A pesar de que cada vez hay más evidencias científicas que afirman que el contacto de los bebés con, sobre todo, sus madres fomenta el desarrollo físico y emocional, todavía sigue existiendo la creencia generalizada de que prácticas como el colecho o el porteo, durante los primeros años de vida del bebé, genera unos niños dependientes y malcriados. Lo cierto, es que un bebé que ha establecido lazos afectivos sanos con su figura de apego y ha sentido cubierta su necesidad de seguridad en sus primeros años de vida, se convertirá, generalmente, en un niño más autónomo.
Sin embargo, hay veces que los padres, con esta intención de ser un buen progenitor, prolongan ciertos hábitos en el tiempo: como ayudar a su pequeño a comer, a beber, a vestirse o a mantener su habitación ordenada.
Procurando dar afecto y cariño a los niños y evitar su sufrimiento, están cometiendo el error de dificultar su adquisición de autonomía. Están creando un niño inseguro y dependiente.
Beneficios del desarrollo de la autonomía:
Por eso, hay que prestar atención a fomentar la autonomía desde la primera infancia. Dar pequeñas responsabilidades a los pequeños, les hará sentirse útiles, desarrollarán una autoestima sana, y crearemos futuros adultos autosuficientes, con hábitos sanos y con iniciativa y confianza para llevar a cabo sus proyectos. Los pequeños serán, poco a poco, responsables de sí mismos, libres para desenvolverse en diferentes contextos y situaciones, adaptarse a las normas de convivencia,
¿Qué hábitos de autonomía debemos potenciar en la primera infancia?
Hay ciertos etapas, llamados “periodos sensibles”, de los que quizás os hable en otro artículo, en los que los niños están “más receptivos” a determinados aprendizajes. Hoy, para no extenderme más, os daré algunos pequeños logros, que los pequeños, deberían adquirir en estos periodos de edad. Estos datos deben tomarse como datos orientativos. Siempre teniendo en cuenta que cada niño tiene un desarrollo evolutivo individual:
Entre los 2 y 4 años: Beber solo; comer solo utilizando la cuchara, y poco a poco, el tenedor; lavarse y secarse las manos; pedir ayuda cuando tiene la boca o la nariz sucia; usar la papelera; controlar esfínteres: en este orden: Saber cuando está sucio, pedir que le cambien, utilizar el orinal, subirse y bajarse el pantalón. Colaborar en mantener limpios los espacios que utiliza.
Entre los 3 y 6 años: Utilizar el cuchillo, el tenedor y la servilleta; limpiarse después de ir al baño; enjabonarse, enjuagarse y secarse; sonarse la nariz; cepillarse los dientes; taparse la boca al toser; dejar limpios los espacios de aseo, mantener limpios los espacios que se usan. Colaborar en algunas tareas domésticas como guardar la ropa sucia, poner y quitar la mesa o extender las sábanas.
5 Consejos Para enseñarles a ser autónomos:
Muéstrale las indicaciones para hacerlo, en un principio recuérdaselo y deja que lo hagan solos. Da indicaciones, pero no lo hagas por ellos.
Mantén la calma y sé paciente. Recuerda que está aprendiendo. Es normal que al principio haga algo mal o tarde en hacerlo. Reconoce siempre su esfuerzo. Elogia sus mejoras y sus logros.
Establece horarios y rutinas para determinadas tareas, como irse a la cama, lavarse las manos antes de comer, etc.
Puedes emplear cuentos o dibujos, para explicarle cómo y por qué los personajes hacen los hábitos que queremos inculcar.
Recuerda ir ampliando sus responsabilidades y sus hábitos, a medida que adquiere los anteriores.
Si tu niño ya está en edad de adquirir sus primeros pasos de autonomía, y comienzas a tener algunos problemas y no sabes el motivo… no te preocupes; en el próximo post hablaré del libro “Cinta aislante para padres“, de Vicki Hoefle, educadora profesional y coach parental. Concretamente trataré un pequeño apartado, en el que describe las cuatro falsas creencias que impiden educar a tu hijo de forma autónoma. ¡Espero que te sirvan de ayuda!
Desde hoy este libro formará parte de mi sección de Recursos de Interés, ya que ofrece muy buenas pautas para padres que desean educar a niños seguros de sí mísmos, responsables, cooperativos y afectuosos. ¿Cómo? Mediante un método de no intervención en el que los padres aprenden a “decir menos, actuar menos, microdirigir menos y dejar que los niños asuman un papel activo en su vida y en la vida de la familia”.
¡PARTICIPA!
¿Qué te ha parecido el post? ¿Te han resultado útiles los consejos? Agradeceré tu comentario en el post, aunque solo sea para saludar, presentarte y conocer un poco más de la personita que está leyendo ahora mismo este post. Sí, ¡tú! ¿qué tal estás? Cuéntame algo sobre ti. ¡Esta web es de todos y para todos! ¡creemos algo bonito todos juntos!. Por mi parte, me despido hasta la semana que viene, mañana es festivo :). Eso sí, seguiré al pie del cañón en las redes sociales durante todo el puente. Así que no te olvides de seguirme la pista ;).
Un fuerte abrazo,
Belén