Al igual que los adultos, los niños también sienten estrés y ansiedad. Sin embargo, los recursos internos de los que disponen suelen ser menos elaborados por lo que es habitual que aparezcan diversos tics nerviosos, especialmente cuando hay exámenes o cuando la familia se va a mudar. En estos casos no es necesario preocuparse ya que se trata de momentos puntuales. Cuando pase el estímulo que provoca la ansiedad, también desaparecerá el tic. Pero, ¿Qué ocurre cuando no se le pasa? Hay que tener mucho cuidado con los tics nerviosos en niños. Te contamos cuando deberías preocuparte.
Prevención de la cronificación de los tics nerviosos en niños
Se prevé que entre un 10-15% de los niños de entre 6 y 10 años tienen tics nerviosos por lo que, en principio, es bastante común. Los padres pueden actuar de una determinada manera para evitar que este tic se vuelva crónico:
No castigues ni ridiculices esas conductas involuntarias.
Enseña a tu hijo cuáles son los recursos adecuados para enfrentarse a situaciones estresantes.
Dale más responsabilidades y sé positivo. Los tics también están vinculados a la inseguridad.
Puede que tu hijo sea simplemente tímido. No le fuerces a estar con otros niños porque los tics pueden intensificarse.
Cuidado con demasiadas actividades extraescolares.
¿Cuándo debo preocuparme por los tics nerviosos en niños?
Hay algunos casos en los que un tic nervioso puede estar relacionado con enfermedades como el síndrome de Tourette o el trastorno obsesivo compulsivo por lo que es importante acudir a un psicólogo especialista en determinados casos:
Si tu hijo tiene la costumbre de repetir las palabras que tu dices (ecolalia) o de soltar insultos de manera involuntaria (coprolalia) puede que sea necesario acudir a un psicólogo ya que estos comportamientos forman parte del denominado síndrome de Tourette.
Cuando un tic nervioso es persistente y dura más de 1 año siendo más intenso.
Cuando dicho tic nervioso imposibilita que el niño realice las tareas cotidianas (incluido el rendimiento escolar).
Si interfiere negativamente en sus relaciones sociales.
Los tics nerviosos en la infancia pueden llegar a ser muy dolorosos a nivel psicológico, especialmente en la infancia. En esta época es en la que se reafirma la identidad y cuando se tienen determinados tics muy visibles, el niño corre el riesgo de ser apartado del resto del grupo de iguales. Esto puede desembocar, a su vez, en un trastorno depresivo de la infancia. Por estos motivos es imprescindible que los padres estén pendientes de lo que le pueda ocurrir al niño. En muchos casos, los más pequeños somatizan el sufrimiento y en otros ni siquiera son conscientes de los tics nerviosos que tienen por lo que no se dan cuenta de las reacciones que provocan a su alrededor. Hay que detectar los posibles problemas que puedan llegar a surgir y, sobre todo, contactar con un especialista antes de que puedan surgir complicaciones derivadas del tic nervioso.
Autora: Alex Bayorti (colaboradora de nuestro Blog)