Aunque algunas mujeres no pueden o desean hacerlo por razones x, es innegable que cada vez hay más estudios que evidencian estos efectos positivos. Tanto en el bebé, como en la salud y el bienestar emocional de la madre.
Hoy he leído un nuevo estudio que refleja que hay relación entre la obesidad que un niño o un adulto puede desarrollar en su vida, con el tipo de alimentación y más concretamente, el tipo de leche que tomó de bebé.
El caso es que el estudio realizaba un control sobre el nivel de vida y de educación de las personas tratadas pero lo que llamó la atención a los responsables del experimento fue ver que había dos factores asociados únicamente a los que habían sido alimentados por leche materna:
El primero, el índice de masa corporal, que se situaba en la media o moderado con respecto a los que habían tenido otra alimentación, y el segundo, el índice de colesterol, conocido como ‘bueno'.
¿Os sugieren algo estos datos? ¿Podrían hacer cambiar vuestros hábitos?