1El primer tipo de expresiones que debemos evitar son las del tipo “como no hagas esto..”, “como sigas comportándote así...”. Ya sé que son cosas inevitables, yo misma las suelo emplear con mis sobrinos cuando están rebeldes, pero los expertos opinan que este tipo de amenazas son contraproducentes y no consiguen cambiar la conducta de los niños.
2 En ocasiones, cuando le transmitimos al pequeño un “lo puedes hacer mejor” creemos que estamos motivándole para superarse a si mismo. Sin embargo, a veces puede ocurrir que generemos una especie de frustración en el niño si no se ve capaz de hacerlo mejor. Por el contrario, no es bueno decir un “buen trabajo” a cada pequeña cosa que haga, pues así le restaremos importancia a esa frase que debe ser empleada para valorar el esfuerzo del pequeño. Ejemplo: se lo podemos decir cuando recoja sus juguetes, pero no por el dibujo número diez del día.
3 A veces es inevitable frases como “mira las notas de tu hermano” o “mira lo recogida que tiene la habitación tu hermano”. Está claro que nuestra intención al decir algo así es provocar la reacción del niño para que así recoja, haga los deberes... Sin embargo, lo que podemos conseguir es crear una fuerte rivalidad entre ellos que puede, incluso, provocar una mala relación
4 De la misma manera, etiquetar a un niño con un “eres tan..” o “eres muy..”, sea positivo o negativo, puede llegar a cambiar su verdadera personalidad.
5 Hay momentos en los que las rabietas y malas conductas provocan situaciones de estrés que nos llevan a reaccionar con un “eres un niño malo”, “esto es insoportable”, “me estás volviendo loca” o “cada día te portas peor”, y no nos damos cuenta de que los niños pueden creer que es un pensamiento real y permanente, que es lo que opinamos de ellos y, por tanto, afectar directamente sobre su personalidad, pues pueden llegar a asumir que realmente son así.
6 Por otro lado, hay veces que empleamos frases que, sin darnos cuenta, desmoralizan al pequeño porque les hace sentirse avergonzados. Nos referimos a cosas tipo “pareces un bebé”, “no te da vergüenza comportarte así” o “pero mira que eres torpe”.
7 Por último, es muy habitual que refiramos a la figura del padre en muchos contextos que pueden resultar contraproducentes. Por ejemplo, si decimos “es que eres igual que tu padre” transmitimos una especie de 'rechazo' en el niño a llegar a parecerse a él. Por su parte, un “verás cuando llegue tu padre” te resta autoridad y, además, convertirá al padre en el 'ogro' de la casa.
¿Qué opináis? ¿Os resultan familiares este tipo de frases?
Fuentes: Terra, Colegio Sagrada Familia, Sinalefa y BioBioChile. Fotografías de Hoy Bolivia, Tus Trucos y Prodavinci