Si le preguntaran a un alpinista si subir a una montaña es para él un sacrificio yo creo que no lo calificaría como tal. Lo mismo si le preguntaran a un deportista de élite, a un astronauta, a un investigador...
Todo lo que hacemos en la vida, sea profesional o personal, requiere un cierto sacrificio. El esfuerzo forma parte de la vida diaria, luchar por lo que queremos y esforzarnos por conseguirlo. El premio en la meta llega cuando hemos trabajado para llegar. Sino, no lo conseguiríamos.
A menudo cuando se habla de la lactancia materna, se le atribuye el calificativo de sacrificio. Que si sacrificas tu vida personal, que si es un sacrificio levantarse cada hora por la noche, que si es un sacrificio estético, un sacrificio total, parecen aseverar algunas voces que yo he tenido que oír a lo largo de los muchos años en los que he dado el pecho a mis hijos. Y seguro que muchas otras madres también.
Vivimos en un mundo en el que parece que todo se ha de conseguir con facilidad, sin esfuerzo y continuamente nos engañan asegurando que eso es así. Yo creo que la lactancia materna no es un sacrificio. Es una opción de vida que supone una dedicación especial. Ser madre supone entregarse a otro, en mayor o menor medida dependiendo del momento de ese otro, nuestro hijo. Y eso se suele olvidar. Me fastidia sinceramente cuando quieren hacernos creer que esto de ser madre es entrar en la sala de partos, traer a un niño rollizo y espléndido al mundo para al cabo de unos días irnos a la peluquería para recuperar nuestro yo (ego) perdido. Todo llega y todo pasa. Ahora que llevo casi un año destetada de mi hija veo como he podido recuperar parte de esa vida. Y no me he muerto en el proceso. Estar unos meses sin maquillarte, sin hacerte la manicura o sin ir al gimnasio no debería ser considerado un sacrificio cuando la recompensa, el regalo que vemos en la meta es la salud de nuestros pequeños, su tranquilidad física y emocional y su nuestra satisfacción por haber hecho un buen trabajo.
Sé que muchas madres dejan el pecho por problemas que no pueden evitar pero muchas otras lo hacen aturdidas por mensajes contradictorios y falsos. Yo misma he tenido que luchar con esos mensajes, incluso la ley ha tenido que proteger a la lactancia materna en algunos casos.
En conclusión, que para mí no supuso un sacrificio, más bien una satisfacción.