Llevo un año y medio más los nueve meses de gestación sin separarme de él. Es muy diferente a mi hija, independiente, observador, terco como él solo y a la vez dulce, inquieto y risueño, ya si os menciono que es la cosa más bonita que he podido crear junto a mi marido...ya os podéis hacer una idea.
Entra en la guarde donde tuve a Noa también un año, y es de total confianza, sé que estará genial, pero eso no significa que no lo vaya a echar de menos. Sé que el martes solo va una hora, el simple hecho de dejarlo en manos de otras personas, hará que se me salten las lágrimas.
Siempre me he sentido afortunada por haber podido decidir aparcar mi trabajo para dedicar los primeros años a mis pequeños, he disfrutado, he pasado tiempo, siestas, risas, primeras veces de ellos y eso no tiene precio.
Ahora le toca a él descubrir el mundo que nos rodea, conocer nuevos amigos, hacer actividades que harán que desarrolle sus habilidades ....
El martes lo dejaré una hora, una hora en la que no dejaré de mirar la puerta de la guarde, jajaja, y al igual que con Noa, el resto del año iré a recogerlo a la primera hora de salida, a la 1.30, y estaré deseando verlo aparecer con su pequeña mochila por la puerta...solo espero que salga con la misma sonrisa con la que yo lo estaré esperando!!!