Un lunes más vengo con un nuevo tema de reflexión. Se me ha ocurrido hablar de ese sentimiento tan intenso entre los adolescentes que buscan a su media naranja, el amor.
Al hablar de ello, entre los jóvenes se hace necesario introducir el tema de la sexualidad. Un tema todavía tabú, del que nada se habla, se estigmatiza en gran parte de familias, eso no hace sino que el “pequeño” que comienza a bordear los límites de la pubertad se sienta perdido. Entre políticos aun hoy se están cuestionando si introducir estos asuntos en la educación o no.
Bueno, la cuestión es que independientemente de lo que hagan los políticos, lo que sí hay que hacer es desde que el niño deja de serlo empezar a tratar la idea de la sexualidad como un tema cotidiano, en confianza, dando la seguridad necesaria a nuestro hijo para acudir a nosotros en caso de duda, dilema y, en ocasiones, problemas ya provocados. Y esto es algo que puede ir sin problema alguno con nuestras ideas religiosas, información sexual es algo que todo adolescente debería de conocer a la perfección.
Y claro está, hacerlo desde todos los ángulos posibles, teniendo en cuenta que en el día de hoy la sexualidad se vive de muy diversas formas, no existe un manual para amar a un determinado grupo de personas y de un modo concreto.
Cierto es que el primer amor nunca se olvida, su ruptura hace creer que el mundo se desquebraja también. Como suele suceder en el primer amor el joven es cuando comienza a experimentar, no sólo en materia de contacto físico, sino también a aclarar las ideas, compartir, uno de repente es más bueno y amable, etc Por ello hay que dejar que el “pequeño de la casa” viva sin imponerle nada, porque de tener una postura autoritaria con él sólo logrará que viva un amor rebelde y, claro está, se intensificará.
Ese primer amor es capaz de cruzar océanos, naciones y planetas, de nada sirve la autoridad. A veces los adolescentes se van con alguien de otra edad, grupo social, modales, "tribu urbana", realigión,... para unos es algo positivo para el hijo, para otros no es más que un dilema tanto exotismo, la cuestión es que el adolescente lo elige él, sin presiones de ningún tipo. Por muy mala influencia que consideremos a la pareja de nuestro hijo, de nada servirá ir en contra de ello, porque en esos momentos, cuando el amor llama a la puerta del adolescente, los cinco sentidos sólo existen para quien encontró a su media naranja.
Sin embargo, si desde una edad adecuada los padres van introduciéndole las pautas de la vida, llegará un día en que contará con los padres como asesores de su situación. Algo muy bonito y gratificante para un padre, participar en la felicidad de su hijo.
Padres y madres de hoy, ¿es el amor hacia otra persona por parte de vuestros hijos algo quedebe preocupar? ¿Es un tema tan complejo del que hay que preocuparse o, por el contrario, nada importante? ¿Amor y sexualidad deben ir integradas en la educación?
Hasta el lunes. Un saludo a tod@s.
M.Ángel Sevilla. Sociólogo y Periodista.
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