La maternidad es un deseo que se concreta en el momento de la gestación. Para las madres primerizas puede tener diversas reacciones. Independientemente de la edad en la cual nos toque portar un ser en nuestro cuerpo nos transporta desde la manía, o alegría extrema, hasta el miedo o depresión. Todos los estados nos producen diversos efectos y predisposiciones frente a esa pequeña personita que no sabe de nosotras, aún.
Es complejo el hecho de cómo la sociedad influye en la maternidad. Desde niñas crecimos “jugando a ser madres” sin saber que implicancias y qué importancia podría tener en nuestras vidas.
A medida que vamos creciendo la maternidad es como una deuda con nuestros padres, madres y demás. Se va convirtiendo en una postergación rutinaria: primero, porque no tenemos una pareja estable y no es el momento, luego estudiamos y no deseamos suspender nuestro deseo deconcretar una carrera o profesiónpor un bebé, después porque tenemos pareja pero no tenemos dinero entonces eso se convierte en un obstáculo para concretarlo, por último “no hay espacio suficiente”… Es decir, nunca es el "momento" para ser mamá. En estos tiempos de pos-H1N1 vivimos a un ritmo que no nos permite la introspección. No le damos lugar a nuestros deseos pero sí a lo que esperan los demás de nosotras.
Desde la tele, las revistas, series, películas nos muestran mujeres sexies, perfectas que aún después de tener un bebé están con medidas 90-60-90. No se prioriza el vínculo y lo espiritual que implica el lazo primario con una personita que es parte nuestra. No, lo que se promociona es cómo no tener panza y tener pechos espectaculares al segundo día del parto.
Ya es una etapa importante poder disfrutar cada etapa, cada momento con un vínculo pre-natal que abre un canal de comunicación que permite que la mamá se prepare de una forma especial para el recibimiento.
Una vez nacido, es otra historia luego del sanatorio.El bebé que no sabe hablar y solo llora (como forma primaria de expresión), contra la presión social de que “hay que amamantar”, no amamantar, que leche maternizada o leche prestada, es necesario sostener un vínculo afectivo . Toda esa preparación mental que durante nueve meses parece desmoronarse despues de varias noches de dormir poco y comenzar a entendernos mutuamente.
Lo importante es aprender a SOSTENER al bebé. No solo sostenerlo en brazos de una forma segura sino contenerlo ante un mundo nuevo con el que tiene que lidiar.
Un bebito qu estuvo en un lugar de contención, calentito, lejos de los malos estímulos (aún el hambre o el frío) precisa de una mamá que esté dispuesta a comprender esta situacióny adaptarse a las necesidades de nuestro bebito/a.
Considerar que los primeros meses sonlos que permiten estructurar la psiquis de nuestros niñitos es como pensar en la estructura de un edificio. Si no tiene sólidos loscimientos el resto es inestable.
En los últimos tiempos se está observando en la clínica un exacerbado monto de violencia, intolerancia y falta de paciencia por distintos motivos; pero los niños proyectan y lo manifiestan a través de varios síntomas y hasta enfermedades reiteradas.
Pensar que desde niñas portamos de forma inconciente el deseo de ser madres (aún aquellas que lo niegan), cuando lo logramos y estamos lidiando con la depresión pos-parto y nuestro nuevo cuerpo que no es como el de las modelos de la tele (que al día siguiente al parto están con una cintura de 59 cm), nuestro adorado niño llora por gases, por frío o calor, por hambre, porque desea comunicarse… se vuelva cada vez más demandante, nuestros nervios comienzan a enraizarse y nos convierte (por momentos) en alguien crispada, mal dormida, y al borde de un ataque de nervios. Ni que hablar si no podemos dormir durante toda la noche y a las pocas horas reintegrarnos a nuestros trabajos!!.
Es en este momento cuando un stop conciente puede llevarnos a repensar en que el bebito tampoco comprende lo que enfrenta dentro de su cuerpo, fuera y los estímulos externos.
Qué sucede con nosotras si, aún más, somos madres primerizas?. Se conjugan varios sentimientos y una presión mediática que enfatiza la imagen, la "importancia de un cuerpo ideal" sin contemplar lo emocional y la incidencia de nuestra presencia y actuación en la evolución de nuestro hijo.
Recuerden que un photoshop no permite que un niño sea feliz sino que debemos aprender a crear un mundo contenedor y creativo para la crianza y para nuestra familia.