Lo innegable de la lactancia materna
La lactancia materna ha estado en el ojo del huracán durante muchos años, y lo ha hecho hasta tal punto, que aún a día de hoy se sigue dudando de ella en beneficio de la leche de fórmula para bebés. Excepto casos extremadamente raros e infrecuentes, absolutamente todas las mujeres están preparadas para dar el pecho a su hijo recién nacido; es lo que dicta la naturaleza, lo que asegura la supervivencia y el sustento necesario para que una nueva vida siga desarrollándose plenamente, ya fuera del vientre materno.Los mitos y creencias falsas que rodean a la lactancia materna consiguen que muchas mujeres se sientan indecisas ante la posibilidad de dar el pecho a sus bebés: amamantar duele, hay quienes no producen suficiente leche, la calidad de la leche puede no ser la adecuada para el bebé… Todas estas ideas, sumadas a la normal ignorancia que aporta la inexperiencia, provocan miedo y desconcierto ante la instauración de la lactancia natural.
Otros mitos apuntan que la lactancia es más fácil que dar el biberón o que el sacrificio por parte de la madre es menor, hechos que no dejan de ser meramente personales y que no hacen más que crear falsas expectativas en la mujer que decide dar el pecho a su hijo.
Si hay algo innegable de la lactancia materna es que puede ser tan distinta de una madre a otra como de un hijo al siguiente. Nadie puede aprobar un curso de lactancia materna sin antes haber amamantado; la teoría no hace más que confundirnos y alejarnos de la experimentación y aceptación de lo que es, tal y como es.
Habrá madres que perciban la lactancia como un proceso sumamente fácil y habrá otras que las pasen canutas hasta que consigan alcanzar lo que, tanto ella como su bebé, necesitan. Si una mujer cree que la lactancia materna es coser y cantar y descubre que no es lo que le han contado, se sentirá perdida, engañada, frustrada e incapaz. Por lo que aceptar que la lactancia materna es simplemente como es, será un buen paso hacia el éxito seguro.
Dudas sobre si dar o no el pecho
Nadie se ofende cuando se reconoce que la leche materna es la forma más saludable y natural para alimentar a un bebé recién nacido; sin embargo, también es vital que la lactancia sea un proceso venturoso por parte de la madre.Con esto quiero decir que dar el pecho debe contentar a ambas partes, no solo al hijo que mama. Hoy en día, el miedo a hacer mal las cosas y el pavor a los cambios físicos, entre otras cuestiones, mellan mucho la predisposición de la mamá a dar el pecho a su recién nacido.
Desprenderse de ciertos arquetipos es esencial para lanzarse a la aventura de amamantar; por lo que si una mujer duda constantemente o experimenta una fuerte sensación de rechazo a la lactancia materna, no debe culpabilizarse por alimentar a su hijo con leches adaptadas. Quizá vuelva a tener la oportunidad de intentarlo, si es que quiere, en alguna otra ocasión.
¿Acaso es mejor madre aquella que da el pecho a su hijo? No. Dar la teta no te convierte en mejor ni peor madre. Libérate de culpas y de autoengaños; solo así, serás capaz de decidir con la determinación y seguridad suficientes si deseas o no alimentar a tu pequeño con tu propia leche materna.
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