Seguro que os pasa que ois llorar a vuestros bebés aunque estén profundamente dormidos... pues ese es mi problema, que no me puedo ni dar una ducha tranquila.
Doy de comer a Sara, echa sus gases, consigo que se duerma y salgo corriendo a darme una ducha que es lo que más me pide el cuerpo desde que soy madre. Pues nada más abrir el grifo empiezo a oir un llanto, cierro y escucho y nada, es mi imaginación. Vuelvo a abrir y otra vez estoy oyendo a mi niña llorar, pero ya sé que no es así, que tengo el llanto metido en la cabeza. Pero claro, con la forma de llorar que tiene que se emperra y se queda atascada sin respirar cómo sigo sin asegurarme... pues otra vez a cerrar el grifo: nada, no llora. Ahora me empiezo a emparanoiar: ¿Y si se ha puesto a llorar y le ha pasado algo? ¿Qué hago? ¿Salgo de la ducha toda enjabonada y me asomo? No, no seas tonta que está dormida... ¿Pero cómo puedo estar segura? Ocurren muchas cosas en un momento... ¿cómo puedo saber que a mí no me va a pasar?... Pues como no lo sé y ya estoy nerviosísima y no puedo más, cojo la toalla y medio chorreando voy a la habitación y ahí está mi angelito, respirando y profundamente dormida...
Al final lo que se suponía una ducha relajante es una agonía... Solución: ducharme en casa de mis padres y que mi madre tenga mientras a la niña que es como más tranquila estoy.
Si está mi marido en casa se queda él con la niña, pero como no consigue calmarla cuando llora mi ducha relajante se convierte en una ducha relámpago igualmente.
¿¿¿¿Estoy loca o también os pasa????