Una de las cosas que más me pedís en este blog es que os hable de las meriendas de mis hijos. ¡Por algo se llama La Merienda a las 5! Así que este blog te voy a poner un poco al tanto de cómo nos organizamos en casa, darte un par de trucos y enseñarte a hacer una bolsa portabocatas de lo más apañada y sin que tengas que dar una puntada.
Para empezar, hace años que me planté, y decidí no complicarme la vida. Es decir, el 90% de los días meriendan bocadillo de toda la vida. Bocata de pan pan, relleno o bien de embutido que voy alternando o bien de chocolate o crema de chocolate (Nocilla, Nutella…).
Cuando salen tarde del entrenamiento incluso les he llevado bocata grande de filete de pechuga de pollo con tomate que les chifla, y les sirve casi de cena, aunque se ve que van creciendo porque últimamente se toman el bocata y al llegar a casa a la hora de cenar, vuelven a pedir comer algo.
Nada de dejarles elegir, y yo volverme loca porque cada uno quiere una merienda distinta, pero luego ve la del otro y quiere cambiar…de eso ya aprendí hace años. Así que soy yo la que elige, les aviso por la mañana y así van ya los tres concienciados de lo que les espera a la salida de clase.
Por otro lado, siempre incluimos una pieza de fruta junto al bocata. ¿Sus favoritas? En invierno el plátano y la manzana, en verano es más fácil porque prácticamente les gustan todas (paraguayas, ciruelas claudias, albaricoques…) Busco fruta que se pueda o pelar muy fácilmente en el camino, o fruta que se pueda comer con piel.
En casa trato de tener el frutero siempre lleno y a mano, porque ya saben que tienen vía libre para comer toda la que quieran si tienen más hambre. Además, en verano compramos sandía y melón y lo cortamos ya en trozos desde el primer momento y lo guardamos en un tupper en la nevera. Al estar ya troceado es más práctico para picar.
Así que durante todo el año el pack básico es bocata + fruta.
Para las meriendas de los sábados y domingos si que me gusta prepararles algo especial. Cosas que hago en casa, bizcochos, galletas, palmeritas o croissants, que podemos tanto comerlos en casa tranquilamente sentados con un vaso de leche, como tomarlos allá donde vayamos junto con un yogur líquido.
Este tipo de meriendas obviamente les encanta, pero me gusta mantener ese toque especial y que sea sólo para días festivos.
Volviendo a nuestras meriendas de entre semana, es imprescindible llevar una botella de agua, porque siempre, siempre, siempre, salen con mucha sed, y aunque beban en la fuente del patio nada más salir, durante el camino a casa, basta que no lleves agua para que parezca que están atravesando el desierto.
A finales de curso pasado nos pasamos definitivamente a las botellas de acero y nos hemos acostumbrado fácilmente. Se rellenan con agua fresquita y ¡listo! Hasta yo, que no bebo nada de agua, me he acostumbrado a llevar una pequeñita en el bolso y así me obligo a beber.
¿Sabes cual es nuestro truco para que las meriendas no se conviertan en un quebradero de cabezo de tener que estar perdiendo el poco tiempo que tenemos preparándola? ¡Congelarla!
Nosotros un par de día a la semana compramos extra de pan y preparamos bocadillos a mansalva: de jamón y queso, de chorizo, salchichón, pavo… y los congelamos. Envueltos individualmente y metidos en bolsas (esto último no es imprescindible). Ahora con el calor en menos de dos horas están descongelados, en invierno tardan un poco más y si se los quieres dar como almuerzo para el recreo de por la mañana, sácalo nada más levantarte. Para la merienda, no hay problema si los sacas en el desayuno. E
Sólo una cosa, en los de jamón y queso, mete el queso entre dos lonchas de jamón de modo que no esté en contacto con el pan. Descongela mucho mejor y queda fantástico. Y tranquilas, el pan no queda chicloso.
Para terminar, una cosa fundamental para llevar la merienda es, sin duda, una bolsita mona porta meriendas, y te voy a enseñar a hacer en menos de 20 minutos, con una camisa vieja y sin necesidad de coser, una muy muy apañada.
Sólo necesitas: una camisa vieja, fliselina, tijeras y una plancha. Sí, lo sé, la camisa está super arrugada (tal cual la he recogido del tendedero).
1.- Con la camisa abrochada dóblala por la mitad.
2.- La idea es aprovechar la zona de los botones como cierre así que hay que cortar a cada lado de la abotonadura. Elige el ancho que le quieras dar a tu bolsa (recuerda que si va a ir un sándwich necesitas que sea ancha, nosotros es para un bocata normal de barra de pan).
3.- Corta con la camisa abotonada, desde el costado hacia la abotonadura y ve unos 7-8cm más allá de la misma, y a los lados calcula 2cm de más del resultado que quieres obtener puesto que eso lo ocupará el dobladillo.
4.- Una vez que tengas la pieza cortada extiéndela sobre la tabla de planchar, con la cara delantera mirando hacia arriba.
5.- Usando la fliselina pon una tira alargada a cada lado pero sin llegar a los extremos y dobla sobre sí misma la pieza de modo que quede del revés como un calcetín, es decir, la fliselina queda entre las dos piezas de tela. La idea es que se derrita y se queden pegadas.
6.- Una vez cosida la pieza desabrocha, porque vamos a trabajar con la parte superior de la bolsa (la que corresponde a los ojales y a los botones). Dale la vuelta y ponla del derecho de nuevo (como si se tratara de un calcetín).
7.- Pega con fliselina los dobladillos que quedan por encima del los botones para que quede más mono. 8.- Ahora toca unir las dos piezas (el bolsillo con los botones, y la pieza superior con los ojales). Así que ponlas enfrentadas cara con cara, coloca otro buen trozo de fliselina entre medias y plancha.
9.- Al ponerlo todo del derecho te quedará así, como con una junta bastante pronunciada.
10.- Pon otra ira de fliselina para que quede pegada a la tela y plancha.
11.- ¡¡Y ya está lista vuestra bolsita!!
Los bocatas nosotros los envolvemos en film transparente porque salen congelados y así no se mancha la bolsa. Si el bocata es reciente puede envolverlo en un par de sevilletas de papel y listo. Las bolsas se lavan perfectamente en la lavadora. Y si por un casual se despegan, las planchas un poco y perfectas de nuevo.
Estas bolsas las puedes usar para muchas cosas, no solo para la merienda, como neceseres, estuche, para las zapatillas de la piscina, o más grandes para zapatos o ropa interior.
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Besos,