Volverse madres no es una tarea sencilla, y es que los niños, ¡no vienen con un instructivo!
Nuestras madres y amigas nos llenan de consejos y sugerencias pero cada madre y cada niño son diferentes. Así que, en mi experiencia, solo el paso del tiempo nos va haciendo entender que es lo que realmente funciona para nosotras y nuestro pequeño.
Hoy en día darse abasto entre hijos, marido, casa y trabajo se ha vuelto una misión casi imposible. Pero con una amplia dosis de buena voluntad, y algunos trucos que nos facilitan la vida, disfrutarás la maravilla de ver crecer a tu pequeño.
Quiero compartir contigo algunos de los trucos que fui adquiriendo en la crianza de mis hijos, que me funcionaron perfecto y, a veces, ¡hasta me salvaron la vida!
- Lactancia con gripe: para los pequeños es muy complicado comer si tienen la nariz congestionada o tapada. Un truco que puede ayudar a liberar la nariz es el de hacerlos estornudar antes de alimentarlos: hazle unas ligeras cosquillas sobre la nariz con una pluma, ¡el pequeño estornudará y la nariz quedará despejada por un poco!
- Una mordedera natural: cuando a los niños les empiezan a salir los dientes se ponen muy molestos. Muerden de todo en busca de alivio. En el mercado existen varios productos para remediar este problema, pero en una ocasión una señora me recomendó algo que me funcionó de manera excelente: dale a tu pequeño una zanahoria pelada bien fría, ¡no solo aliviará sus ansias sino que el sabor dulce le encantará!
- Tomar medicina amarga: entre los momentos más temidos está el de lidiar con un bebé enfermo. A mí me resultaba particularmente difícil que se tomara las medicinas, si se las daba solas las escupía, si las mezclaba con la leche no quería tomarse ni siquiera la leche. Así que terminé por comprar un pequeño biberón para las medicinas: esperaba a que mi hijo se quedara bien dormido, le quitaba suavemente el chupón y le ponía en la boca el biberón. Rápidamente succionaba el medicamento, le volvía a poner su chupón y, ¡voilà, se tomaba la medicina sin problemas!
- Bañar a un bebé: cuando los pequeños comienzan a sentarse solos, el momento del baño se vuelve muy divertido y lleno de juguetes. Para evitar que los juegos se vayan por todos lados y tu niño quiera perseguirlos por toda la bañera, un truco muy eficaz es el de usar una gran cesta de plástico, como las que se usan para lavar la ropa. ¡Niño y juguetes estarán bajo tu completo control!
- Cambiar un pañal de pie: antes o después sucede y ¡uff, tu vida se complica mucho! Tu pequeño aprende a caminar, descubre el mundo y considera una inútil pérdida de tiempo acostarse para que le cambies el pañal. Recuerdo que literalmente luchaba con mi hijo para cambiarle el pañal, hasta que un día decidí hacerlo de pie. Parece imposible pero con un poco de práctica te aseguro que te resultará sencillo. Estando de pie tu pequeño, quítale el pañal sucio. Pasa entre sus piernas el nuevo pañal y sostén sobre su pancita la parte delantera con una mano, al mismo tiempo acompaña la parte trasera del pañal con la otra mano y, pasando el brazo alrededor del niño, abre la etiqueta adhesiva del panal y pégala en la parte delantera. Haz lo mismo del otro lado y ya está, ¡si no puedes contra de ellos, úneteles!
- Combatir el calor: los pequeños sufren el calor del verano tanto como los adultos. Un truco práctico para bajar su temperatura corporal de manera natural es el de pasar sobre sus piernas y brazos descubiertos una esponjita mojada, de este modo la temperatura corporal descenderá naturalmente. Recuerdo un caluroso verano en el que, durante un viaje con mi pequeño de 6 meses, la esponja mojada ¡se volvió mi mejor aliada!
-Dormir con tos: para los niños es extremadamente difícil conciliar el sueño cuando tienen tos. Se sienten oprimidos y como si se fueran a ahogar. Un buen truco es recostarlos colocando un cojín más al habitual. Hay que posicionarlo debajo del niño de modo que quede en una posición inclinada. Esto impedirá que se atragante con la tos. Si además colocas un plato con un poco de cebolla picada a un lado de su cama el olor fuerte ayudará al niño a descongestionar la garganta y ¡ambos podrán dormir!
-Trabajar en la computadora: cuando mi hijo comenzó a crecer, se volvió difícil sentarme a trabajar en la computadora. El deseaba imitarme y ponía las manos por todos lados, ¿sabes cómo lo resolví? Le di un viejo mouse con el cual entretenerse, el resultado fue que él estaba convencido que estaba usando la computadora y yo, ¡pude trabajar!
- Evitar puertas cerradas: uno de los mayores miedos es que los niños puedan machucarse una mano con una puerta o, peor, quedarse encerrados en un cuarto. Para evitar que puedan cerrar puertas, un truco muy eficaz, fácil y económico es el de cortar un flotador de alberca en varios trozos y por el lateral e instalarlo en la parte alta de la puerta. ¡Por más que lo intente no podrá cerrar la puerta ni lastimarse!
- Un espanta-miedos: antes o después llegan los temidos miedos nocturnos. El niño que hasta ese momento había dormido perfectamente comienza a sentir miedo. Puede que se sienta atemorizado por los monstruos o simplemente le tema a la obscuridad. Un excelente truco es el de rellenar con una fragancia dulce un rociador, adornarlo con calcomanías de monstruos y tacharlos con un plumón rojo: ¡haz creado el perfecto “spray anti-monstruos”!
¿Qué te han parecido estos trucos? En algunos momentos fueron mis mejores aliados. Y tú, ¿qué trucos de mamá tienes? Compártelos conmigo y; ¡nos leemos en el próximo post!