Aunque aún este método no está muy extendido, lo cierto es que si nos paramos a pensar, seguro que recordamos a muchos recién nacidos que ante una situación de dolor, desorientación o sencillamente ante la más mínima molestia, sólo se han tranquilizado en brazos de la madre. Y si encima llenan sus pequeños estómagos, parece que la solución es perfecta.
Amamantar al bebé en lugar de proporcionarle una dosis extra de azúcar en la sangre, me parece un método tan eficaz e innovador como primitivo y maravilloso. ¡La naturaleza es tan sabia!
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