La autoestima es un conjunto de sentimientos (como nos sentimos o como aceptamos nuestros sentimientos), pensamientos (lo que pensamos de nosotros mismos) y conductos. A menudo oímos decir que "autoestima" es amarte a ti mismo, decirte que eres la persona más maravillosa del mundo, pero esto no es ninguna herramienta útil para una persona que quiera mejorar su autoestima.
Lo que nos ayuda es aprender a sentirnos bien sin depender del exterior; el hecho de no tener que estar haciendo cosas constantemente para que los demás nos acepten, porque cuando esto ocurre, es que no tenemos una buena autoestima.
Construimos una buena autoestima en los niños
Desde muy pequeños que nuestras palabras y nuestras acciones van trabajando en la personalidad de nuestros niños y es por eso que debemos tener mucho cuidado de cómo actuamos y cómo hablamos ante ellos.
Si un niño es demasiado pequeño para tirarse solo por el tobogán no le diremos: "No, no puedes subir tú solo/a"; le diremos: "Todavía no puede subir solo/a por este tobogán porque es muy grande; puedes subir en este otro o puedes hacer esta otra actividad y, dentro de un tiempo, cuando seas un poco mayor, ya podrás subir en este tobogán. "
Evitar los comparaciones con otros niños
La voz popular ya lo dice bien claro "las comparaciones son odiosas" y realmente lo son. Siempre que hacemos una comparación la debemos hacer con ellos mismos, pero jamás con otros niños/as: "¡Este dibujo no te ha salido tan bien como el que hiciste ayer!"; o "Hoy no has hecho tan bien los deberes como ayer. ¿Qué te ha pasado?"
Valorar las cualidades de los pequeños: los buscadores de talentos
Los padres, madres y educadores debemos fijarnos en aquellas cosas que nuestros niños hacen bien y elogiarlos por eso. Cada vez que los elogiamos y les decimos: "¡Esto lo has hecho muy bien! Felicidades" le estamos dando dosis gigantes de confianza en él/ella mismo/a. Nos tenemos que convertir en unos buscadores de talentos de nuestros pequeños.
¡Importante!
- Demuestra a tu hijo/a que le amas; no des por sentado que ya lo sabe.
- Ponle límites en positivo. Esto es, que si pega a otro niño, por ejemplo, muéstrale el daño que ha hecho su acción y que no debería volver a hacer para no provocar de nuevo esa sensación en los otros; pero nunca hagas ningún comentario del tipo: "¡Que malo eres, mira qué le has hecho a Carlos!" o "si pegas no te querrá nadie!", etc ".