara de lo que quiere crear y está dibujando ahora mismo algunos bocetos.
Un buen amigo se acerca y le observa trabajar durante un minuto, luego se marcha.
Al cabo de media hora el amigo aparece con una pintura al óleo con una escena muy parecida a la que el artista estaba creando.
-¡Mira lo que tengo para ti! Ya no tienes que trabajar más en tu cuadro, aquí lo tienes. – dice el buen amigo, esperando por supuesto, el agradecimiento del artista.
El artista coge la obra de su amigo, la mira, y sin decir ni una palabra, la tira al suelo.
Bueno, si el artista fuese algo más inseguro, igual se limitaría a bajar los hombros abatido, y después rompería sus bocetos, los tiraría a la basura y se preguntaría por qué se había dedicado a ser artista y no a otra cosa.
¿Visualizas la escena?
Ahora imagina que el artista es un niño/a al que le acaban de dar un teléfono de plástico de muchos colores y ruiditos, mientras estaba inmerso en jugar con un tronquito de madera como el auricular y un cordón de zapato como el cable. ¿Te das cuenta?
Debemos hacer el esfuerzo de respetar el juego creativo de los niños/as
Debemos ser conscientes que estamos convirtiendo a los niños/as en consumidores, en coleccionistas de juguetes, en vez de ayudarles a ser artistas.
Sus habitaciones y espacios de juego se están transformando en museos en lugar de en estudios de artistas.
Obviamente un niño más mayor puede ser en un momento dado un coleccionista porque sienta un interés especial por algún juguete (vehículos, animalitos, muñequitos…), pero los niños/as de educación infantil lo están siendo también y claramente son demasiado pequeños para ello.
Estamos frenando sin darnos cuenta su juego creativo e imaginativo.
Ayuda a tu hijo/a a que sea un artista del juego
Ya te he contado en varios artículos que el propósito del juego, no es tener a los niños entretenidos (puedes leer aquí), sino que se desarrollen, que ejerciten sus sentidos, que descubran el mundo y se puedan convertir en individuos versátiles, es decir, capaces de afrontar cualquier situación en su vida de forma creativa y libre.
¡El juego es para ellos un ensayo de vida!
¿Y qué podemos hacer los padres para alimentar ese juego creativo?
Además de respetar su juego, de no interrumpirlo cuando está inmerso en él, también proporcionarles juguetes verdaderos, juguetes que sin ser nada concreto, pueden serlo todo.
Afortunadamente cada vez más se apuesta por este tipo de juguetes abiertos, sin definir, de materiales naturales, que pueden consistir en algo tan sencillo como unos arcos de colores como el arcoíris Waldorf o en unas bolas de madera y unos cilindros como estos de Playable Art arcoiris, que las he visto únicamente en Family Tree Kids y que me parecen el ejemplo perfecto para hacer un mini-experimento.
Lo que dan de sí unas bolas y unos cilindros de madera…
Son tantas las opciones y posibilidades que permiten estas bolas de madera conectables que no sé por dónde empezar: obras de arte, formas geométricas, usos de juego simbólico, construcciones, juegos motrices,… hasta simplemente una experiencia sensorial relajante y agradable al manipular el material.
Y es que estoy comprobando cada vez más cómo los juguetes verdaderos de este tipo son los que realmente necesitan los niños/as.
Te voy a mostrar un ejemplo, el mismo material (bolas y cilindros PlayableArt de Family Tree Kids), diferentes edades, sin dar ninguna indicación, dejo el material a la vista y quien siente curiosidad y ganas lo coge y lo manipula durante unos minutos, yo observo, sin preguntar y esto es lo que resulta y lo que dicen:
5 años (chica):
¡Es como una estrella de colores! Así parece un bolso, ¡mira he hecho una mesa! ¡Ohh, mira qué collar más bonito! ¿Puedo jugar más?
12 años (chica):
Un masajeador para la espalda, que me duele de estar sentada tantas horas.
14 años (chica):
Un puente que acaba convirtiéndose en un campo de fútbol, mola chutar a la portería.
16 años (chico):
Dos esculturas pequeñas, ¿no está mal ¿no?…
35 años (chico):
Voy a buscar un vídeo en youtube para ver qué se puede hacer con esto. Y lo busca, y por supuesto lo encuentra…
34 años (chica):
¿Y si le ponemos una anilla y lo hacemos un juguete para bebés? Y una vocecilla por detrás que dice: ¡Yo! ¡Yo lo hago mami!
Que cada uno llegue a sus propias conclusiones, pero lo que pueden dar de sí unas bolas y unos cilindros de madera….
Si te interesa este material de juego, que como nos gusta en esta casa es ecológico, de madera, tintes al agua y de una calidad excepcional, lo puedes encontrar en Family Tree Kids, donde todo lo que tienen es muy interesante para facilitar el juego creativo e imaginativo de los niños/as, y no tan niños/as.
¿Qué harías tú con unas bolas de colores y unos cilindros?
Los niños aprenden mientras juegan. En el juego los niños aprenden a aprender – O. Fred Donaldson
Aguamarina