Sugerencias que recibimos cuando dejó de comer:
No darle importancia, dejarla estar y ofrecerle comida o dejarla comer lo que quiera. No funcionaba. Si no le pedías que comiera, ayunaba feliz de la vida. Había perdido el apetito, y las ganas.
Tratarla con flores de bach. Han ayudado mucho, aunque tardaron un poco en notarse los síntomas. Han bajado muchos de sus miedos que se habían intensificado (a los perros y a los bichos por ejemplo) y además la ha relajado frente al miedo que tenía con la comida. Vamos a seguir con ello. Pero no fue lo que inició el cambio, aunque sin duda ayudó.
Llevarla al psicólogo. No nos ayudó en este tema. La psicóloga infantil a la que fuimos estaba recomendada por conocidos, nos hizo un diagnóstico de como es Terremoto mayor y nos contó cómo creía ella que podíamos ayudar a la pequeña para que fuera siendo más autónoma y expresara sus emociones. Pero respecto de la comida no dió ideas. De hecho, su diagnóstico iba más por dejarla más independiente en vez de darle más apego, apoyarla. Y justo este año pasado la habíamos dejado más independiente y…empezó a mostrar más necesidad de atención. Así que no sacamos mucho beneficio de las sesiones.
Todo lo que no nos funcionó: distraerla, acompañarla en la masticada para que no acumule saliva, enseñarle vídeos infantiles del sistema digestivo para que entienda que uno no se atraganta porque sí, ofrecerle purés o sopas.
Obligarla a comer no era una opción, así que no sé si funciona o no porque creemos que no hay que obligar a un niño a comer.
Gracias al post también recibimos muchas ideas, en particular agradezco a Rosa, una lectora que compartió conmigo su experiencia y que me dio ideas e información que estamos aplicando. También agradezco a Paz por el precioso cuento que escribió para ayudar a mi hija a sentirse segura. Y a tantas otras personas que me escribieron preocupándose, ofreciéndome ideas. Y a Carolina, que me dejó en el post anterior un comentario con su experiencia personal que me alivia mucho. Gracias!
Resulta que pequeña terremoto está poco a poco volviendo a comer. La solución, o el punto de quiebre, llegó de la forma más inesperada! Una vez al año voy a una sesión de terapia energética, o Reiki. En la sesión pregunté a la persona que las realiza si se le ocurría algo para este problema que tenía terremoto mayor. Y me dijo, “yo la ayudo, tráela” Uno puede creer o no en las energías pero yo no dudé ni un instante en llevarla y quiero contaros cómo resulto la sesión.
Ella llegó sabiendo que iba a un lugar donde usaban energía mágica para perder relajarse. Ya sé, podría haberle explicado más realmente lo que era, pero a ella la magia le encanta, y era la forma que fuera más tranquila. Se sento conmigo en la camilla. El terapeuta le contó que la iba a ayudar a vencer su miedo a tragar. Al principio no sé relajó, pero después, aluciné. Casi se queda dormida! Ella en sitios desconocidos siempre me da la mano cuando tiene miedo. Bien, pues durante la sesión fue soltándola, y se relajó en la camilla un buen rato sin darme la mano. Su cara cambió. Fue impresionante. Salió de la consulta con dos piedras que consideró sus tesoros, y con ganas de irse al super a comprar comida. yo no podía creerlo. Era tarde pero por supuesto nos fuimos al super.
Compramos, nos fuimos a casa, y esa noche…se comió un nugget. Comió lo que pidió. Casi me caían las lágrimas de verla. Hicimos caso al terapeuta, y la felicitamos pero sin exagerar, y en ningún momento la forzamos o le insistimos en que comiera más de lo que quiso. Desde ese día ha tenido altos y bajos, pero hay algo que cambió radicalmente: dejó de hacer bola con la comida. Come poco, pero come. Come pollo, huevo duro, spaguetti, queso y galletas saladas; y se toma los zumos de fruta del tirón. Come galletas, magdalenas y chocolate. Es poco, pero a mi me parece muchísimo! Su energía ha cambiado, ha vuelto la niña de siempre, movida, energética, incansable.
Fuente:pixabay
Me gustaría verla comerse las cosas como la niña de la foto, pero aun no llegamos a ello. Aun no es la niña de antes que comía por los codos y todo el día. Pero tiene hambre, tiene ganas de comer. Despacio, a raciones pequeñas, cuando le apetece independiente de si es o no hora de comer. Su cabeza a veces la traiciona, y se pone el parche antes de la herida y cuando tiene el plato delante te avisa que no se lo va a comer todo. No cantamos victoria, porque hay días que vuelve a no querer comer y casi ayuna durante el día, pero creemos que vamos mejorando. Ella misma se alegra cuando un día se come el plato de pasta rápido y eso la motiva a estar tranquila y comer bien la siguiente comida.
¿Qué hemos aprendido con esta experiencia? (estamos aprendiendo más bien)
Que la calma es la mejor herramienta para superar las cosas. Enfadarse, obligar, coaccionar, no sirve. Nosotros hemos dejado muchos días, cuando ha empezado a comer de nuevo, que comiera madgalenas y chocolate. Y daba igual si después no quería el pollo. La idea es que recuperara las ganas de comer. El hambre, la energía. Después con los días hemos ido ofreciendo primero las cosas sanas, pero los primeros días…¡qué más da! Después de tantos días sin comer, lo que importaba era recuperar el hábito. Almenos, así lo pensamos nosotros.
Que no se puede mantener la calma todos los días. Como ya conté en el post anterior, yo me enfadé con ella el dia que llenó la boca de saliva con unas croquetas, cuando no le quedaba croqueta en la boca, y el dia que ví que a escondidas escupía la comida. Y su padre y su abuela algún día le han perdido la paciencia. Es una situación que desespera, agota, y no siempre se puede estar calmado. No hay que quedarse con el día que pierdes la paciencia, solo intentar mantener la calma la mayoría de los días, y si puedes todos, mejor aun. Creo que es importante que el niño sienta comprensión, porque la situación también lo supera a él (almenos a terremoto mayor) y ayuda mucho para que quiera vencer el miedo e intentar comer.
Un tip que me dieron después del post anterior era no alargar las horas de comidas. Y la verdad es que lo hemos ido implementando. Hay días que ella tarda una hora en comer, pero porque se distrae. Pero como no se agobia y va comiendo, la dejamos. Sus raciones son tan pequeñas que igual es para nosotros importante que se termine el plato. Pero si la vemos agobiada, plato fuera y ya merendará o cenará. Sin reñirla, sin decirle nada. Se le pregunta si quiere más y sino, pues nada. Eso nos ha aliviado mucho, porque sino sentarse a la mesa era un suplicio para todos, porque podíamos estar dos horas para 1/4 de plato.
Para mi, el mindfulness o cualquier tipo de relajación también ayuda. Terremoto mayor se sentía superada y nerviosa en muchas ocasiones. Ese día podíamos retirarle el plato, pero intentaba hacer con ella algún ejercicio de mindfulness o relajarla. Porque sino ya seguía con la misma predisposición a no comer para la siguiente comida. Rosa también me lo daba como tip en su experiencia. Gracias de nuevo!
Mejor no hablar del problema con otras personas delante de ella. Los niños saben cuando se habla de ellos, tienen un oído muy fino y se preocupan el doble cuando escuchan la preocupación que expresamos al hablar con terceros. Hay que sacar hierro al asunto, almenos exteriormente (sin olvidar que es importantísimo que coma, pero que ella no lo perciba) En general, intentar no darle demasiada importancia de forma evidente, porque eso la estresa más.
Y bueno, esto es lo lo que hemos aprendido por el momento. Una que se preocupa por intentar que las niñas coman sano cuando empiezan la alimentación complementaria y…una crece con intolerancia a muchos alimentos que le provocan rechazo a la comida. Y la mayor, que devoraba cualquier cosa de bebé, crece y empieza a reducir las comidas, empieza con problemas para comer esto o aquello…y llegamos a esta situación. ¿Habrá una fórmula mágica para que los niños crezcan comiendo variado? Probablemente no. De tooooodo lo que he leído podría decir que hay buenas prácticas que ayudan, como
Ofrecer alimentos sanos y variados desde pequeños
Comer todos juntos en la mesa
Que el menú sea el mismo para toda la familia
Que no coman con la tele
y un consejo que me dio mi pediatra: si no se le ofrecen dulces o patatas fritas hasta los 5 años, después no son un hábito.
El último punto a nosotros nos ha funcionado. La mayor come en cumpleaños, pero ni piensa en ellos en el día a día, y la pequeña no come tampoco. El primero lo cumplimos…y no ha funcionado del todo. Y los otros dos la verdad es que en casa no los cumplimos, nos vamos a tener que aplicar! Y lo de la tele, la verdad yo no lo encontraba tanto problema pero es verdad, cuando ven la tele no están realmente comiendo, no sé dan cuenta de qué comen ni nada! Eso vamos a cambiarlo aprovechando nuestro cruzada por la “reducción de pantallas”
¡Feliz semana!
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