“Hablar de desarrollo emocional de niños y niñas es impensable sin hablar de desarrollo emocional de padres y madres, en primer término; en segundo término, pero no menos importante, de todo el mundo de relación y de cultura afectiva al que la criatura tiene acceso y del que recibe significados desde que nace”.
El desarrollo emocional o afectivo se refiere al proceso por el cual el niño construye su identidad, su autoestima, su seguridad y la confianza en sí mismo y en el mundo que lo rodea, a través de las interacciones que establece con sus pares significativos, ubicándose a sí mismo como una persona única y distinta. A través de este proceso el niño puede distinguir las emociones, identificarlas, manejarlas, expresarlas y controlarlas. Es un proceso complejo que involucra tanto los aspectos conscientes como los inconscientes.
Este psicólogo especialista en infancia de Málaga destaca que conocer qué es lo esperable en el desarrollo de un niño hasta los tres años es fundamental. Nos permite acompañarlo, observarlo, respetando el tiempo individual que cada uno necesita para crecer. Pero también permite adquirir criterios de alarma cuando el desarrollo queda obstaculizado. Es por ello muy importante conocer los hitos en el desarrollo emocional, qué aspectos son esperables y qué necesidades emocionales tienen un niño pequeño para estar en disposición de detectar cualquier dificultad o problema en este ámbito con el fin de poder intervenir de la forma más rápida y eficaz, dentro de un proceso de prevención y detección temprana.
¿Qué hay que evitar para tener una buena comunicación?
Ceder después de decir
Entrar en contradicción el padre y la madre.
No escucharlos.
Exigir la perfección y éxitos inmediatos, sin proporcionarles un tiempo de aprendizaje.
No cumplir las promesas y los castigos.
Amenazar y chantajear.
Utilizar etiquetas con adjetivos descalificativos.
Generalizar con expresiones como siempre y nunca.
Sacar los trapos sucios en vez de centrarse en la situación actual.
Si ya sabes lo que hay que evitar, entonces ¿Qué hay que hacer?
Dejar claras las reglas importantes y no enfrascarse en disputas que no valen la pena. Hay que abrigarse! Da igual que elija el jersey rojo o el verde.
A la hora de poner límites, hay que centrarse más en lo que el niño puede hacer que en la prohibición.
El juego del niño es importante para él, por lo que hay que darle indicaciones que le permitan terminar lo que está haciendo.
Tratarle y pedirle las cosas con respeto, tienen sentimientos igual que nosotros.
Evitar hacer comparaciones entre hermanos o conocidos.
Ayudarlo a tomar decisiones.
Predicar con el ejemplo, de forma que las palabras y los hechos tengan coherencia.
No criticar a la autoridad: pareja, profesores, abuelos, etc.
Construir sobre los aciertos del niño y no criticar sus debilidades, de forma que encuentre sentido al esfuerzo.
Dejar hacer al niño lo que esté en su mano.
Confiar en él.
Reconocer los propios errores y admitir otros puntos de vista.
Al comenzar el día tomarse el tiempo necesario para evitar las prisas.
Establecer rutinas diarias que permitan fomentar hábitos básicos: aseo, orden, respeto, responsabilidad, etc.
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