Después de una semana de trabajo, estudios, actividades extraescolares, anhelamos y deseamos que llegue el fin de semana para salir a la calle, despejarnos y disfrutar del aire libre. Es entonces cuando buscamos las diferentes ofertas de ocio y elegimos aquellas que más nos apetece en ese momento: ir a la biblioteca, al cine, al parque, pasear por el campo, una barbacoa, visitar un zoo... ¡Las posibilidades son inmensas!
Pero ¿Qué pasa cuando decidimos quedarnos en casa?. Esos días fríos, lluviosos, que el tiempo no acompaña o que alguno de los peques está malillo y no conviene que salga a la calle. Algo habrá que hacer para que el tiempo en casa no parezca interminable.
Nosotros salimos mucho, hasta ahora siempre hemos intentado estar fuera de casa desde que empieza hasta que acaba el fin de semana. En gran parte provocado por el hecho de que gran parte de mi vida laboral haya transcurrido en un horario en el que disfrutar de las tardes y fines de semana libre era casi una utopía. eso me obligaba a aprovechar cada minuto libre y salir a donde fuera, hiciera el tiempo que hiciera, por no verme encerrada en casa tras pasar casi toda la semana encerrada en el trabajo.
Hace ya tiempo que mi vida no es así, soy más pobre pero tengo más tiempo libre, no hay mal que por bien no venga. Pero me cuesta desconectar de la idea de aprovechar cada pequeño minuto fuera de casa, máxime si hace un día que invita a ello.
Aún así, estamos aprendiendo a disfrutar también de los planes caseros por placer, o sea, quedarnos en casa porque sí, sin ningún motivo, porque nos apetece. Y hemos descubierto que también nos lo podemos pasar estupendamente, idear entretenimientos y hacer que el día se nos pase volando.
Hoy ha sido un día de esos. Ayer estuvimos todo el día por ahí en el parque, en los hinchables, montando en bicicleta, salimos por la mañana y volvimos casi anocheciendo, cansados pero con el sabor de boca de haber pasado un día estupendo. Así que nos apetecía pasar el día en casa y descansar.
Por eso hoy ha tocado idear planes para pasar un domingo casero con los niños, sin que ellos acaben haciendo el mono en los sofás por puro aburrimiento.
¿Qué podemos hacer con niños un día casero?
- Poner orden en los juguetes: se puede plantear como un juego, clasificarlos en cajas o cajones, seleccionar aquellos que ya no estén en condiciones para dejar los buenos, buscar piezas sueltas o aquellas que parecen perdidas... lo que se nos ocurra.
- Maratón de películas: escoger aquellas que más gustan a las películas y acompañarlas de unas palomitas.
- Siesta comunitaria: nada mejor que una buena siesta en familia, esa en la que todos duermen... ¿Quién dice que dormir no es un buen plan?
- Hacer repostería: magdalenas, galletas, un bizcocho, se puede preparar por la mañana para comerlo en la merienda, y los niños seguro que se se ofrecen a echar una mano, ¡les encanta!
- Juegos de mesa familiares: este año los Reyes Magos nos han traído varios juegos de mesa. Con un parchís, un Quien es quién o una baraja de cartas al diversión está asegurada.
- Repartir las tareas caseras: engorrosas pero obligatorias, pueden ser una tarea muy entretenida si involucramos a los peques. Ayudar a hacer las camas, darles un plumero o un pañito, dejarles pasar la aspiradora, probablemente tendremos que ir luego por detrás a rematar pero es una excelente manera de normalizar el hecho de tener que recoger y limpiar la casa y enseñarlos a que entre todos lo hacemos mejor y más rápido.
- Hacer manualidades: aquí la imaginación manda, podemos probar a hacer cosas útiles, decorativas, aquello que tenga un fin que motive a los peques. No hace falta tener un arenal de materiales, a veces con una caja de cartón, pegamento y colores tenemos más que suficiente para ingeniar cosas como un castillo medieval, un disfraz de robot, podemos decorar cajas y transformarlas en cajas de secretos o de ordenación, hacer adornos navideños, farolillos, banderines decorativos... Las posibilidades son infinitas y ayudamos a desarrollar la imaginación, la creatividad, la motricidad...
¿Cómo hemos disfrutado de nuestro domingo casero?
Está acabando el día y el resultado es que ha sido un día estupendo. No hemos hecho nada especial pero lo cotidiano se ha transformado en entretenido y agradable.
- Recoger y limpiar la casa: Yo me he puesto con la limpieza profunda mientras papá recogía los juguetes desperdigados por el salón y los repartía según correspondía en las habitaciones de los niños, con su inestimable ayuda, por supuesta.
- Hacer una comida especial: de esa por la que los niños se vuelven locos. Hace unos días inventé unos macarrones gigantes rellenos de boloñesa y, en vista de su éxito, hoy los he vuelto a hacer, con tranquilidad y mejorando la receta. Nos hemos chupado los dedos y no ha quedado ni una gota de salsa. Prometo receta. Además me dio tiempo a preparar algo de repostería para la merienda.
- Dormir la madre de todas las siestas: Los peques cayeron ipso facto después de comer, los dos arrebujados sobre mi pecho y yo encantada de la vida. Cuando me di cuenta la estampa era de lo más peculiar, dos niños, dos adultos y dos gatos en un sofá, cada cual más dormido.
- Merendar chocolate a la taza con bizcochos: mientras hacía la comida preparé unos bizcochitos de nata, así que cuando nos despertamos de la siesta preparé un rico chocolate a la taza totalmente casero -nada de preparados comerciales- que nos comimos la mar de a gusto viendo la película de Harry Potter. Iván lo dijo todo, "Mamá,cuánto me gusta merendar todos juntos en familia". Con esto tengo más que suficiente.
- Rellenar el libro viajero: esta semana nos ha tocado el libro viajero, en el que cada alumno debe escribir un poema e ilustrarlo con un dibujo. Nosotros nos hemos inventado un poema sobre los planetas e Iván ha dibujado su sistema solar.
Lo mejor, sin duda, además de la siesta, el no habernos quitado el pijama en todo el día, ¿habrá algo más cómodo y casero?. Las fotos, pues como véis, no son muy allá, es lo que tiene improvisar y tirar de cámara del móvil -la única que tengo-, pero plasman a la perfección la estupenda imperfección de esta familia.
Ahora, mientras yo escribo esta entrada con "Mamma Mía!" de fondo en la tele, toca baño y cena, con el regusto de haber pasado un domingo casero la mar de entretenido, y las ganas de repetir. Porque no solo se pasa bien saliendo de casa. Porque la felicidad también se encuentra en las pequeñas cosas.